¿Por qué me meto?
Esteban Valenti
18.07.2019
Es una pregunta que me formulo muchas veces en estos tiempos: ¿por qué me meto a opinar sobre urticantes temas políticos? ¿Por qué no me lavo olímpicamente las manos y dejo que cada uno se rompa la cabeza como más le guste, en especial los que siguen llamándose de izquierda?
Me ahorraría una gran cantidad de dolores de cabeza, de ferocidades y estupideces en las redes de gente cuyo mayor aporte a la política es desnudar su nivel de pigmeos que nunca hicieron otra cosa que ser fanáticos y genuflexos. Me evitaría cantidad de consejos de gente mesurada y medida que siempre está pronta a cuidar tranquilidades y aguas calmas.
Me ahorraría tener que seguir, leer, escuchar, estudiar y comparar diversos momentos políticos, oratorias y circunstancias del pasado y del presente.
Nadie, ni los fanáticos, podrán decir que lo hago por algún interés material, por algún cargo provenga de donde provenga. No será un gran mérito, es posible que en estos tiempos de disputas a dentelladas deba ser un signo de retraso mental, pero yo insisto y opino.
Incluso podría hacer algo mucho más conveniente, hacer comentarios insípidos, que no molesten a nadie, que me pongan en buenas condiciones ante cualquier alternativa, cambios o continuidades. Es tan fácil, lo hacen unos cuantos y siguen tan campantes y prestigiosos.
Pero yo soy aparentemente cabezón, enojoso, empecinado y me sigo metiendo. Y por ello mismo hoy me hice la pregunta nuevamente y voy a intentar darme a mí mismo una respuesta. Una cosa les puedo asegurar, no es nada cómodo opinar lo que uno realmente piensa, sobre todo cuando se opina del poder, de los que están en el poder y todavía más cuando se hizo algún esfuerzo, pequeñito o grande para que estén en el poder.
No es cómodo cuando algunos quieren recordarte lo que fuiste antes, lo que hacías antes y lo que te querían antes cuando estabas al pie del cañón, en las más diversas circunstancias. Y te aconsejan o te atacan. Muchos de ellos con la mejor buena voluntad y otros que hace décadas que la miran pasar sin mover un dedo, pero viven de recuerdos. Aclaro: yo también tengo recuerdos y es precisamente por eso, porque tengo recuerdos, de los muy buenos, de los buenos y de los muy malos que me meto y me voy a seguir metiendo.
Recuerdo cuando luchábamos por la revolución, por un mundo más justo, más decente, más libre y más fraterno y estábamos dispuestos a dar todo.
Recuerdo, cuando éramos críticos feroces de un sistema que todo lo mercantilizaba, las relaciones de producción, las relaciones humanas, las relaciones políticas y culturales. Y hasta la democracia y la libertad.
Recuerdo perfectamente cuando éramos capaces de justificar todo u ocultar cosas terribles por esa causa impostergable de la revolución. Y no quiero volver hacerlo. Jamás, porque le hicimos un daño irreparable a la revolución.
Han pasado tantos años, para mí 58 años y, sobre todo han pasado tantas cosas, que es increíble que me tenga que explicar porque me meto en la política actual, como si no hubiera hecho nada, más que observar o me hubiera acurrucado un minuto bajo el calorcito de los cargos, de las prebendas y de la comodidad. Hay una coincidencia no casual, hace 58 años que milito en la política y que trabajo, que me gano la vida trabajando. Y también es por eso es que me meto.
Porque tengo la obligación de meterme, porque me siento responsable de muchas cosas, buenas (como el primer gobierno del FA) o algunos gobiernos departamentales de Montevideo y también estoy obligado a sentirme responsable ante mis conciudadanos de las traiciones, las inmoralidades, las irresponsabilidades, la ferocidad por el poder y los errores que cometimos y seguimos cometiendo.
El mundo nunca se dividió entre ganar o perder elecciones a cualquier costo y con cualquier justificación.
Me meto y me voy a seguir metiendo, mal que le pese a quien le pese, porque no soporto ver 58 años de mi vida, sí de mi única y simple vida, despilfarrada por gente que invoca a la izquierda, y corrompe y se deja corromper, hace la plancha estando en los más altos cargos de gobierno, hace la vista gorda durante años ante la paralización de la búsqueda de la verdad y la justicia y homologa tribunales militares del deshonor. Me meto porque no soporto la burocratización hasta la vergüenza para afrontar temas vitales como la educación, las políticas sociales, la seguridad de la gente. Porque no soporto que todo lo quieran arreglar a pico y pico y plata y plata. Esa no es la izquierda a la que yo me integré y a la que le dediqué 58 años de mi vida. No será importante para otros, pero lo reitero, es la única vida que tengo.
Y permitan una sonrisa ante los que me dicen que no debo enojarme, que debo tomarlo con calma y sobre todo que tengo que jugarme todo al mal menor, que en definitiva es lo que marcará nuestro destino. ¿Eso es la izquierda?
Es cierto, no vivimos una crisis como la de nuestros vecinos. ¿Y? ¿Ese era nuestro sueño, mi aspiración?
Es cierto, la corrupción en Uruguay no puede compararse con la de Venezuela, Brasil, Argentina y otras. ¿Y? ¿Esa era nuestra bandera?
Y ante esas cosas, comprobadas, juzgadas y recontrademostradas, ¿tengo que esbozar una sonrisa angelical y dejarlas pasar o sumarme a la columna de los cómplices, de los que saben, conocen, repudian, pero se callan y duermen tranquilos y felices?
Soy una reliquia, sigo pensando y tratando de actuar como hace muchos años, cuando estábamos equivocados en tantas cosas, pero no en esta complicidad con el poder y esta confusión con lo que es de izquierda y lo que es igual, casi idéntico a los otros partidos que tanto criticamos. Para hacer eso hay que olvidarse del pueblo, de la gente humilde y trabajadora de carne y hueso y no la que figura en las estadísticas.
Si amigos, compañeros, señores, enemigos y adversarios, me voy a seguir metiendo, ahora y después del 1 de marzo del 2020. Y no sé hacerlo de forma angelical, no me lo enseñaron.
La bronca es también una potente fuerza de la política, y con algunos ajustes, esta marcha de 1970 tiene mucho que ver:
https://www.youtube.com/watch?v=0Ks2njukxXs
Esteban Valenti.
Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es) y de Other News (www.other-news.info/noticias).