Entre el “tirón de orejas” y los próximos cinco años
Héctor Musto
30.10.2019
No se puede, ni se debe, intentar ocultar el sol con un dedo: es más que obvio que la ciudadanía le dio al FA un fuerte tirón de orejas. No se precisa ser politólogo para asumir esa realidad: perdimos un 5 o 6% de votos, lo que hubiese redundado en una mayor representación parlamentaria, y nos pondría a las puertas de un cuarto gobierno en el balotaje.
Y el tirón de orejas tiene sus motivos. Por ser extremadamente esquemático mencionaría 1) las consecuencias del caso Sendic, ANCAP, y la renuncia (tardía) a la vice presidencia, 2) la negativa parlamentaria a todas las comisiones investigadoras (y alguna merecía ser apoyada en aras de la transparencia), 3) los problemas de seguridad, que importan y mucho, 4) las carencias en la enseñanza, que existen sobre todo en primaria y secundaria, 5) todo lo relacionado con PLUNA, que si bien no nace con el FA, lo terminamos pagando. Y habría más, como la falta de una política clara respecto a lo relacionado con lo ambiental.
Pero además, cometimos errores nosotros mismos en cuanto a los logros. 1) No supimos explicar los enormes avances en políticas sociales, como el matrimonio igualitario, los derechos de los trabajadores rurales, los derechos de las empleadas domésticas, la legalización de la marihuana, el aborto, la baja en la mortalidad infantil, etc. 2) No explicamos bien cómo estamos profesionalizando a la policía, cosa que no había hecho ningún gobierno anterior, y, menos aún, explicar que el aumento del delito se vincula con los narcos, fenómeno que arranca con la crisis del 2002, cuando no éramos gobierno. 3) No metimos como eje de campaña el hecho del crecimiento de la Universidad en el interior, con todo lo que eso implica, cosa que se podía haber hecho antes (bajo gobiernos blancos y colorados pero no se dio el presupuesto para hacerlo). 4) No hicimos una buena campaña explicando que el aumento salarial (Consejos Salariales mediante) y el de las jubilaciones por encima de la inflación es un mérito histórico del FA, así como lo es la baja en la desocupación, comparando con lo que recibimos en el 2005. 5) No explicamos bien que si bien hubo un "viento a favor" que habilitó muchos de los logros, supimos mantenerlo cuando el "viento vino en contra", contrariamente a lo que sucedió en, por ejemplo, Argentina y Brasil. 6) No fuimos claros en la excelente política que llevamos adelante diversificando mercados, y dejamos, bajo el FA, de depender de Argentina y Brasil. 7) Tema no menor: no "encantamos" a los jóvenes. Quizás asumimos que la inercia política iba a llevar a que, como sucedió hasta ahora, la aplastante mayoría de los nuevos votantes se inclinarían por el FA, sin tener en cuenta que, por tener en cuenta solamente a los nuevos votantes (gente entre 18 y 23 años) vivieron esencialmente toda su vida con gobiernos frenteamplistas. Pensemos que en el 2004, esos votantes tenían entre 4 o 5 años y 9 o 10. Para ellos, todos los logros son "naturales", siempre vivieron así. Y no les supimos explicar que esta situación no es dada de por sí, sino que es consecuencia de la política llevada adelante por el FA. Y que, por lo tanto, es reversible, como sucedió y sucede hoy en Argentina y Brasil. Podría seguir. Pero continuemos con otros aspectos.
Otro problema no menor, es la renovación. Necesaria, pero que trajo problemas. Es la primera vez desde 1994, en que no contamos como candidatos con al menos uno de los tres grandes que hicieron al FA actual: ni Tabaré, ni el Pepe, ni Danilo figuraban como candidatos, sea a la Presidencia, o como Vice. Tendríamos que haberlo previsto desde la elección pasada y promover a gente de la generación siguiente. Esto no es una crítica a Martínez, Cosse, Andrade o Bergara. Por el contrario. Cada uno de esos cuatro compañeros/a, hizo y hace lo posible, cada uno con su estilo, para que ganemos. Y dieron y dan todo. Pero no es lo mismo para la gran masa de votantes. Eso es un hecho. Y tendríamos que haberlo pensado antes.
