Falta de agua suficiente y limpia sigue afectando a millones de latinoamericanos. Juan Trímboli

25.11.2025

 

Naciones Unidas ha reconocido el Derecho Humano al Agua, como el derecho de toda persona a disponer de agua suficiente, salubre, aceptable, accesible y asequible para el uso personal y doméstico.

Esta definición requiere el cumplimiento de tres condiciones fundamentales: accesibilidad, disponibilidad y calidad. A nivel global, el tema forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Programa Conjunto de Monitoreo del Abastecimiento del Agua, el Saneamiento y la Higiene de la Organización Mundial de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, tiene la responsabilidad del seguimiento global en esta materia.

Con el objetivo de conocer los avances de este derecho fundamental en América Latina y El Caribe, la Fundación Ciudadana por un Consumo Responsable (FCCR) ha analizado los últimos datos publicado por el citado Programa Conjunto, identificando algunos hallazgos relevantes que merece la pena compartir.

En primer lugar, conviene recordar que la accesibilidad física significa que se debe poder acceder a un suministro de agua suficiente, salubre y aceptable en cada hogar o en sus cercanías inmediatas y el servicio "gestionado de manera segura" se refiere a que el agua para consumo provenga de una fuente de agua mejorada ubicada en la vivienda o lote, disponible en el momento en que se necesita y libre de contaminación fecal y por químicos prioritarios.

Según datos del Programa Conjunto OMS/UNICEF, entre 16 países de la región, los cinco territorios con la proporción más baja de agua gestionada de manera segura son México (42,97%), República Dominicana (45,33%), Guatemala (48,79%), Perú (49,43%), Surinam (55,85%) y en el otro extremo están los países con mayor accesibilidad segura: Costa Rica (80,5%), Brasil (88,62%), Guadalupe (96,65%), Chile (97,82%) y Martinica (98,98%).

Cada país tiene una proporción de hogares que solo pueden acceder al agua en forma precaria, lo que implica que deban utilizar más de 30 minutos para conseguir agua, o solo tienen agua de un pozo excavado no protegido o de un manantial no protegido o el agua procede directamente de un río, presa, lago, estanque, arroyo, canal o canal de riego. En el año 2024, Haití, Jamaica y El Salvador fueron los países que reportan una mayor proporción de población que sufre de acceso no seguro al agua, con el 26,7%, 12,4% y 8,4%, respectivamente.

Con relación a la disponibilidad del agua, ésta exige que su abastecimiento sea continuo y suficiente para los usos personales y domésticos. Al respecto, el requisito de que el agua debe estar disponible cuando se necesite, significa que la persona tenga suficiente agua en la última semana o disponible por lo menos 12 horas al día.

De acuerdo con los datos del Programa Conjunto OMS/UNICEF, en el 2024, el ranking sobre la disponibilidad de agua a nivel nacional es liderado por Uruguay, Brasil y Chile, tal como se puede visualizar en este gráfico.

En la medida que las personas gocen de un suministro de agua continuo y suficiente, dispondrán del vital líquido para su consumo, la preparación de alimentos y bebidas, limpieza de utensilios domésticos, lavado de ropa, aseo e higiene personal, limpieza del hogar, evacuación de excretas, entre otras actividades necesarias en la casa, contribuyendo a mejorar sus condiciones de vida.

El acceso a agua limpia es una pieza clave para contribuir a la salud y bienestar de la población. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de agua contaminada puede conducir a la transmisión de diversas enfermedades como el cólera, la disentería, la hepatitis A, la fiebre tifoidea y la poliomielitis, con especial afectación a la niñez.

La OMS calcula que cerca de un millón de personas fallecen cada año a causa de enfermedades diarreicas contraídas como resultado de la insalubridad del agua, de un saneamiento insuficiente o de una mala higiene de las manos. Sin embargo, en la mayor parte de los casos estas enfermedades se pueden prevenir.

La FCCR ha revisado los datos sobre suministro de agua libre de contaminación a nivel nacional, los que han sido estimados y publicados por el Programa Conjunto OMS/UNICEF. Según esa fuente de información, así se encuentra el suministro de agua libre de contaminación en la región: México (43%), República Dominicana (45,3%), Perú (52,4%), Surinam (55,8%), Guatemala (57,3%), Paraguay (64,4%), Honduras (65,5%), Guyana (67,2%), Ecuador (69,9%), Colombia (82,4%), Trinidad y Tobago (86,3%), Brasil (88,6%), Costa Rica (94,4%), Guadalupe (96,7%), Chile (97,8%) y Martinica (99%).

Como se ve, más de la mitad de los países tienen un suministro de agua contaminada en proporciones que van entre el 30% y el 57%. Cuando los hogares reciben agua limpia, no solo se genera un impacto en la salud de la gente, sino que también ayuda a disminuir el gasto sanitario nacional, pues las personas se enferman menos y se reducen los gastos médicos, además de contribuir a reducir la pobreza y mejorar la productividad en los países.

La anterior estadística plantea un panorama muy retador, pues en la región hay más de 163 millones de personas sin servicios de agua gestionados de forma segura y más de 145 millones consumen agua contaminada.

Es preocupante que a cinco años del plazo establecido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), muchos países no estén avanzando lo necesario en materia de acceso a agua suficiente y de calidad. Ante ello, es deseable que los sectores sociales y comunitarios organizados continúen ejerciendo presión a los gobiernos nacionales, la comunidad internacional e incluso al sector privado, a fin de que aceleren el cumplimiento de compromisos vinculados con el Derecho Humano al Agua.

Para más datos y análisis sobre el tema, consulte este documento de la FCCR

https://bit.ly/EconomiaYsociedad-Octubre2025 

 

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2025-11-25T20:07:00

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