Que todo el mundo sepa
Enrique Pintado
Escribo esta nota con el propósito de dar mi versión de los hechos sucedidos el pasado sábado 21 de agosto. La intención es que esta instancia permita responder, en la medida que esté a nuestro alcance, las inquietudes que puedan haber surgido, guiados por las mismas máximas que siempre han orientado nuestro accionar: la ética y la transparencia.
Relataré una vez más como me fueron informados los hechos sucedidos antes de que arribase al lugar. El sábado un desconocido intentó sustraer sin éxito objetos de mi despacho en el Ministerio. Con algunos elementos en una bolsa de nylon, una persona fue descubierta in situ por el agente de guardia que realizaba el servicio 222 quien inmediatamente le dio la voz de alto. Como el individuo no acató la orden y emprendió la huída, el policía disparó un tiro a baja altura, percatándose en ese momento que al intruso se le rompió la bolsa cayendo al piso los pocos objetos que llevaba consigo al momento de ser descubierto. Luego de perseguirlo un trecho por la escalera, al ver la ventaja que le llevaba, el guardia retornó al lugar de los hechos. Inmediatamente se comunicó con portería, ubicada en Planta Baja, para que impidieran su salida, dieran aviso al funcionario policial que cumplía el servicio 222 en el otro edificio del Ministerio y comunicaran del hecho al 911.
Cumpliendo con los procedimientos correspondientes el agente dio parte a la seccional y a sus superiores, se comunicó con las autoridades del Ministerio, y quedó custodiando los bienes recuperados. Una hora después de los hechos me hice presente en el lugar al que ya habían arribado las autoridades policiales, corroborando que no faltaba ningún objeto y que los papeles existentes en el despacho no habían sido tocados. Los policías que se hicieron presentes realizaron en el lugar todas las actuaciones que consideraron pertinentes para la investigación con total libertad.
El mismo sábado y al día siguiente varios medios de prensa se comunicaron conmigo para preguntarme sobre lo sucedido a quienes referí exactamente lo mismo que digo ahora.
Fue un intento fallido de hurto de una persona que no logró llevarse absolutamente nada. No revolvió documentación sino que fue a la caja fuerte, con llave apropiada, de donde tomó lo único que había: un scanner de tarjetas personales, algunas hojas sueltas, un par de cajas de lapiceras vacías y una alcancía con monedas de $10.
Tan simple y transparente que algunos pocos deliberadamente no lo quisieron creer. Para mi sorpresa el domingo de noche y el lunes de mañana, sin nunca haberse comunicado conmigo, un medio televisivo y tres radios dan la “noticia” diciendo que el ladrón había robado una importante suma de dinero. Eso es absolutamente falso.
En la bolsa no había billetes ni nada extraño y no los podía haber por el simple hecho que no los hubo nunca ni en la caja fuerte ni en mi despacho, ya que allí no se manejan los fondos del Ministerio. No nombro a esos medios porque estoy esperando que me llamen para decirme que cumplieron con la regla de oro del periodismo y confirmaron con al menos 3 fuentes la supuesta información. De lo contrario es de esperar que se retracten públicamente. No por mi, que no necesito disculpas, sino por la credibilidad de la gente en los medios masivos de comunicación.
Otros han cuestionado mi actitud frente a los hechos, principalmente el no haber realizado denuncia policial en ese momento. Se ha llegado a señalar que podría estar incurriendo en la omisión de denunciar un delito de mi conocimiento previsto en el artículo 177 del Código Penal. En tal sentido, quiero trasmitir cuales fueron los razonamientos y motivos que guiaron mi reacción ante estos hechos.
En primer lugar, la primer y muy eficiente intervención fue del funcionario policial que cumplía el servicio 222 en el Ministerio, quien dio cuenta al 911 y a la Seccional correspondiente, haciéndose presentes en el lugar gran cantidad de efectivos y mandos policiales. Estos, como corresponde, tuvieron completo acceso al despacho y a todos los espacios adyacentes que consideraron necesario, realizando las tareas que entendieron del caso. Incluso las más altas jerarquías policiales también se comunicaron con nosotros en forma telefónica.
En segundo lugar, ante el hecho del frustrado intento de hurto se nos preguntó si deseábamos hacer alguna denuncia a lo que respondimos negativamente. En el acierto o en el error entendimos que no era el momento oportuno y que tampoco estaba claro que se hubiese configurado delito.
En tercer lugar, había otros elementos que considerábamos de urgente atención frente a los hechos ocurridos tales como disponer una información de urgencia, primera etapa del proceso de investigación administrativa, y reforzar las medidas de seguridad del Ministerio, especialmente en mi despacho, todo lo que fue dispuesto el mismo sábado y realizado el lunes, primer día hábil siguiente al episodio. Todo ello en atención a lo que era nuestra mayor preocupación: una persona tenía las llaves del despacho y de la caja fuerte allí existente a pesar de estar en nuestro poder todas las que nos correspondían. Este hecho lo consideramos de máxima gravedad por lo cual priorizamos la realización de un urgente investigación, aún cuando allí no hubiesen valores y que las copias de las llaves de la caja fuerte estaban en el propio despacho quedando al alcance de cualquiera que ingresara al despacho y tuviera tiempo de realizar una rápida revisión, cuota de ingenuidad que reconozco.
Por último, siendo conscientes de la gravedad de los hechos, pretendimos relativizar los mismos para poder proceder internamente con el mayor sigilo y celeridad posibles, en un marco de tranquilidad que permitiera llevar las actuaciones de la mejor manera para el rápido esclarecimiento de los hechos colaborando con la policía y la justicia con mejores elementos. No somos dueños de la verdad y admitimos que dicha estrategia pueda no compartirse.
Con el correr de los días tuvimos la convicción de que las actuaciones que se estaban llevando a cabo por vía administrativa difícilmente arrojasen en breve lapso los resultados deseados como para facilitar la actuación judicial y policial. Por tal razón y frente a la persistencia de dudas sobre nuestro proceder, presente en algunos medios periodísticos, ciudadanos y actores políticos, que cuestionaban el que no se hubiese realizado la denuncia, cambiamos de opinión. Observando que se estaba generando un manto de duda sobre las motivaciones que determinaron nuestro accionar, poniendo en tela de juicio mi condición ética y moral, concreté la realización de la denuncia en la noche del martes 24 de agosto solicitando a las autoridades policiales que pongan de inmediato en conocimiento de la Justicia los hechos ocurridos, a efectos que sea este Poder del Estado quien determine si ocurrió o no delito. Y que en tal caso diligencie las medidas que entienda pertinentes en procura de la identificación de los responsables.
Si demorar 72 hs en hacer la denuncia es considerado un error lo asumo sin reparos. Pero la verdad, por más simple que parezca, seguirá siendo siempre la verdad.
Mi preocupación mayor es y seguirá siendo impedir que nuestro país se convierta en un estado de inquisición permanente, donde todos estemos a priori bajo sospecha. Este estado de desconfianza permanente debilita el orden democrático e institucional del país y corroe la base de valores de confiabilidad comunes que nos identifican como sociedad. Por ello me preocupa sobremanera que la interpretación de mis acciones frente a estos hechos en alguna medida pueda estar aportando en sentido contrario a la convivencia social fraterna y solidaria que pretendemos consolidar. Si así fuera, aún en forma involuntaria, siento la obligación política, ética y moral de pedir disculpas a toda la población, con la convicción de haber actuado en todo momento a conciencia y con plena tranquilidad de espíritu.
Tengan la convicción, que como hasta ahora, seguiré luchando por una sociedad justa donde la palabra valga e impere la solidaridad y la confianza en todos los ámbitos y rincones del país. Pase lo que pase, no cejaré en mi esfuerzo de contribuir en la consolidación de una sociedad donde la ética, la transparencia y el honor de las personas tengan un sitial de privilegio.
Con esta declaración daremos por cerrado nuestros comentarios sobre este episodio hasta tanto tengamos resultados de las actuaciones reservadas que se están realizando tanto en la órbita administrativa como judicial. Como corresponde toda investigación realizada contará con nuestra mayor disposición para colaborar en todo lo que sea necesario.
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias