La elite

Federico Filippo

18.02.2013

Tengo una bronca tremenda, no lo puedo evitar aunque me cuesta identificar el origen de tanto malestar.

Me estoy mudando con mi familia a vivir a Bogotá. Estamos en el medio de todos los preparativos de la mudanza. A estas cosas uno nunca se acostumbra, con este traslado ya serían 7 países en los cuales he vivido. Las prioridades en todo nuevo destino es saber seleccionar bien la zona donde vamos a vivir y atado a esto la calidad de la educación de nuestros hijos. Nos han alertado que el tráfico en Bogotá es tremendo y que los mejores colegios están prácticamente en las afueras de la ciudad, que a veces los niños están una hora en el trasporte que los lleva a sus centros de enseñanza. Primera desazón. Quisiéramos que el traslado para ellos sea lo más corto posible. Pero esta no es la principal razón de mi bronca.

Estamos todos un poco estresados, es entendible, un cambio así importante no se realiza todos los días y exige concentración y dedicación. Pre-seleccionamos una lista de los que son considerados los mejores centros de enseñanza para Luca (5) y para Allegra (2). Nos recomendaron que las inscripciones hay que hacerlas con tiempo debido a la gran demanda que tienen de nuevos alumnos. Entramos a las respectivas páginas web para estudiar el procedimiento. Todas exigen completar un “Formulario de Admisión”. De los 4 seleccionados 3 exigen completar este formulario que ronda las 6 a 7 páginas. Con Paula nos aprestamos a completar la información que por lo extenso nos llamó desde el principio la atención.

Fue cuando fui a completar el primer formulario que mi malestar comenzó a hacerse sentir. Los otros formularios tenían todos el mismo estilo. Me puse tan furioso que decliné llenarlos por considerar el procedimiento absurdo y en cierta medida discriminatorio. El formulario es un interminable interrogatorio sobre nuestros hijos, un resumen bastante completo del curriculum vitae de ambos padres (dónde estudiamos, títulos a los cuales accedimos, trayectoria laboral, intereses, cargo actual y organización, fecha de inicio en el empleador actual, referencias personales, etc.), preguntas destinadas a identificar el estilo de paternidad que ejercemos, otras para adelantar los intereses y las capacidades “destacadas” que le vemos a nuestro hijo de 5 años.

Tal fue la bronca que sentí que comencé a responder con el peor sarcasmo que conseguí. Les dije en el formulario que mi hijo es el más lindo y el más inteligente de todo el mundo, tan solo comparable con sus hermanos. Pero que esto solo lo pensamos la madre y yo. Y que el padre de su amigo opinaba lo mismo de sus hijos y que siendo así tendrán que descubrirlo Ustedes cuán inteligente es. En el formulario les agradecí que me pudieran apoyar para sacar lo mejor de mi hijo. También les conté que sobre sus intereses hay días que se levanta pensando que será un gran futbolista de la selección uruguaya de fútbol, se pone la camiseta número 7 de Edson Cavani y ensaya contra las paredes (los deportes le interesan), pero al otro día se entusiasma con hacer un experimento que vio en la televisión en “Sid el niño científico” (las ciencias le interesan), para colmo de males el otro día se levantó y sintió un deseo irrefrenable de agarrar una hoja y dibujar el planeta tierra rodeado de cohetes (no sabría decirles si le interesa el arte o la astronomía, sepan disculparme). Pero también adora los autitos (¿la mecánica será?), me ayuda a cocinar (chef quizás), lo he visto incluso jugar con una aspiradora rosada de juguete (podría interesarle ser amo de casa). Me disculpé señalando que lamentaba que le interesaran tantas cosas o que sus padres no logran ver el árbol en medio del bosque de árboles que el intenta plantar. No les quise contar que le interesa mucho la lectura y escribir, tanto así que aprendió solito a leer cuando apenas había cumplido los 4 años. No sea cosa que piensen que mi hijo es un freak de 5 años al estilo The Big Bang Theory.

¿Para qué quieren saber tanto estos tipos? Es que una educación de elite requiere reclutar a los mejores, a aquellos niños con el mayor potencial personal y también familiar. El cuestionario es el primer paso para luego acceder a una entrevista donde se terminan de diseñar el cuadro completo del potencial candidato a integrar a la cima de la sociedad colombiana. Es cuando me sale decir un irresponsable, Fuck you!!! Dónde quedo todo aquello de que una criatura es una especie de diamante en bruto, donde los educadores junto a los padres, se proponen extraer y motivar lo mejor de cada alumno. Claro, resulta mucho más fácil garantizar el estándar si se sabe seleccionar al estándar más preparado para la educación que se ofrece.

Ahora entiendo porque son los mejores colegios, pero sí está claro, se aseguran de entrada a los mejores, para qué perder tiempo con un niño mediocre o mal perfilado. Podría bajarle el puntaje o la imagen a la escuela. Y se sabe, los niños de elite necesitan familias y colegios de elite.

Ya los veo deliberando con todos los formularios sobre la mesa, con los resultados a la vista de las entrevistas presenciales, cruzando información para terminar de definir la lista con los nombres y los apellidos de los beneficiados con esa educación de excelencia. Fuck you de nuevo!!! Pobre el papá de Miguelito, Jefe de Planta él, y la madre maestra que con un gran sacrificio quieren integrar a su hijo al Club de los Elegidos. Pobres por no hablar otro idioma que no sea el castellano, pobres por haber trabajado y crecido siempre en el mismo empleo, pobres por sus vocaciones pobres que probablemente no alcancen para que compita con el hijo del diplomático, del dueño de empresa, del diputado, del gran empresario, del militar de alto rango………………. Debatirán entre ellos y se volverán a repetir como lo hicieron en otras ocasiones que no se puede condenar a Miguelito a años enteros de ser diferente al resto, pobre Miguelito, hasta quizás no se integre del todo y sus padres terminen mal gastando estos recursos que tanto le ha costado conseguir. Ayudemos a Miguelito, deben sentir que son el fiel de la balanza de una sociedad marcada por cómo se distribuyen y suben sus integrantes.

Para limpiar sus consciencias sociales y acorde con los nuevos tiempos resolverán que un grupo pertenezca al grupo de los Miguelitos. En este caso y como demostración de excelencia educativa seleccionarán al mejor de los miguelitos, el que les permita asegurar que son capaces de contribuir a una nueva generación de colombianos. Será aquel Miguelito que luego del cuestionario y la entrevista logró mostrar la mayor cantidad de intereses con potencial académico, el más tranquilito y comportado, no es cuestión de integrar a la elite a un genio en potencia pero que revolotee el club. Al final todo es una cuestión de equilibrios, morales y de aquellos que permitan asegurar la calidad educativa que se pregona.

Sinceramente no creo que acepten a Luca. Es que el niño no se destaca en absolutamente nada. Sin contar que habla mal 3 idiomas, es inquieto, a veces hace cosas raras, se le da por correr y saltar arriba de los sillones, es curioso en demasía. El otro día por ejemplo quiso servirse solo un jugo de frutas, el muy atrevido abrió la caja con un gran esfuerzo y al servirse volcó la mitad del jugo en la mesada y en el piso. No creo que esté preparado para ser parte de la crem de la crem colombiana. Su curriculum está decididamente incompleto, es que estos últimos 5 años se dedicó a la holgazanería, a jugar sin parar y a meter la pata, se levanta tarde, y tengo que confesar que no tiene sus intereses definidos. Un verdadero desastre. Para colmo de males tiene una familia un tanto disfuncional, que se niegan a declarar sus títulos de doctorado, o las dos maestrías de la madre, que entre los dos hablan y escriben a la perfección 5 idiomas, que ocupan los cargos más importantes en las organizaciones donde trabajan y que bien podrían dar referencias personales de renombradas personas que hablan inglés, viajan en primera y que incluso viven al norte del ecuador.

Fuck you!!! Cuando me tranquilice veré que hago. Habrá tiempo para que la vida se dedique a encasillar a mis hijos, yo no lo haré, mi tarea es que cuando esto suceda se den cuenta a tiempo para que sean lo que quieren ser, mi tarea es que descubran que la riqueza personal va mucho más allá de la clase a la cual se pertenece. Me propongo educarlos para entre sus amigos estén también muchos Miguelitos.

 

Federico Filippo
2013-02-18T13:47:00

Federico Filippo (*)

(*) Como decía mi abuelo, "Cittadino del Mondo"

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