Y hoy, la realidad es la que es. El espectro político se fraccionó. Aparecieron nuevos Partidos que marcan una nueva realidad política. La derecha se fraccionó, pero creció. Cabildo Abierto tendrá 3 Senadores y el Partido de la Gente tendrá un diputado. El Partido Independiente (falsamente de centro, ya que apuesta a la derecha) pierde su único Senador y dos diputados. AP pierde su diputado. Y el PERI llega a un diputado. Y hasta quizás llegue a un diputado el Partido Verde Animalista. O sea, un Parlamento complejo, gane quien gane.
Y vale la pena analizar qué surge de esta realidad. Por las declaraciones de todos los involucrados, o sea, de todos los que entrarán al Parlamento, hay dos bloques nítidos, sin fisuras. Y para analizar esto, me baso en lo dicho el domingo pasado, en cuanto se supo el resultado. El Partido Colorado, por boca de Talvi, sin negociar nada, sin saber siquiera qué acuerdo programático puede lograr, de entrada (además de asumir que había perdido) anunció su apoyo a Lacalle Pou. Manini, representante de la "derecha más derechista" obviamente, lo mismo. El Partido de la Gente, lo mismo... igual que el PERI. Ni siquiera el PI, que pone cuatro puntos pero deja claro que más allá que se los den o no (y no tienen peso para imponer nada), apoyarán a Lacalle Pou. No están negociando un programa, cosa que sería esperable para un balotaje. O sea, yo te acompaño en esto DESDE EL PUNTO DE VISTA PROGRAMÁTICO, pero vos cedés en esto. No. Eso no importa. Lo único que los une es sacar al FA del gobierno... y no se precisa ser muy astuto para asumir que lo que se negocia son cargos. En Ministerios, en Entes. Ninguno tuvo la decencia de decir el domingo pasado "veremos. Hablaremos con los dos candidatos, y luego decidiremos". Nada. Apoyamos a Lacalle Pou y chau. Porque lo que los une, a todos, es una sola cosa. Sacar al FA del gobierno. Y sacar al FA del gobierno significa una sola cosa: volver para atrás. Un viaje al pasado. A ir de a poco desarmando lo que el FA construyó en 15 años de gobierno. A ir volviendo al Uruguay del pasado. Al que estuvieron a punto de deshacer como país en el 2002. A la pérdida de derechos. Es la restauración del Uruguay gobernado por la vieja y podrida oligarquía (guste o no esta palabra), en la que unos pocos tenían los derechos y la mayoría trabajábamos para enriquecerlos. Son lo mismo, desde los blancos y los colorados, hasta Cabildo pasando por el PERI, el PI y lo que sea. Ni siquiera el "progresista" Talvi puso como condición de su apoyo el cambio en la enseñanza. Nada. El tema es restaurar lo que ya fue.
Y el último domingo de noviembre vamos a tener que elegir. Está más claro que nunca que nos jugamos dos modelos de país. Uno el del FA, que es el de seguir avanzando, corrigiendo errores... y el otro el restaurador de lo más reaccionario, más allá de discursos.
Y hay muchos uruguayos y uruguayas que, descontentos con el FA, o encantados con discursos supuestamente "innovadores", votaron otras opciones. Está bien el tirón de orejas que nos dieron: tenemos que mejorar, y mucho. Pero de ganar Lacalle Pou, daremos varios pasos atrás. Retrocederemos varios casilleros. Estamos a tiempo. No tendremos mayoría parlamentaria, pero hagamos lo posible para ganar la Presidencia que no es poco. Si no es el FA, será la reacción, más allá de cualquier discurso. El último domingo de noviembre la opción será clara y simple. Entre quienes no tienen principios y solamente negocian cargos para retroceder, y el FA. Que sin dudas, aprendió de este tirón de orejas. Depende de nosotros. Y piensen: en cinco años se destroza mucho. Miren Argentina. O miren Brasil: por algo Bolsonaro apoya a Lacalle Pou. Depende de nosotros.
Héctor Musto
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias