Haciendo la del tero. Fernando Gil Díaz
16.09.2025
En momentos que se cuestiona fuertemente su gestión como ministro de Defensa en la pasada administración multicolor, el hoy senador Javier García dedica gran parte de su labor a denunciar a la actual administración en lo que refiere al ingreso de una delegación de militares norteamericanos que participaron de un intercambio académico con sus pares orientales.
Repasando estrategias de nuestra fauna autóctona, su conducta se asemeja en mucho a la de nuestro tradicional vigilante de los campos uruguayos que utiliza la distracción sonora para alejar y dejar a buen resguardo su nido: el tero.
Aviones, lanchas y unos "kilitos" de carne
Afecto a los medios de prensa todos lo recordamos dando cátedra sobre la manera de gestionar los recursos públicos, sin perjuicio de ello su propia gestión tuvo episodios que dejaron sendos agujeros negros que distan mucho de ser una pretendida buena administración.
A poco de iniciado el gobierno multicolor una compra de aviones Hércules españoles dejó al desnudo un sobreprecio inentendible que se quiso justificar con la renovación de flota que terminó siendo desmentida por los mismos aviones que se adquirieron. En efecto, tras una pomposa presentación de la renovación aprobada, los aparatos presentaron fallas que los hicieron inoperables por bastante tiempo dejándolos radiados de cualquier operación posible. No pudieron -siquiera- servir para el traslado de las unidades potabilizadoras tan promocionadas que no entraban en sus bodegas por escasos "15 centímetros" al decir del entonces secretario de Presidencia, Álvaro Delgado.
Tampoco para el traslado de los afamados "ultrafreezers" que requerían las vacunas para el covid; y mucho menos para combatir los incendios forestales, como tanto había promocionado.
Dos aviones por los que se pagaron una friolera de 22 millones de euros y que otros estados adquirieron por cifras muy inferiores a la que terminó pagando el Estado uruguayo. Aviones con una antigüedad de varias décadas, que tienen un costo anual de mantenimiento que ronda los U$S 200 mil y que desde el inicio tuvieron sus complicaciones que los dejaron fuera de toda operación posible e incrementaron sus costos de mantenimiento.
Pero si este fue el principio, no fue -ni por aproximación- el final de cualquier intento de compra fallida similar. Es que también entraron en la lista las hoy famosas lanchas OPV encargadas al astillero Cardama, compra también cuestionada desde su origen por la ausencia de antecedentes que confirmen la experticia del astillero asignado tanto como su falta de control a la hora de hacer el seguimiento del fabricante. A ello se le suma la inconsulta manifiesta del pago que se hizo a espaldas de la ministra Lazo, que llevó a sanciones en la cadena de mandos. A todo esto, ese cúmulo de malas decisiones (algunas de ellas tomadas en plena transición del gobierno), le generaron pérdidas irrecuperables al Estado uruguayo que tiene sobre sí obligaciones asumidas sin contar con la seguridad del producto final conforme a lo acordado y a las necesidades que llevaron a su compra.
Al cúmulo de desaciertos que tomó el exministro García, se le suman la compra de unos 6 botes semirígidos comprados en 2023, los que -con serios problemas estructurales- no resistieron las mínimas pruebas que se le hicieron oportunamente, según denunció el periodista Leonardo Haberkhon en Telemundo.
Pero no fueron las únicas denuncias, porque el mismo periodista dio cuenta en estos días de otra maniobra en las compras que hizo la cartera durante la gestión del exministro García, y que refiere al faltante de 57 toneladas de carne. Una investigación que arrancó en el año 2022 y que involucra a tres altos oficiales de la Armada.
En este punto es claro que al exministro le pudo pasar inadvertido el tema, no así cuando la investigación se puso en marcha, donde la diligencia que le puso a la misma es de su absoluta responsabilidad política, obviamente. Pero pudo pasarle, no todo lo que sucede en una secretaría de Estado termina siendo de conocimiento del titular, pero a la hora de rendir cuentas y asumir responsabilidades debiera asumirlas como acostumbró siempre pedirlo siendo oposición, como ahora.
Es buena práctica reconocer y aceptar las debilidades que tiene cualquier administración, por más empeño y voluntad que se le ponga, pues se depende de mandos medios que no siempre están comprometidos con la función. No obstante ello, es cierto que la responsabilidad última es la del político siempre, pues en él radica el poder de mando y la decisión final que tome una vez conocido el problema.
Por eso es que rechina verlo tan dispuesto a denunciar una participación en la que no admite otra explicación que la suya, se vale de supuestos que no ocurrieron y olvida similares acciones -durante su gestión- que no merecieron reproche alguno.
Los militares estadounidenses en cuestión no participaron directamente de maniobra alguna, fueron meros espectadores y tuvieron una participación académica que no requiere venia del Senado, según explicó oportunamente el ministro (interino) de Defensa, Joel Rodríguez.
La prensa independiente está al acecho, con su pasada gestión en la mira y el exministro lo sabe, por eso es que apela a una estrategia de distracción como la que impulsa.
Pero...
Hacer la del tero casi siempre funciona, para el tero.
el hombre caminaba por el campo,
el perro le ladraba al tero...
Fernando Gil Díaz