La cumbre de la OTAN en La Haya (Segunda parte). Jorge Jouroff

20.08.2025

En la primer entrega se analizó la declaración final y lo relativo al foro de Industria de OTAN. La segunda analiza las discusiones estratégicas y cómo preveen los países de la organización los escenarios futuros y las estrategias para encararlos.

Es fundamental para ello comprender la actual situación, donde los intereses y la visión de Estados Unidos  no coinciden exactamente con la visión europea.

 

El Foro de Defensa

El foro discutió las ideas que llevaron a los acuerdos de la reunión de La Haya. Dadas las exigencias del gobierno de Trump, las reuniones giraron en torno  la necesidad de Europa de hacerse cargo de su propia defensa y por tanto el aumento del gasto de defensa estimado en un cinco por ciento. Cuando esa discusión pasa al nivel estratégico, y más allá de las auto declaradas buenas intenciones, es que Europa se lanza a una carrera armamentista para no quedar fuera del gran juego, aunque en parte comprende que ya no lo está. Las reuniones temáticas forman grupos de trabajo que reúnen grandes industriales de la industria, la defensa y el gobierno para desarrollar perspectivas compartidas y elaborar recomendaciones políticas.

 

El temario de las sesiones estratégicas

Los resultados de estas sesiones son la base para los debates posteriores y pretenden dar forma al enfoque de la OTAN respecto de la preparación industrial para la defensa. Se crearon seis comisiones. Textualmente:

1.    Medidas para satisfacer las necesidades de capacidad de la OTAN.
Abordar los rápidos cambios en los requisitos de capacidad y el enfoque de la industria para afrontar el desafío.

2.    Garantizar una capacidad de producción transatlántica sostenible y cadenas de suministro
de defensa seguras que puedan cumplir sus funciones en un entorno volátil.

3.    Acceso a la financiación
Medidas adoptadas o que deben adoptarse para garantizar el acceso de la industria a la financiación con el fin de apoyar el desarrollo de las bases industriales y aumentar la producción industrial.

4.    Adopción rápida de soluciones innovadoras
Estudio de caso: Aceleración de la adopción de tecnologías no tripuladas y anti-no tripuladas.

5.    El papel de las nuevas tecnologías para contrarrestar las amenazas híbridas, incluida la protección de infraestructuras submarinas críticas
Examinar cómo la tecnología emergente puede fortalecer la resiliencia frente a las amenazas híbridas en evolución.

6.    La OTAN y el papel creciente del sector espacial comercial
Identificar amenazas y crear resiliencia en el ámbito espacial." 

 

Estados Unidos y Europa

El cambio de contexto, los intereses de cada país y la pugna por la hegemonía a nivel global obliga el reajuste de estrategias de cada quien, acorde a como vislumbra los escenarios posibles. Desde el fin de la segunda guerra mundial, la hegemonía de Estados Unidos sobre occidente se mantuvo. Los dos pilares de la reconstrucción del orden de posguerra fueron el Plan Marshall y la creación de la OTAN, algo que alineó a Europa tras los intereses de Estados Unidos. El atlantismo expresa, a nivel de ideas o doctrina, esa idea conceptual. A la vez que Europa se beneficiaba de las inversiones americanas, delegó en Estados Unidos y la OTAN la responsabilidad fundamental de la defensa. El despliegue norteamericano, su industria de defensa y, muy importante,  la red de inteligencia global, eran el paraguas europeo, todo concebido fundamentalmente contra el otro bloque, la Unión Soviética y el pacto de Varsovia.  La caída de la Unión Soviética, pero sobre todo, la globalización  junto con el ascenso de la República Popular de China, cambiaron totalmente el escenario, dando paso a una nueva era global.

Ya en la década de los noventa, se empezaron a escuchar voces contra "el peligro que China representa para los Estados Unidos". Ahora se habla de "China y sus empresas", incluyendo a éstas últimas como amenaza. Uno de ellos el consejero de seguridad nacional y parte del establishment  Zibnieb Brezinsky,  quien, desde los think-tanks de las universidades norteamericanas alentó una respuesta militar al crecimiento chino, "preventivamente, cuando podemos hacerlo". Posteriormente, Estados Unidos comenzó a virar su política exterior con Obama, cuando se comienza a definir como escenario principal el Indo -Pacífico.  El primer período de Trump lo aceleró, y Biden lo retrasó debido a la guerra de Ucrania y su postura de sostener la guerra a cualquier costo. Luego Trump lo acentuó, y lo expresó crudamente en una de las primeras reuniones de gabinete de su segunda presidencia cuando declaró que "la Unión Europea nació para joder a Estados Unidos. Ese es su objetivo, y lo ha cumplido muy bien", expresando así la postura de las élites norteamericanas de América first, la consigna de su primer gobierno.

Hoy Europa se ve enfrentada al mismo dilema de Alemania en el período entreguerras, cuando Hitler, luego de acuerdos con los capitanes de la industria bélica alemana, los Krupp y los Thissen, lanzo su consigna de "cañones o mantequilla" y comenzó el rearme alemán que preludió la segunda guerra mundial. El sistema capitalista resuelve las crisis por la forma que conoce: mayor acumulación de capital  y ajuste de cuentas con la competencia mediante la guerra. Es ése el sentido de la frase de Klausewitz, que "la guerra es la continuación de la política," precisamente por medios violentos. La actual situación supone, también, el fin de la ilusión socialdemócrata que fué propia del modelo de acumulación europeo mientras otros se ocupaban de la defensa.  La reunión pone de relieve, además, el propósito de una defensa común y por eso se entrega y coordina con las grandes empresas multinacionales. Por ello la conferencia reafirma el artículo cinco ( la defensa colectiva) e insiste en el atlantismo. Por la misma razón, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que llevaba tiempo reclamando un objetivo del 5%, cantó victoria alabando cómo ahora se gastará "más de un billón  (mil millones) de dólares  estadounidenses al año" en defensa desde Europa y Canadá. Las seis primeras empresas de defensa, las mayores productoras de armas, perteneces a Estados Unidos. Las declaraciones acusan e China, Rusia , Corea e Irán por el gasto en armamento, pero el hecho es que Estados Unidos sólo produce casi la mitad del armamento mundial, unas siete veces más que China y más de cinco veces que Rusia. Entre los exportadores de armas, el SIPRI coloca en primer lugar a Estados Unidos con un 43%, en segundo lugar a Francia con casi un 10% del total del mercado de armas.  Siguen Rusia, china y Alemania, con porcentajes que van del 7,8 a casi el 6 % del total. El resto de los países europeos oscila entre el 5 y el 3%.

Entre los importadores, figura  en primer lugar Ucrania, con cerca del 9 % del total del mercado importador de armas. La guerra sirvió a Ucrania para ser el primer comprador de armas a nivel mundial, armas en su enorme mayoría de Estados Unidos. La guerra no es gratis.

Europa, y en particular Inglaterra, Alemania y también Francia, no se resignan a ocupar un lugar de segunda categoría en el nuevo orden mundial, que es donde las coloca la nueva estrategia de Estados Unidos con Trump. Las viejas potencias imperialistas de Europa deciden incrementar el sector defensa hasta el límite de sus posibilidades económicas. Por ello, más allá de lo anecdótico de la conferencia, lo relevante es el impulso a un capitalismo de guerra, a una forma de reproducción y acumulación del capital que necesita de  la producción de armamentos, que a su vez compran los estados, para acumular a escala ampliada. El problema es que esas mercancías, el armamento, sólo conocen una forma de ser empleadas y consumidas.

Jorge Jouroff
2025-08-20T11:47:00

Jorge Jouroff