Historias Reales. Capitulo 26. Del ladrillo en la Punta. Comienzo del siglo XXI
Juan Pedro Ribas
11.08.2020 14:43
Punta del Este es fascinante, un poco argentina, un poco uruguaya, también del mundo.
Expone lo mejor y lo peor de ambas naciones, todo en forma glamorosa.
Es como un "cambalache" pero bonito y las cámaras no vacilan en recorrer las zonas rojas deslizándose respetuosas en las fiestas VIP que se despliegan en mansiones donde se confunden tratantes, traficantes, lavadores y desfalcadores del Estado.
Distinto a cuando registran el momento en que la policía en el Cante, tumba contra el suelo al ladrón de gallinas.
Sin el programa "En positivo" de Canal 5, en el cual prácticamente ningún hecho de Punta del Este tenía cabida, las coberturas en el balneario eran destinadas a "La hora de los deportes", Señal 1 y TVC, además de micros, primero para la mañana de Canal 12 y luego para "De Igual a Igual" de Omar Gutiérrez.
Así llegamos a una hermosa chacra, en la falda de Las Cumbres donde China Zorrilla y Carlos Perciavalle ofrecían un espectáculo que concitaba la atracción del público del verano.
Cansado me quité los zapatos para sentir el césped debajo de los pies, recostado en un árbol un tanto adormecido.
De repente llega Carlos y me dice "No podrías ayudarme con estas sillas", "si como no", le dije.
Entonces coloqué dos hileras de sillas al costado de la platea.
Me dijo "que te parece si dejamos un espacio en el medio para la entrada y agregamos tres filas atrás y a esa mesa la colocamos allá". Acomodamos las sillas y aproveché la colocación de la mesa para preguntarle si la nota la podíamos hacer sentados en esa mesa, Carlos abrió los ojos bien grandes y me dijo "hijo de puta, porque no me dijiste que no eras el empleado, que venías por la nota".
Le contesté: "En primer lugar, porque reconozco que no tengo perfil televisivo, pero fundamentalmente porque sos tan crack que me viste como un empleado haragán, tirado descalzo ahí y sin ningún reproche y ninguna soberbia, me incentivaste al trabajo".
La falta de perfil televisivo ya había sido señalada por un muchacho, Felipe Habermehl, productor de "La hora de los deportes" que me impuso de ese conocimiento mientras maquillaban a Alfredo Etchandy y mi querido Julio Cesar Gard.
Compartimos con Carlos Perciavlle y con esa cautivante mujer que era China Zorrilla, una hermosa charla en la que los entrevistados desbordaban calidad e inteligencia.
Al retirarnos, el camarógrafo (mi hijo) me dijo: "dejá esto de las notas y dedícate a la jardinería y a la escenografía que vas a ganar más plata".
Al emitir la nota sentí un orgullo indescriptible de ser compatriota de esos fenómenos.
Al otro día a la mañana, nos trasladamos al puerto, puesto que habíamos conseguido un gomón para introducirnos mar adentro y filmar unas escenas de competencia en la cual participaba un uruguayo con mucho destaque.
Esas millas en el gomón, fueron bravas, el mar picado. Pero al final llegamos.
Como macacos le hacíamos señas al deportista para que mirara a la cámara, esperando que saludara.
Cuando al final logramos que nos viera nos miró como si no existiéramos, se dio vuelta y se alistó para la competencia.
Volvimos con el almuerzo en la garganta.
Capítulo aparte fue concurrir a una recorrida en Casa Pueblo, yo apreciaba mucho a Agó Páez y alguien cercano a ella organizo un encuentro con Carlos Páez Vilaró.
Hicimos la recorrida en ese ambiente mágico, valorando la construcción talentosa realizada palmo a palmo con sorpresas de buen gusto y fundamentalmente pensada para conmoverse al atardecer.
La caída del sol muestra la majestuosa naturaleza transformada en un cuadro de colores que enaltecen al más bello atardecer del mundo.
En ese ámbito que pese a la grandeza no deja de ser sencillo, conocí a Carlos Páez Vilaró.
Me enriqueció con sus anécdotas y su filosofía de vida, con su optimismo y sus planes y cuando recorrimos la biblioteca sentí una emoción indescriptible, parque me dijo "Agó me contó tu lucha a favor de los desplazados y de los humildes, de tu simbiosis con los negros y con los indios, quiero regalarte este libro "Entre colores y tambores" en el que con toda humildad trato de descifrar nuestras raíces afro indígenas".
No quiero transcribir la dedicatoria porque no me la merezco.
Le pedí eso sí, unos borradores de dibujos, que entregue luego en una Organización del barrio Sur y otras a Rodolfo Martínez Barboza, compañero de la madrugada en Sarandí Sport con el querido Jorge Rowinsky.
Y en el transitar de Punta del Este a Montevideo, donde también escribía columnas para "Sábado Show", me sorprendí con la sencillez de José Luis Perales, la calidez de Sandra Mihanovich y la exuberante María Marta Serra Lima, esplendorosa que se confesó seguidora del boxeo, deporte que además soñaba con hacer de joven.
La próxima etapa seria la cena de los famosos en Punta del Este en beneficio de la Fundación Winners y el retorno al día siguiente con la caravana del PIT CNT.
Juan Pedro Ribas
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias