La explotación no tiene un significado moral. Carlos Pérez Pereira
05.06.2025
Se trata de un concepto de la economía política y no se asimila a la pobreza, definida por la sociología tradicional.
La etimología de la palabra "pobreza" se remonta al latín "paupertas", que deriva de "pauper", que significa "pobre" o "necesitado". Este término, a su vez, se conecta con el proto-indoeuropeo "*peh-w", que significa "poco" o "pequeño".
Permítanme una digresión: Hace pocos días, el presidente argentino Milei, ante un auditorio proclive a aplaudir su histrionismo, afirmó que la explotación de los trabajadores no existe, que es un invento. He aquí su razonamiento: Los trabajadores venden su fuerza de trabajo al empresario, que la adquiere. Por lo tanto, los vendedores no son los empresarios. En todo caso éstos son los explotados. Y así, con simpleza argumental apoyada por una gestualidad simiesca, invirtiendo los términos, liquidó con lo que él mismo denomina como "la teoría de la explotación". ¡Supremo! De haberlo escuchado al genio, miles de analistas, arrancando por Hegel, Marx, Weber, siguiendo por los de la Escuela Crítica de Frankfurt, y otra pléyade de charlatanes, hubieran ahorrado los quilómetros de escritos argumentales, enseñados en decenas de las más reconocidas universidades del mundo. (Si no fuera porque lo vi al tipo en escena, hubiera afirmado que se trataba de un programa cómico)
Volvamos a lo del título. En griego antiguo, "πα?ρος" (pauros) también tenía el significado de "poco". La palabra "pobreza" en español, por tanto, transmite la idea de falta de recursos, falta de bienes, o la condición de alguien con escasos medios de sustento.
¿De dónde parte la confusión? En economía marxista no se maneja el término "pobres" como sinónimo de "proletariado" o "clase obrera". Muchos analistas y pseudo analistas incurren en ese error. Y de ahí extraen la conclusión, equivocada, de que para los marxistas la lucha de clases es la lucha de pobres contra ricos. Es una interpretación pre-marxista, que nada tiene que ver con los conceptos iniciales de los autores de la teoría. Nada tiene que ver mi amor con el ojo del hacha, aunque también muchos de los llamados "liberales de izquierda" repiten alegremente estos conceptos.
Mientras que la pobreza es una situación relativa a la cantidad de bienes o beneficios de que carecen las personas, en términos cuantitativos y en oposición a quienes tienen mucho y les sobra, la explotación se define como el proceso en el que una clase (la capitalista) se apropia de parte del valor excedente (plus valía) generado por otra clase (la trabajadora asalariada). Es decir, los trabajadores crean (siempre) más valor que el que reciben como salario, y ese plus valor es apropiado por los capitalistas como ganancia, o como renta. Estas se reinvierten, en parte en sus empresas (mantenimiento, reposición, salarios) y en parte son utilizadas para sostener sus vidas privadas, sus familias, sus mansiones, sus fiestas, sus viajes, o simplemente se acumulan en sus cuentas bancarias. En el esquema primario capitalista, la producción (y la explotación) es colectiva, mas la apropiación del excedente es individual (aunque sea un directorio o una sociedad). Esa circunstancia es la que define una clase con respecto a otra, como términos dialécticos de una oposición de intereses. Y si bien, en general, los explotados son pobres en términos relativos, no lo son en el mismo sentido de los pobres a quienes les falta todo: trabajo (o trabajo permanente), comida, casas para vivir decentemente, posibilidades de criar y educar a sus hijos etc. Los explotados, estricto sensu, no son pobres, son eso: explotados. Aunque pueden coincidir en ciertas carencias, dependiendo de cuánto es su retribución por la venta de su fuerza de trabajo. Dicho de otro modo: aunque un obrero, con un buen salario promedio, satisface muchas de sus necesidades primarias, no deja de ser un explotado.
Se podrá discrepar con la economía marxista, pero lo que no se podrá afirmar con seriedad es que la explotación no existe. Tendrá otro nombre, merced a esa proverbial capacidad que tienen los académicos para aplicar eufemismos; o como lo afirman algunos economistas de derecha: es un tema moral, por lo tanto, no pertenece al universo científico de la Economía. Y santas pascuas; lo que no es, no existe.
La plusvalía como fuente de ganancia y de inequidad universal
La plusvalía es la fuente de ganancia o beneficio para los capitalistas. Estos utilizan este valor extra para financiar la expansión de sus empresas y generar más beneficios. Y otra parte, la porción menor, para mantener con vida a quienes les dan vida. También son fuentes de ganancias las rentas producidas por los capitales invertidos en los bancos, que se incrementan con las tasas (intereses) pagadas por los prestatarios. Mecanismo genial inventado por los capitalistas que se aprovechan de otros capitalistas, aprovechadores a su vez de otros. Aquel "ganarás el pan con el sudor de tu frente", se fue al diablo, hablando mal y pronto. Pero no culpemos al pobre Jesucristo y no recordemos su nombre en vano, cuando echó a los comerciantes del templo. Quedó para las tribunas. Entre capitalistas productores y banqueros, generan un círculo virtuoso de explotación al resto de la sociedad que paga. Saquen la cuenta de lo que se denomina "tasa global (o universal) de ganancias" (sumen empresas y sistema financiero, por mera curiosidad) y verán que el sistema tiene vida para rato, porque se multiplica y se alimenta a sí mismo. Estos contubernios permiten ganancias de empresas que dejan ridículos a los PBI de países pequeños y medianos. Como para proyectar viajes pagos a Marte, o para implementar en el espacio un enjambre de satélites vigilantes, con capacidad tecnológica para verlo a usted cuando sale al patio a fumar y la marca de cigarrillo que compra.
En resumen, el capitalismo es un sistema que, atrapado en sus propias contradicciones, cada vez acumula en menos gente, más poder y más capital, avanzando en su capacidad de succión hasta hacer que cada día, habrá menos trabajadores explotados, pero más población en situación de pobreza. El mecanismo interno de este sistema, conlleva una contradicción fundamental: cada tanto hay más productos para vender y hay menos poder adquisitivo para comprar por el incremento de la desocupación y de la pobreza. Entonces viene lo que Marx predijo como las "crisis de sobreproducción". La de 1929 se resolvió luego con la guerra mundial, otras se resolvieron con guerras parciales, generando necesidades (compras de armas, por ejemplo) que dinamizan (keynesianamente, haciendo agujeros y tapándolos) al resto de la economía. Por un tiempo, hasta otra crisis que vaya el diablo a saber cómo se resolverá. Pongámonos a temblar, porque el diablo es hábil y paga bien los favores.
Con la revolución tecnológica, en términos absolutos, la relación capital- trabajo está cambiando y cambiará más. Y las masas desocupadas se hacinarán en los espacios que logren mantener o conquistar con su número, si no son exterminados en alguna que otra guerrita planetaria o local. (¿Qué harán Europa y EEUU con la invasión imparable de emigrantes?). En términos relativos, las rentas del capital global seguirán siendo superavitarias (y escandalosas) en beneficio de empresas multinacionales, dueños de riquezas obscenas, suficientes para dominar al mundo, a ejércitos del mundo y a fabricar naves espaciales para hacer turismo en el espacio exterior. No se ilusionen, si por algún desperfecto no regresan quedan sus testaferros y socios, tan alegres como nosotros. Los capitalistas se necesitan, pero no se quieren.
Sin embargo, los términos de explotadores y explotados, mientras exista y se resista y se reconvierta el capitalismo, no desaparecerán en corto o mediano plazo, en escenarios globales. Simplemente cambian de paradigmas, alterando los términos capital-trabajo y hasta la misma teoría del valor, cerno de la construcción marxista.
Hasta que el HOMO SAPIENS tome conciencia, masivamente, del poder destructor de este nefasto sistema y quiera cambiarlo por otro más humano.
Carlos Pérez Pereira
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias