La derecha tiene razón. (Abordando eso gris, que parece la teoría)

Jorge Aniceto Molinari

29.05.2023

La derecha tiene razón, la izquierda no tiene propuesta sobre cómo abordar la crisis de la seguridad social, y ante ello, -la derecha- imponen su proyecto –mejor dicho el del FMI- de que la financiación de la misma tienda en su totalidad a ser con el aporte exclusivo de los trabajadores.

Con un apunte que es importante: los salarios para las empresas -es un axioma del modo de producción predominante- son un costo que vuelcan en lo que es su producción. Pero son contestes en que no es lo mismo el salario de un obrero que el de un técnico calificado en su actividad. Aquel que se arregle con sus ingresos, la empresa trata de aportar el mínimo. Con el técnico -también entran en esta calificación los asesores aunque muchas veces tienen un estatus diferente- se le dispensa un trato que llega en algunos casos a atender no solo su retiro sino todos los gastos que en materia de salud necesitan en su vida laboral y en el retiro, aunque muchas veces trata de condicionar la actividad que pueda realizar por fuera de la empresa, incluso ya jubilado.

El Uruguay con José Batlle y Ordoñez, impuso un ordenamiento social donde el trabajador sentía la protección en sus necesidades durante sus años de trabajo y luego en el retiro. En los hechos contables era similar el aporte empresarial que el aporte del trabajador, y las instituciones encargadas de la seguridad social aseguraban con un cada vez mejor desarrollo el cubrir las necesidades del trabajador.

Los bancarios se incorporaron a este sistema en 1925, y lo hicieron construyendo una Caja propia, lo que imponía el sistema, irse organizando por grupos que el país había adoptado.

La Caja propició el nacimiento de AEBU -gremio bancario- en 1942, que hizo historia en el país en las crisis bancarias, en 1965 bajo la conducción, en especial por su rol, de Carlos Gómez y en el 2002 por la conducción ante una crisis generalizada del propio gobierno nacional, del dirigente Juan José Ramos.

Pero la Caja para su nacimiento necesitaba una capitalización inicial, ya en 1925, hubiera sido abusivo hacia la sociedad,  que el sector con mayor disponibilidad de capital recurriera al Estado -a rentas generales- para realizarla.

La idea que manejaron en 1925 los forjadores de la Caja Bancaria es hoy el centro de una posible salida para la crisis de un sistema que ya no puede sostenerse sobre los pilares iníciales; establecieron que esa capitalización se realizara grabando las transacciones bancarias con un pequeño impuesto por un periodo de cinco años, eso lo dio a la institución la solidez que mantuvo durante varias décadas.

La Asociación de Bancarios del Uruguay -de la que soy afiliado, fui integrante del Consejo Directivo Honorario de la Caja, en representación de los jubilados por 11 años-, seguramente por razones tácticas para defender la Caja no ha puesto este hecho en debate, incluso alguno de los compañeros con responsabilidades de dirección en el gremio ha afirmado públicamente que este sistema que se implantó para la Caja en 1925 por cinco años, y se ha restablecido de alguna forma en la ley del 2008, no se puede aplicar al resto de la seguridad social.

Clarificar esto es de gran importancia porque precisamente ese el punto que la derecha cuestiona y trata de abolir, incluso cuando Mujica planteó el tema en la ONU fue parte del silencio que se hizo sobre sus declaraciones, en la izquierda se fue cómplice de ese silencio.

Difícilmente un país pueda contar con la bendición del FMI para hacerlo y por lo tanto es un problema político de primerísima importancia, porque el impuesto a todas las transacciones financieras, las que hace un banco o la que hace un tambo, como en cualquier actividad económica que requiera el uso del dinero, deberían ser igualmente grabadas cambiando radicalmente el sistema impositivo hoy vigente sobre el consumo, los salarios y las pensiones.

La oportunidad de abordar tamaño desafío no tiene igual nivel de responsabilidad en un gremio que en la conducción de la izquierda.

Por eso decimos que la derecha tiene razón: la izquierda ha eludido poner el tema en debate, con una propuesta donde el centro es establecer de donde deben provenir los recursos.

Todos los países del continente tienen sus economías trabadas, los condicionamiento del FMI son suicidas. Nosotros no planteamos romper con el Fondo si planteamos hacer un gran acuerdo de gobiernos, partidos, sindicatos, organizaciones sociales de todo tipo para imponer un cambio a esa política, que tiene dos herramientas: la moneda y un sistema impositivo basado en la circulación del dinero cuyo objetivo es también dar muerte a los paraísos fiscales.

Claro que en el Uruguay de hoy no gobierna el batllismo de 1925, sino un engendro que se dice -en la conducción económica- keynesiano, pero que aplica a raja tabla lo que el FMI le indica, y así nos va en la realidad en que sin duda estos gobernantes preparan su retirada para el 2025 en las mejores condiciones, para sus intereses partidarios.

 

Jorge Aniceto Molinari

Columnistas
2023-05-29T11:58:00

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