El incomodo Pepe Mujica
Esteban Valenti
28.08.2024
Hay momentos que no los indica el calendario, pero que hay acordarse de ciertas personas. Pepe Mujica está enfermo pero sigue opinando, le dio un reportaje al New York Times y presentó a la periodista Blanca Rodríguez como candidata al senado como independiente en la lista 609 del Frente Amplio. Todo en medio de su debilidad, de su lenta, muy lenta recuperación. La nota en el diario norteamericano rebotó en varios diarios del mundo, entre otros en Clarín.
Cumplió 89 años y con la vida que tuvo, tiene una gran suerte, que no surgió de ninguna previsión mágica, la peleó paso a paso, trompada a trompada, palabra a palabra, tiro a tiro. Todo lo que él fue no es necesario contarlo, es el personaje público más conocido por los uruguayos y sin duda es el uruguayo más conocido en el mundo. Eso también podría considerarse una suerte, y aquí volvemos al fondo de la situación: se lo ganó, por su trayectoria, por ser un Presidente de la República que nadie esperaba, por gobernar desde su rancho de tres habitaciones y sin dejar de subirse a su tractor. Pero no fue por marketing, sino porque dijo y dice cosas insólitas, incomodas, diferentes. Y ha creado un enorme auditorio y generado un peregrinaje a su chacra. De uruguayos y de extranjeros.
Es una excepción en la política actual y sus alrededores. Tiene una vida política muy particular, donde es imposible encontrarle dogmas y aún hablando muchas veces como un paisano, es un lector infatigable, que estudia temas muy diversos y está siempre aprendiendo y sabe mucho de historia nacional.
Tiene a su lado una compañera sin la cual es imposible imaginarlo, Lucia. La conoce desde la época de la guerrilla, no tienen nada común en su origen social, pero los dos forjaron un hogar, una amistad, un respeto que es admirable. La solidaridad entre ambos es parte del mito y la realidad.
Es imposible encontrarlo en esos lugares comunes de la política e incluso de la vida. No es un político de raza, es un intelectual, paisano, laburante desde chico, blanco de origen, guerrillero, preso político, frenteamplista que fue ayudando a construir una unidad más amplia, más profunda y más popular. En la crisis del 2002 y 2003 los uruguayos no salimos a gritar "que se vayan todos" por la contribución importante de Pepe a otra visión de la política.
Junto a Lucia y un grupo de nuevos compañeros se dieron y se dan el lujo de que el MPP, la 609 sea el principal grupo del Frente Amplio desde hace varias elecciones. El único que mantuvo esa condición por tanto tiempo y en situaciones tan diferentes, desde el gobierno y la oposición. No fue solo por el Pepe, no seamos troncos, fue por la política, por entender lo que había que cambiar y no solo por los nuevos tiempos. Es el grupo de izquierda que más ha cambiado, que asumió con fuerza el espíritu, la esencia del frenteamplismo, de la unidad de la izquierda. Es posible que lo demuestre más con los hechos que con el discurso y el relato, pero es un buen momento para reconocerlo. El Frente es realmente Amplio por un aporte fundamental de la 609. Y esa es una estrategia y no un acierto de una persona.
Con Pepe no se puede estar siempre de acuerdo, yo no lo estuve y discrepamos y discutimos públicamente, pero esas diferencias se generan por la cantidad de ideas, de interpretaciones sobre la política, sobre el país y la realidad internacional que el aporta. Es su esfuerzo por relacionar la política con la vida, con las relaciones humanas y las sensibilidades un rasgo difícil de encontrar.
La gente lo reconoce, de todos los niveles y sobre todo los más alejados de la política, la gente de pueblo, los jóvenes. Muchos veteranos de la política nos cuesta sintonizarnos con esa visión. Lo nuestro es la racionalidad y sobre todo es la continuidad de un pensamiento político tradicional y funcional a la lucha por el poder. Los seres humanos somos un engranaje importante, pero muchas veces no somos el centro del razonamiento y de los sentimientos sobre la política. La política en demasiadas oportunidades se enrosca en la propia política, se hace dura y árida.
Esa visión diferente del Pepe no se construye con adjetivos, de los muchos que manejamos en la izquierda, sino con ideas, muchas veces complejas, que relacionan el valor de lo cotidiano, de la suma que construye nuestras vidas, con los grandes objetivos políticos.
Pepe es además uno solo, cuando habla públicamente, cuando se comparte una mesa o un reportaje. Desde el llano y desde el poder es siempre el mismo.
Es un desmentido terminante a los que resuelven todo con una afirmación simplista y falsa, el poder no embrutece, no deforma obligatoriamente a todos. Es una enorme tentación y una mas grande oportunidad de servir a la comunidad, la mayor creación social de los seres humanos.
Declaró y practica esta visión sobre un tema clave "La democracia no es perfecta, porque nos está vedado a los seres humanos hacer cosas perfectas: es por ahora lo mejor que hemos podido hacer. Tiene deudas por todas partes, fallas por todas partes, pero no son tanto de la democracia y de las instituciones; son nuestras, son fallas humanas".
Una de las transformaciones más hondas en su pensamiento y su acción y más difíciles de asimilar es cuando definió la política como "el arte de transformar al enemigo en adversario y al adversario en convivible". Vaya si nos cuesta mucho asimilar este concepto en esta campaña electoral.
Estamos tan rodeados de pantanos políticos en la región y también en nuestro terruño que cuesta mucho mirarlos desde la convivencia y desde las obligatorias tareas comunes. No se trata de táctica, ni de estrategia sino de una visión humana de la política, que tantas veces se ha perdido a lo largo de la historia y que debemos asumir que vivimos siempre al borde de ella, muy cerca de negarla. Es una visión con raíces filosóficas muy hondas.
Su opinión de que los seres humanos somos capaces de generar una cantidad interminable, permanente, absoluta de necesidades, parece un debate de hace varios siglos, sobre todo porque es difícil personalmente y no intelectualmente, adaptarse a un límite, imponerse un cambio cultural tan radical, que afectaría el motor del crecimiento, del avance en la historia, la demanda.
La pregunta sobre las frugalidades que propone Mujica es ¿si alguna vez fue posible o será posible en algún momento o nos será impuesta por el límite obligatorio de los bienes existentes en la tierra?
Su análisis antropológico sobre algunos pueblos, sobre todo de África, tiene la contradicción con las bases más potentes de la mayoría de las sociedades, desde que salimos de las cavernas y sobre todo como rasgo de la modernidad o de la postmodernidad y de nuestras sociedades líquidas. Y globales y tecnológicas actuales.
Es una de las carencias más notorias de la elaboración teórica de los fundadores de la izquierda, sobre todo de Marx, que ni siquiera con sus cambios y actualizaciones a lo largo de su obra y la de Engels logró resolver, es que la espiritualidad estaba demasiado encerrada en las leyes económicas. El ser humano no solo se comporta de acuerdo a esas estructuras económicas y sociales de su época.
La fraternidad o la mezquindad y muchos otros rasgos no surgen solamente de su condición de clase, tiene componentes subjetivos, amores y odios surgidos de cada individuo.
El consumo como el motor inexorable del crecimiento económico, tiene muchos detractores teóricos y pocos que lo han incorporado a sus propias vidas, sobre todo en este tiempo donde las nuevas tecnologías, ahora con un salto en su calidad: la Inteligencia Artificial están asaltando el trabajo, la cultura, la diversión, la convivencia de la inmensa mayoría de los humanos.
El problema es que del otro lado de esa necesidad "imprescindible" de consumir hay un límite que no es cultural, no es de conciencia, es la realidad, esta esfera diminuta donde habitamos el universo no es capaz de mantener como hasta ahora el crecimiento exponencial de la explotación de sus recursos que son la base de la satisfacción de nuestra avidez de los más diversos bienes.
Si no nos animamos a preguntarnos y a imponernos nosotros mismos nuestros propios límites, la realidad ya nos está rugiendo y mostrando sus duras reacciones. No podemos seguir pensando que solo con nuestro ingenio, con nuestras ciencias y tecnologías podremos mantener e incrementar este ritmo de consumo indefinidamente. Mujica lo analiza desde su experiencia individual y esa es la parte más dolorosa, cuando las grandes tendencias globales llegan a nuestras vidas, no como nuevas ofertas sino como limitaciones serias y cambios culturales profundos. Y como uno de los factores de las mayores injusticias sociales.
¿Si realmente las sociedades, los individuos, las grandes corporaciones y las naciones deben renunciar al crecimiento permanente de la demanda, al soporte de nuestra avidez y egoísmo, cual será el motor de nuestra civilización?
Y no se trata de una pregunta moral o genérica, se trata de una realidad cada día más angustiante y personal y familiar. No es justo reconocer en Mujica su estilo, su capacidad de comunicación con los sectores más amplios, es necesario analizar el fondo de su pensamiento.
Por eso Pepe Mujica es tan incómodo, porque además lo asocia a la felicidad de vivir.
Esteban Valenti.
Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es) y de Other News (www.other-news.info/noticias).