Que lo decida el pueblo frenteamplista

Gerardo Rey

24.06.2015

Culminado el ciclo electoral, con el tercer gobierno del FA en marcha y a pocos días de instalarse los nuevos gobiernos departamentales y municipales, el Frente Amplio se encamina a hacer un balance político y en ese marco resolver la forma de renovar su estructura, sus autoridades.

La conducción de nuestra fuerza política encabezada por Mónica Xavier  tiene notorios éxitos que es necesario recordar: revitalizó la fuerza política, logró mejorar la movilización del FA (la propia elección de autoridades y el voto directo de los frenteamplistas fue en sí mismo un instrumento valioso de movilización donde participaron unos 170.000 compañeras y compañeros), con gran esfuerzo se alcanzó un consenso en el Congreso para aprobar el programa y la  habilitación de candidaturas hacia la interna, se desarrolló una campaña electoral muy unitaria, muy frenteamplista con resultados electorales relevantes: gana el FA con mayoría parlamentaria, derrotamos a la derecha en el plebiscito por la baja en la edad de imputabilidad penal adolescente, Tabaré logra en balotage la mayor adhesión para una fórmula presidencial y se obtienen 6 gobiernos departamentales.

 Es obvio que todos estos éxitos no son explicables exclusivamente por la conducción de la Presidenta del FA pero negar su indudable incidencia resulta de una miopía política riesgosa.  La izquierda uruguaya tiene figuras políticas de enorme trayectoria y alta valoración en nuestra sociedad; el más destacado, sin dudas, es nuestro presidente. Pero es la construcción política permanente en todas sus dimensiones (gobierno, parlamento, vinculación con la sociedad civil, estructura política y un largo etcétera) lo que sustenta el proceso de transformaciones en curso.

En este contexto, es que me parece razonable enmarcar la discusión sobre la forma de resolver la polémica sobre la conducción del Frente Amplio. Mónica Xavier y todos los representantes en los órganos de conducción del FA fueron electos para un período que caducó y debemos establecer la mejor forma de renovar las autoridades. Eso supone definir en qué fecha, con qué procedimiento y con qué equipo se transita ese proceso.

Parecería que salvo alguna opinión aislada hay consenso en convocar a elecciones en el Frente Amplio para renovar sus autoridades en 2016. Menos claro aparece el mecanismo. Recordemos que la elección directa de la Presidencia del FA y de los Plenarios Departamentales es un mecanismo que debe ser evaluado para decidir si se mantiene o no.  Creo que esta forma de elección abierta, directa, participativa llegó para quedarse pero no se si todos pensamos igual. 

Finalmente, la conducción del FA debe seguir a cargo de quien está allí por la decisión del pueblo frenteamplista. Mónica ganó una elección por amplio margen y cualquier formato alternativo carecerá de la imprescindible legitimidad.

La discusión sobre si es conveniente o no que quien ocupe la Presidencia del Frente Amplio pueda tener responsabilidades de gobierno me parece una discusión válida. Sólo que en vez de resolverlo en la estructura, me parece mejor resolverlo con la opinión de la gente. En las próximas elecciones, seguramente con múltiples candidaturas, quienes entiendan que es un atributo imprescindible que el Presidente del FA no tenga responsabilidades de gobierno o legislativas, podrán proponer un candidato o candidata que cumpla ese requisito y quienes entendamos que no debe haber restricciones de ese tipo propondremos a quien entendamos reúne las condiciones necesarias para continuar el proceso de renovación, en particular, la renovación de liderazgos que necesitamos transitar.

Dejemos que el pueblo frenteamplista lo decida.

Gerardo Rey
2015-06-24T11:08:00

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