Respuesta al artículo de Joaquín Secco 'Por donde nos lleve el viento'
Gustavo Guarino
31.12.2011
El Ing. Joaquín Secco escribe habitualmente en la revista “El País Agropecuario”, elaborada por la consultora Seragro. Hoy queremos comentar “Por donde nos lleve el viento”, publicado en la revista mencionada el pasado 28 de diciembre.
Desde hace muchos años lo leo y me informo con sus artículos; he participado en múltiples charlas y conferencias por él dictadas y debo decir que me complace escucharlo y leerlo por ser un técnico con buena mirada sobre los temas del agro; no obstante, muchas veces tenemos miradas diferentes, sobre todo cuando las miradas trascienden el sector agropecuario. Es el caso del artículo que hoy queremos comentar “Por donde nos lleve el viento”, publicado en la revista mencionada el pasado 28 de diciembre.
Por ser un hombre al que respeto y es respetado en el sector agropecuario es que me interesa comentar críticamente algunos conceptos y afirmaciones realizadas en el artículo citado. Aclaro que no soy ni académico ni analista, simplemente un militante político de la izquierda, Ing. Agrónomo y productor rural.
El artículo empieza planteando que no se han aprovechado los tiempos buenos para solucionar problemas estructurales, reconociendo que, a pesar de que han existido “inversiones extranjeras inéditas, el país no ha superado una tasa de inversión del 20% del PBI”, y que esa tasa es una debilidad que no garantiza crecimiento sostenido. Podemos coincidir en que aún no es una tasa de inversión ideal el 20%, pero no podemos ignorar de donde veníamos. Durante décadas estuvimos con tasas de un dígito; con la administración frenteamplista comienza un despegue de la inversión que la ubica en los valores antes mencionados y eso repercute inmediatamente en el crecimiento del PBI y en el empleo, temas no mencionados en el artículo citado. El año pasado el crecimiento del PBI fue de los más altos de América Latina con 8,5%, consolidando una expansión de la actividad económica por séptimo año consecutivo a un ritmo promedio de 6,2%, muy arriba del promedio histórico cercano al 2%. El cierre de 2011 mostrará también un crecimiento alto, aun frente a las incertidumbres del mundo.
Luego se lamenta porque el país sigue contando con una tercera parte de empleos informales de baja productividad, etc. Esto, manifestado como lo hace el Ing. Secco , parecería que en el gobierno nadie se preocupara por el tema y no se plantea de dónde partimos y cuánto se ha hecho. La tasa de empleo aumentó 7,4 puntos porcentuales, lo que significa aproximadamente 234.000 puestos de trabajo. Con más precisión, la tasa de desempleo alcanzó en 2010 su mínimo histórico, 6,7% para todo el país; en 2011 las cifras cerrarán más bajas aun.
Por si esto fuera poco, veamos cómo el empleo se acompasó con mejores niveles de registros de puestos cotizantes al BPS. En 2010 se alcanzó un total de 1.350.000 cotizantes, cifra histórica récord en nuestro país. Si se compara el 2010 con el 2005 tendremos que en sectores como la construcción casi se duplicó; en industria y comercio fue del 45% y en servicio doméstico un 40%.
Junto con lo anterior, tenemos que el salario real durante el periodo 2005-2010 creció el 25,5%, con un incremento del 27,2% de los salarios reales privados y de 22,6% de los públicos. Vaya si para lograr todo esto se tuvo que ir contra fuertes ventarrones.
Qué habría sido de los consejos de salarios si nos hubiéramos dejado llevar por el viento, qué habría pasado con el BPS si sus políticas no fueran firmes, qué sería de la DGI si no existieran políticas coherentes.
