Libertad restringida, aislamiento y soledad: ¿Noche de Paz, Noche de Amor?

José W. Legaspi

24.12.2020

Entre los fundamentalistas que creen que la emergencia sanitaria mundial es una “plandemia” y los que se dejan ganar por el miedo y reciben con beneplácito toda medida que coarte sus derechos, querido lector, tratemos siempre, de ubicarnos LEJOS de ambos.

 

La pandemia es, está y probablemente se quede por un buen tiempo. Adhiero a la más humana, responsable y solidaria de las actitudes posibles: Cuidarme y cuidar a los que me rodean, sean familia, amigos, conocidos o conciudadanos. 

Eso es claro.

Pero no podemos perder de vista que el coronavirus, en todas sus mutaciones actuales y futuras, le viene bien a cualquier gobierno del planeta: permite aislar y mantener encerrados a los pueblos, a los ciudadanos, limitar el derecho de reunirse, de protestar, de expresarse, bajo la espada de Damocles del momento: si violas las recomendaciones sanitarias, ya sean cuarentena obligatoria o aislamiento social responsable, eres un inconsciente capaz de "contaminar" (matar) al resto.

TODOS los gobiernos, de una u otra manera, recibieron con cierto beneplácito la posibilidad de argüir la crisis sanitaria para aislarnos. Y ojo, no sólo en el capitalismo sino también en las "variantes" del socialismo (con economía de mercado, China, o mera referencia, Cuba, Venezuela), donde se ha detenido y se detiene a ciudadanos, "casualmente" opositores, bajo la "prevención" indemostrable que son "portadores" de Covid-19. 

TODOS argumentan los límites a la libertad por "criterios sanitarios".

Incluso nuestro querido y "raro" Uruguay, refugio del respeto al republicanismo y la democracia, está siendo seducido por semejante oportunidad: nuestros parlamentarios votaron rápidamente (sin el apoyo del FA, nobleza obliga) limitaciones al derecho de reunión, por 60 días, prorrogables, "si la situación sanitaria lo determina". Claro, dicho así, suena muy civilizado. 

Pero no lo es.

Amable lector, haga conmigo un pequeño ejercicio. Tome papel y lapicera, lápiz, lo que sea, y escriba 100 veces:

"Debemos confiar en nuestros gobernantes y legisladores".

Lo escribí 15 veces. 

En la vez 16 me quedé en "Debemos confiar en nuestros gobernantes...". 

En la 17, escribí: "¿Debemos?"

Aclaro desde ya que confío en la buena disposición y voluntad de quienes gobiernan y deciden. Pero sé, sabemos, que entre tanta nobleza se esconden elementos no tan "castos".

No puedo olvidar que algún legislador expresó su deseo de votar Medidas Prontas de Seguridad. Se me dirá que es uno, de un sector que no es mayoritario. Es cierto. 

Pero el miedo y la ignorancia son el caldo de cultivo dónde se cocinan estas soluciones antidemocráticas, puerta de acceso a desmanes y excesos desde el Estado. 

La memoria debería alcanzar para enfrentar semejantes propuestas. Pero....

A veces no abunda.

Es muy peligroso limitar los Derechos ciudadanos, Humanos, por cualquier excusa. Pero peor es, amable lector, aceptarlo como una necesidad, por más que esta sea limitada en el tiempo. 

¿Confianza?

Se nos pide, a los gobernados, que confiemos en las autoridades designadas para controlar la limitación al derecho de reunión: Ministerio de Salud Pública, Interior y Defensa, en conjunto con los Comité de Emergencia y las Intendencias. 

Toda esta burocracia, reunida... ¿sabe lo que debe hacer?

Lo primero es ASEGURAR el derecho, no LIMITARLO. 

Pero tengo la impresión de que no sucederá siempre así. El MSP debería ser el órgano principal en la definición de los "criterios sanitarios" para aplicar esa limitante, pero...

¿Qué formación, que instrucción tienen militares y policías para "determinar" esos "criterios sanitarios"?

¿Están capacitados, "entrenados" en defender derechos? ¿O simplemente se los capacitó para reprimir, repeler y limitar? 

¿Alguien puede asegurar que el norte que "ilumina" a semejantes aparatos es la "defensa de los derechos"? 

¿Alguien puede asegurar que su acción no está determinada por prejuicios, y huérfana del sentido común?

Me suenan todavía en los oídos y me arden en los ojos, expresiones como "se terminó el recreo", "ahora nos toca a nosotros", y otras manifestaciones que demuestran la falta de sentido republicano y democrático en algunos elementos de esos aparatos. Y no lo digo por agitar miedos inexistentes.

Operadores judiciales (abogados, en su mayoría) me lo comentan desde el inicio de este gobierno: el cambio de actitud, "revanchista", en algunos elementos policiales, "que se sentían atados de manos" durante los gobiernos progresistas.

¿Pueden los ministros García y Larrañaga, y sus equipos en las respectivas carteras, de intachable condición republicana y democrática, controlar "la fiera desatada"? Espero y deseo que si. Si no, tendremos que lamentar algún exceso que NO PUEDE NI DEBE OCURRIR. 

NUNCA.

Soledad en el peor momento del año

La pandemia ha provocado, desde su "comienzo oficial", subsidios por desempleo, desocupación, crisis social, económica y, ni qué hablar, el "ranking de muertes que nos actualizan periódicamente: 120. Muchas menos que otras enfermedades o afecciones, como por ejemplo el cáncer, entre tantas.

Pero no se habla de una muy grave, agudizada, además, por el aislamiento que impuso e impone la pandemia: la depresión.

En el año 2019, sin aislamiento obligado o responsable, sin soledad impuesta, como este 2020, 705 personas decidieron suicidarse, según informó el Observatorio de Violencia del Ministerio del Interior. Casi 2 por día, la más alta en el país, desde el crecimiento sostenido desde el 2013. La cifra que emerge de Salud Pública todos los años, suele ser más alta.

Es cierto que el motivo es multicausal, y distinto en cada segmento etario. Pero no veo mucha preocupación sobre el tema en esta pandemia. Nuestros abuelos o padres, encerrados y aislados de sus afectos en las burbujas de los residenciales, el resto de nosotros, convocados a aislarnos o reunirnos en estas fiestas con "aforo limitado", cuando lo más necesario es el amor, expresado físicamente, a través del abrazo, el beso, etc., no es la mejor manera.

Se me dirá que la tecnología rebaja el impacto negativo. Puede ser. Pero la tecnología no puede sustituir un abrazo, un beso, el contacto físico, necesario e imprescindible para cualquiera de nosotros.

Tenemos que estar atentos, muy atentos, a los afectos, a los vecinos que viven solos y no los va a visitar nadie. Una palabra, un gesto, cualquier acto que muestre interés, hará la diferencia.

En fin.

Debemos estar atentos a los procedimientos de control que limita nuestra libertad. NO DENUNCIAR a un vecino porque CREAMOS que hay una multitud en su casa. APELAR A LA RESPONSABILIDAD DE TODOS para cuidarse y cuidarnos.

Y no olvidar que hay uruguayos que ni siquiera van a pasar las fiestas con "aforo limitado" sino, EN SOLEDAD ABSOLUTA. A esos tenderles la mano, estar atentos, un gesto puede cambiarlo todo.

En fin... 

Lo del título: ¿Noche de Paz, Noche de Amor?

Pese a ello, les deseo a todos compatriotas que las pasen de la mejor manera posible.

José W. Legaspi
2020-12-24T07:28:00

José W. Legaspi