Leyendas legendarias

Juan Manuel Sánchez Puntigliano

03.07.2021

Bienvenidos a Leyendas Legendarias el podcast en donde cada semana yo, José Antonio Badía le contaré a Eduardo Espinoza y a Mario Capistrán, casos de crimen real, fenómenos paranormales o eventos históricos tan peculiares notorios y fantásticos que se ganaron el título de Leyendas Legendarias.

 

      I

Con esta introducción abre cada semana, José Antonio Badía un nuevo episodio de Leyendas Legendarias, uno de los productos más exitosos que ha generado la web hispanohablante.

Llegué a ellos gracias a mi esposa que gusta de escuchar, internet mediante, esta clase de historias. La mayoría de estos canales que sigue, me resultan indiferentes o como mucho despiertan un leve interés, pero Leyendas Legendarias está en una categoría totalmente distinta. La profundidad y pasión con la que Badía investiga, llegando a dar detalles casi desconocidos o totalmente novedosos sobre el tema en cuestión, le dan una calidad que es la envidia de muchos programas radiales y televisivos locales.

En segundo lugar, los tres panelistas son comediantes de profesión y el humor es un elemento muy importante en su propuesta, porque es la forma en que se hace tolerable las horribles historias que están contando. Por momentos resulta contradictorio que uno pueda pasarla tan bien escuchando esas historias horripilantes. Sin embargo, el humor nunca es percibido como una falta de respeto hacia quienes sufrieron tales atrocidades, sino como un vehículo necesario de la narrativa.

Finalmente, los tres comediantes tienen un claro compromiso político (en el sentido más amplio del término) para denunciar cómo la peligrosa mezcla entre inoperancia, corrupción e indiferencia ha sido, en la mayoría de los casos, cómplice de las calamidades contadas.

A nivel personal, puedo decir que Leyendas Legendarias ha sido un curioso bálsamo de humor contra el aislamiento y la incertidumbre en este año y pico de pandemia. No soy el único, he escuchado varios comentarios similares en redes sociales.

                                                       II

Quizás por todo lo contado anteriormente, la muerte de José "Nino" Gavazzo, significativamente cercana al 27 de junio, disparó una serie de diversas reflexiones, entre ellas como sería un capítulo de Leyendas Legendarias dedicado a él. 

En el capítulo de hoy, hablaremos sobre el homicida más prolífico de Uruguay, quien amparado por la dictadura militar, dejó tras de sí un sanguinario rastro de violaciones, secuestro, torturas y asesinatos.

Seguramente mi ocurrencia venga a que semejante horror sólo puede ser contado y asimilado con muchísimo humor que pueda hacerlo tragable.

Por otro lado, buena parte de la historia de Gavazzo, bien podría ser parte de una comedia muy ácida, sino fuese que es cruda realidad y de la que más me duele.

Me refiero a los débiles y cobardes argumentos de algunos políticos por dar vuelta la página para que él y sus cómplices no enfrentaran a la justicia. Su prisión domiciliaria en la que salía por las noches a pasear al perro. En el pedido elevado a la corte de poder concurrir al cumpleaños de quince de su nieta. La relativa comodidad con la que pasó sus años de cárcel, cuando quienes han cometido delitos menores (casi cualquier delito es menor en comparación a los que él cometió) viven el infierno de los cárceles uruguayas. En el curioso concepto del honor que tuvo, hace un par de años, aquel tribunal militar cuando falló que Gavazzo había mancillado el honor de las fuerzas armadas cuando dejó que un colega fuera procesado por un crimen que él mismo había cometido, pero no por las atrocidades de su autoría.

Si a todo esto le sumamos que en dos ocasiones diferentes, el pueblo uruguayo votó por dar vuelta la página, siento que merecemos que se burlen de nosotros. Con toda la saña que sea posible.

Y aunque un capítulo de Leyendas Legendarias sobre Gavazzo sería una pequeña bomba mediática a nivel local que me encantaría presenciar, puedo vivir con la idea de que seguramente nunca suceda. Lo terrible son todos aquellos sobrevivientes y familiares de víctimas que sentirán por siempre, que la justicia les llegó tarde, a medias y que quizás nunca puedan enterrar con dignidad a sus seres queridos.

Juan Manuel Sánchez Puntigliano es docente de UTU y Monitor de Sala en el Museo Figari.


Columnistas
2021-07-03T11:17:00

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