Historias Reales. Capitulo 9. Talvi - Sanguinetti 2020. 20 años atrás Chengue Morales - Julio Ribas

Juan Pedro Ribas

28.05.2020

El programa en Positivo de Sarandí Sport, comenzaba a las 3 Am luego de la participación del entrañable Jorge Rowinsky y terminaba a las 7 Am, algunos días a las 9 Am.

Se había formado una legión de escuchas que se autodenominaban "Las Gauchas" que luego fueron reconocidas por una gran parte de la sociedad por su labor social.

En cierto modo, la presencia de esas madres y abuelas rectaban la conducción del programa.

Que maravillosas esas veteranas.

Desveladas ponían al servicio del programa toda su chispa sus manías, sus historias y cuidadito en caer en la lengua de ellas.

Una vez me llamo Víctor Vaillant y me dijo "menos mal que no se la agarran conmigo, pero varios me llamaron también para decirme que por favor las doñas paren un poco la mano".

Para ellas no existía el día y la noche, dormitaban en la madrugada para escuchar el programa.

De mañana y de tarde se lanzaban en malón, a realizar obra social con cualquiera o cualquier necesitado que llamara a la radio.

Muchas participaban en el reparto de la comida nocturna para los "Sin techo" o "Los refugiados".

Totalmente desorganizado, el malón a veces se cruzaban en el caminar por los barrios, se saludaban, se abrazaban e improvisaban una pequeña asamblea.

Las comunicaciones y la organización desorganizada se establecían a través de la propia Radio, con saludos, mensajes, matizando con algún chismes sobre los vecinos ortivas.

Del Cerro al Borro, de Las Acacias a La Chacharita de los Padres, de la Chancha a Villa Española, del sur y Palermo a Colón.

Emblemática, desde Pocitos, Beatriz García Morales de casi ochenta años, contaba anécdotas familiares, personales y aun de la feria que avistaba desde la ventana de su apartamento, siempre alentando a las jóvenes que llegaban al amanecer, "si la tienen, hay que usarla, yo era del tiempo en que en los quilombos había palanganas".

Cada tanto lanzaba alguna consigna  a favor del Frente Amplio pese a provenir de una distinguida familia Blanca.

En la hora cultural además de recitar poemas cantaba en francés y alternaba con tangos.

Cuando algún invitado nos pegaba el faltazo, lo decíamos al aire y la gente se quejaba o justificaba.

Así llegaron Mujica, Lucia, Sarthou, Hierro López, Gandini y muchos más.

Canario Luna se invito solo "es mi cumpleaños, estaba fogoneando en la caldera del puerto y dije que estoy haciendo yo acá, me voy pa´ la radio" con él transcurrimos varias madrugadas junto al inefable e inolvidable Pistola Marsicano que pertenecía al elenco permanente.

También llego Donato Racciatti para contarnos del tango en Japón, así Delgrossi, Guarnerio, Orpi y muchos más.

En varias oportunidades comente "El Chengue no viene, dice que viene y después no viene".

Una madrugada llegue sobre la hora y ya estaba sentado en el estudio; el Chengue.

Mi abuela es de las gauchas, me dijo:

"Anda al programa de Juan Pedro o te mato"

Al programa de Juan Pedro se podía ir a cualquier hora en cualquier momento sin necesidad de anunciarse, sin pedir audiencia, sin presentar currículum, llegabas y entrabas, algunos muchas veces interrumpiendo la transmisión y saludando a grito pelado.

Estadio Centenario repleto, no cabía una aguja,  en el palco oficial el juez Eguren y Magurno, en el campo de juego se arma una batahola fenomenal, todos de frente y de verdad, sin amagues.

El destino hablo y los encontró por un lado el Chengue, mi amigo, y por el otro lado  Julio Ribas, mi hermano.

No sé si fue la presencia de Eguren, pero marcharon todos a la Cárcel Central conducidos por la Fuerza Pública.

La entrada fue apoteótica, los recluidos golpeaban con cacerolas las rejas provocando un repiqueteo ensordecedor y gritaban "Que se den, que se den".

Yo tenía amigos en las dos Barras, el Pepe Larriera y el Manco y el Tano Feliccini y Coirolo.

Alguien llama y dice, "la hinchada de Peñarol va para la Jefatura, piensan entrar a la fuerza"

Inmediatamente me dirigí a la Jefatura, donde aparentemente también estaban informados, porque habían colocado dos vallitas, una que cerraban 18 y Yi y otra que cerraba San José y Yaguaron.

De repente, una ola humana rugiente irrumpió por Soriano y Yi.

En aquel mar humano logre ubicar a Salvatierra con su larga melena enmarañada y allí iniciamos un dialogo, lo tengo plenamente identificado, pero no recuerdo si el nombre era Teniente Silva de la Republicana.

Así comenzó la tranza, era claro que no podían entrar a la Jefatura.

Con Salvatierra fuimos a explicarle eso a la hinchada.

Luego de un cabildeo la propuesta fue:

Entran dos hinchas y bajan uno de Nacional y otro de Peñarol, conversan y escuchan que todo está bien.

El compromiso era dispersar y volver a casa en paz sin destrozar los comercios de 18 de Julio y de las calles aledañas.

Todo se cumplió a la perfección.

Tiempo después, por un incidente similar el Chengue fue a parar al Establecimiento de Detención de la Chacra Policial de Canelones.

Hacía tiempo que no lo veía; concurrí a darle un abrazo y llevarle un recuerdo para su abuela.

Columnistas
2020-05-28T07:39:00

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