Posteriormente, el articulista reconoce algo, dice que el Ministerio de Economía fue exitoso para sortear la crisis económica de 2008 y que en la actualidad con igual diligencia se ha asegurado financiamiento externo y avanzado en la desdolarización de la deuda, o sea que no se quedó esperando el viento. Pero enseguida arremete nuevamente diciendo que “La sociedad y la economía no tienen rumbo estratégico al cual alinear su recorrido. Vamos por donde nos lleva el viento”. Para él todo lo bueno se debe a los precios internacionales, la baja tasa de interés y la opción que hicieron inversores extranjeros; todo eso creó una hinchazón de riqueza que no se aprovechó. Seguidamente expresa:
“Se debe destacar la buena administración de la economía, que ya se ha transformado en un valor cultural que nadie discute. ….La buena administración de la macroeconomía, al día de hoy, es una cuestión casi técnica.”
Creo que en sus propias palabras está reconocido uno de los méritos de la administración frenteamplista, de la actual y de la anterior y en especial de su equipo económico.
Esa buena administración no siempre fue un valor cultural indiscutible, recordemos que hace apenas unos años atrás las prácticas eran otras. O no debemos recordar los salvatajes de bancos, las empresas fundidas con empresarios prósperos, la carencia de regulaciones en sectores claves como el financiero o el laboral, las recomendaciones y las tarjetas para acceder a créditos en el BROU, para conseguir un campo en colonización, o conseguir una jubilación o pensión en el BPS.
En realidad podríamos decir que la cultura nacional era la inversa, era la del clientelismo político, práctica que todavía subsiste en algunas Intendencias del Interior. Qué diferencia de aquel Banco República de hace unos pocos años atrás, donde los directores tarjeteaban a los gerentes recomendando dar los créditos.
Existen en los archivos de algunas Instituciones tarjetas que son increíbles, solo comparables con las daba quien fuera Intendente de mi Departamento -Cerro Largo -, el Nano Pérez, quien entre sus múltiples anécdotas tiene una de tarjetas que vale la pena recordar. Nano era un hombre de ir a pie a la Intendencia; se caracterizaba por usar unos sacos grandes con amplios bolsillos siempre cargados de tarjetas prontas para decretar y ordenar actos de gobierno. Era común que la gente lo interceptara en la calle y Nano sacara un tarjetón y escribiera: Fulano, capataz de obras, sírvase entregar un corte de rancho al portador, etc. y firmaba Nano. Cuentan que en los últimos años simplemente ponía: DALE, Nano.
Algo de esto era la cultura nacional en los órganos de conducción macro y micro del Uruguay; por lo tanto, el tener una política ordenada y coherente no es estar parados para que el viento nos lleve. Acaso la Reforma Tributaria, la creación del FONASA, el manejo profesional de la deuda pública, la gestiones de organismos como el BROU o el BPS , el manejo de la Ley de Inversiones no son políticas activas que tienen una clara orientación.
El articulista continúa: “Optar por un modelo de crecimiento equitativo, sustentable, integrado globalmente, competitivo, innovador, que eleve permanentemente las capacidades humanas y calidad del empleo, es un problema político. Para enfrentarlo el Ministerio de Economía es un factor más entre muchos.” Para luego deducir que nada de eso se hace, pareciéndonos a Venezuela y Bolivia.
La parte entrecomillada es compartible y pensamos que, a tal punto el gobierno tiene una visión global, que para eso se ha creado el Gabinete Social y el Gabinete Productivo; son los Ministerios de cada área los que coordinan las políticas. Las referencias a Venezuela y Bolivia, cosa que se reitera en otras partes del artículo, parece una obsesión, también podría hablarnos de los ejemplos de países europeos o del propio EEUU como modelos de políticas equilibradas.
Luego dice que: “El sistema de incentivos existentes desalienta las inversiones y favorece el consumo. Hoy está en auge el consumo tutelado por las infinitas agencias que deben cosechar agradecimientos para la carrera electoral.”
Lo anterior no parece coincidir con la realidad; a pesar de las incertidumbres globales, en el Ministerio de Industria se incrementó el número de proyectos de inversiones presentados. Hace pocos días se daba cuenta de 89 proyectos aprobados y están en curso proyectos de magnitudes nunca vistas en Uruguay.
En cuanto a la segunda parte, de que está en auge el consumo tutelado por las infinitas agencias, sería bueno ser más preciso ya que no conocemos esas infinitas agencias. Tenemos el MIDES y sus programas, algunos programas del MGAP de apoyo a pequeños productores y algún programa especifico del MTSS o del MVOTMA. No creemos que el consumo creciente (que preocupa) sea por las políticas sociales. El incremento de consumo de automóviles, electrodomésticos, motos, etc., no es con la tarjeta del MIDES y las asignaciones familiares.
También se habla de que estas políticas sociales están pesando sobre el mercado de trabajo. No resulta creíble que la falta de mano de obra calificada que existe en algunos sectores y de la cual se habla en el artículo sea porque la gente prefiere tener la tarjeta del MIDES o cobrar $ 6000 mensuales en algún programa especial.
Se critica la Ley de Participación Público - Privada como mecanismo idóneo para financiar infraestructura, exigiendo que todo lo haga el Estado. En eso coincide con algunos planteos ultras.
Se afirma que el Estado no invierte más y solo destina recursos a políticas sociales, es cierto y es un rumbo del Gobierno que no lo moverá el viento el de destinar recursos a políticas sociales como forma de forjar una sociedad más equitativa. Pero las inversiones del Gobierno tuvieron un incremento en 2010 del 13% en términos reales, principalmente por inversiones en el MVOTMA (ver rendición de cuentas 2010). Se critica las inversiones de Montes del Plata y las posibles en megaminería.
Se dice que el gobierno vive viajando por el mundo buscando inversiones. En qué quedamos, no era que se desalentaban las inversiones, no era que un 20% de tasa anual de inversión es bajo y hay que salir a buscar más. Cuando salen se critica , cuando se consiguen más, se critican, en fin. El Ing. Secco afirma:
“Se va conformando una sociedad compuesta, por un lado, por megaempresas multinacionales y, por otro, por un sector creciente de población que vive de subsidios. En el medio, una clase media de trabajadores y empresarios no monopólicos, competitivos y vulnerables…
Se entiende que el progresismo consiste en exprimir a este segmento para financiar enormes burocracias ineficaces. Una sociedad de muchos pobres domesticados, burocracia numerosa y pocas grandes empresas privadas.
Creo que esto es un clisé que se puso de moda para criticar a algunos gobiernos progresistas de Latino América, pero que en nada condicen con la realidad de nuestro país.
En primer lugar, en Uruguay bajó la pobreza; en 2004 la incidencia de la pobreza alcanzaba el 40% de la población del país urbano, actualmente se encuentran bajo la línea de pobreza el 16% de esa población. Solamente en 2011 se bajaron 4 puntos, hoy notoriamente existen mucho menos “ pobres domesticados” que antes de asumir el Frente Amplio ( menos de la mitad).
En cuanto a la existencia de una clase media de trabajadores y empresarios a los que se los exprime, los números de la realidad parecen no darle la razón. Cuando se considera la distribución del aumento de ingresos laborales según deciles de hogares, se observa que el mayor aumento se presenta en los deciles medios (datos de la encuesta continua de hogares.MEF 2001), la prueba está en los preocupantes niveles de consumo de estos sectores.
Finalmente, el artículo termina diciendo que en la agricultura se alcanzó el mayor nivel de producción y productividad de todos los tiempos; tendremos un excedente exportable de trigo de 2 millones de ton. El mismo Ing. Secco reconoce como “un logro notable”, se producirán 6 millones de ton. de granos “cifra sin precedentes en el país”.
¿Esto se podría lograr en un país sin rumbo, que está “por donde lo lleve el viento”, tomado por el populismo “Bolivariano”? Pensamos que no. A veces nos excedemos en calificativos fáciles; de eso hemos pecado mucho en la izquierda; no es lo habitual en el Ing. Secco, por eso nos atrevimos a hacer estos comentarios. Ojalá llamen a la reflexión sobre estos temas.
Gustavo Guarino
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias