La expulsión de Pablo Caggiani de ADEMU Montevideo, es una medida desatinada. Carlos Pérez Pereira
12.11.2025
Es una medida propia de otras guerras y otras batallas, que solo existen en las cabezas de quienes la tomaron. Una medida que nos retrotrae a los viejos tiempos de las purgas provocadas por el pensamiento único. Y si hay duda de esto, adviertan como la derecha festeja sus consecuencias.
La explicación aducida por la presidenta de la organización, Paola López ("se trata de una discusión histórica y un "proceso habitual", "la de aceptar o no que una persona afiliada pueda tener a la vez un rol político."), tiene gusto a poco. Para ella, se trata de algo "incompatible" (reportaje en LA DIARIA, miércoles 12/11) y la medida se ha tomado con otros ahora ex afiliados.
Es una situación que, explicada así, llama la atención y motiva a algunas consultas: ¿Está establecida en los estatutos del gremio tal "incompatibilidad", o es una postura personal o de algún espacio de opinión dentro del gremio? Sí está en los estatutos, desde el momento que asumió un cargo político, el afiliado deja de serlo, no necesita una "desafiliación". El tema es si esa "desafiliación" es permanente, o es una suspensión mientras dure el ejercicio del cargo político. ¿Hay un protocolo para tomar una medida de ese tipo? ¿Los acusados y excluidos se pueden defender? ¿Devolverán la calidad de afiliado a Pablo Caggiani, una vez que deje el cargo de presidente de la ANEP? ¿Hay decisiones históricas del gremio que sientan jurisprudencia sobre decisiones futuras o hay "vacíos legales" al respecto? ¿Una resolución tan importante, se puede tomar por una "mesa ampliada" que sustituya a un quorum mínimo, ese sí establecido por los estatutos, de 2000 participantes? Son preguntas que caben en estas circunstancias.
Según Montevideo Portal una asamblea de ADEMU que no reunió el quorum para funcionar y asumió como mesa ampliada, ha resuelto desafiliar a Pablo Caggiani del gremio (y a otras maestras que no acataron la medida de paro), porque éste "no la representa en la presidencia de la ANEP". Si la información que nos da MP es correcta, hay que decir que, quienes tomaron la medida, olvidan un pequeño detalle: Caggiani no fue elegido por ADEMU para estar donde está, en cuyo caso la medida tendría por lo menos explicación, aunque fuera injustificable. Fue elegido por la Presidencia de la República, o sea por la autoridad legítima más importante del país.
Expulsar de un sindicato o gremio, a un afiliado por ser un marido pegador, feminicida, filicida, violador, acosador, parricida, pederasta, asesino serial, terrorista de estado, torturador, estafador, ladrón, etc. o a quien se apropia de dinero de los trabajadores, o atenta contra la existencia misma de la organización violando sus estatutos, está bien. Pero este es un caso en que el sancionado "no los representa", en un lugar donde nadie pidió, ni se votó, ni se designó a un representante suyo. Desafiliar a alguien por estar en contra de una resolución del sindicato, es una medida, por lo menos, desproporcionada. Quizás pueda ser justificada en tiempos de guerra, o de caos social y político. Seguramente caben allí una serie de sanciones menos definitivas, como la amonestación o la suspensión.
Y hay más: esta es una medida violenta, aunque no haya violencia física. (Ya lo dicen los Psicólogos sociales: las violencias simbólicas a veces tienen tanto efecto, o más, que las violencias físicas). Porque violenta la convivencia, la libertad de opinión y la libertad de participar en un gobierno que dirige los destinos del país (en el caso de Caggiani los destinos de la Educación Primaria), y que no tiene por qué estar de acuerdo con los postulados y objetivos de un gremio del rubro, aunque sea el suyo. No fue puesto allí por ellos. "No los representa" porque no los representa. Recordemos una vez más que el gobierno no es el representante de unos pocos, ni de grupos corporativos, ni es una federación de espacios políticos, gremiales, culturales, etc. El gobierno es un gobierno de todos los uruguayos y uruguayas.
Es una buena manera de echarse tierra encima, en perjuicio de todos los sindicalistas, y no solo del ramo de los docentes.
Hay que dar muestras de tolerancia hacia la diferencia de ideas; expandir, ampliar, incrementar la democracia interna y externa, intensificar la lucha por los DDHH y ciudadanos, acumular, incorporar voluntades para lograr las mejoras y ampliar los derechos y los beneficios. Con este tipo de medidas se acota, se restringe, se cortan vínculos y se dinamitan puentes, se reduce, se polariza, se estrecha, se discrimina.
En tiempos, además, donde quienes más fuerza hacen para derribar valores democráticos, están en los antípodas de los maestros y profesores que luchan efectivamente para mejorar la calidad de su trabajo y de su función en la sociedad. El cuerpo docente es un espacio de participación social de importancia vital para proyectar lo que Paulo Freire decía acerca de lo que para él era la educación: "Lucho por una enseñanza que nos enseñe a pensar, no que nos enseñe a obedecer".
Y esa es una enseñanza democrática, totalmente alejada de las políticas de exclusiones. Para Paulo Freire los maestros deber ser ciudadanos políticos que enseñan a los niños a vivir en democracia y a luchar por la superación de todos los seres humanos.
Mi reconocimiento especialísimo a la actitud del propio Maestro Caggiani (a quien no conozco) por la tremenda dignidad y altura de las respuestas que dio a la prensa por esta medida que sin duda lo afecta muy duramente. Respuesta que colide con la actitud tomada por su gremio, en el que militó durante más de 20 años.
Esperemos que este tipo de medidas se reviertan, no por el bien de Caggiani, sino por el bien del propio gremio de docentes que la tomó.
Carlos Pérez Pereira
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias