La nueva guerra global y latinoamericana. Esteban Valenti
29.05.2025
En América Latina, territorio de muchas guerras y sobre todo guerras internas, esa situación ha cambiado radicalmente y es sin duda un elemento positivo, pero en realidad, eso no terminó con la violencia. Cambió de signo.
Hoy la violencia incluso mayor que en los tiempos de las guerrillas y los movimientos armados y las guerras entre naciones, es la guerra contra el delito organizado, en particular contra el narcotráfico. Aunque es difícil de separar el tráfico de drogas con el de armas y el de personas y en general con el impacto e impulso que las organizaciones del crimen organizado, le dan a la criminalidad en general en todas las naciones.
Figuran en las páginas rojas de la prensa, en la preocupación de los ciudadanos, y en el caso de Uruguay ocupan el primer lugar, pero falta un debate profundo, realmente nacional y regional sobre un cambio muy grave que se ha producido: la lucha, la guerra contra el crimen organizado ocupa hoy el primer compromiso por la defensa de las sociedades, de la soberanía y el control territorial de nuestras naciones.
El crimen organizado es la principal amenaza en todos los países de la región, aunque con registros diferentes, a la vida pacífica de las poblaciones, en la salud moral, a la estabilidad institucional y a la propia democracia.
No se necesita mucha imaginación para proyectar, en base a los datos y cambios en las realidades sociales y territoriales del delito en nuestros países, lo que sucederá dentro del cinco años, el nivel de las amenazas, el número de personas comprometidas, en particular jóvenes y los cambios que esto impondrá en nuestras sociedades.
Es una enorme pitón que se devora a si misma, que engorda a costa de su expansión y se extiende a nuevos niveles del delito y amenaza aspectos muy importantes de nuestras vidas. Repta como una enorme serpiente que además, trata de acostumbrarnos para que asumamos que es simplemente un lento e inexorable cambio de nuestra civilización.
Aumentan su producción, su distribución en nuestros territorios, su exportación, el consumo y por lo tanto el compromiso y acumula cantidad monstruosas de dinero comprometiendo en sus redes, en sus estructuras a más y más personas, en particular jóvenes pobres y excluidos, aunque sus jefes puedan ser de otros sectores sociales. Las tropas en todos los países tienen el mismo origen social y cultural, los consumidores no. La droga penetra en todos los sectores.
Es una gigantesca batalla cultural que nunca antes afrontó ni el país, ni el genero humano: la evasión a través de las diferentes drogas hacia la falsa satisfacción y el peor consumismo.
Se han escrito toneladas de libros, publicado bibliotecas enteras, pero ellos siguen allí creciendo y multiplicándose.
En América Latina debería haber un cambio cualitativo, asumir que los Estados con todas sus fuerzas disponibles enfrentan un desafío, organizado, pletórico de recursos, sin límites morales ni legales de ningún tipo, sin el menor respeto a las instituciones, a las fronteras, a las autoridades y a las leyes.
El cambio ya ha sido muy grande, no solo en la cantidad de mercancía y dinero o de personas que consumen y operan en sus redes, sino en la calidad de los problemas que afrontamos.
Si los Estados, las organizaciones internacionales, no asumen explícitamente que la lucha contra el crimen organizado es la principal batalla que debemos afrontar y vencer en América Latina no se producirán los cambios necesarios.
Con las mafias nacionales, diversas y en conflicto entre ellas, regionales, dentro y fuera de las cárceles no hay negociaciones posibles, no hay reglas ni una paz negociada. No hay empates, o vencemos o nos derrotan. Y seguir por los actuales senderos es una derrota asegurada.
No es una guerra de la policía ni de los servicios tradicionales de inteligencia, es una guerra total, del conjunto del Estado y del conjunto de la sociedad.
Es una batalla que si se incluye en las batallas políticas tradicionales, tenemos altas posibilidades de perderla. Tenemos diferencias ideológicas y políticas, pero tenemos algunos límites que nos unen inexorablemente.
Involucra naturalmente al Ministerio y los ministerios del Interior de los diversos países, pero con otro nivel de coordinación institucionalizada entre ellos, sobre todo a nivel de Inteligencia, las cárceles, la educación, la salud mental, las fuerzas armadas, no solo en el control de las fronteras (fundamental), las relaciones internacionales, la salud pública, las aduanas, los sistemas de transporte y el sistema financiero.
Voy a llegar hasta el final, debemos construir una nueva épica social en el enfrentamiento al crimen organizado. No es una tarea administrativa y de control más, ya es otra cosa, por las cifras y por la extensión de la serpiente.
Ellos tienen varias ventajas, el tiempo que ha transcurrido sin que los estados y las organizaciones internacionales reaccionaran al nivel necesario, vital y, segundo no tienen limitaciones financieras, no tienen fronteras morales, se reciclan permanentemente y se refuerzan.
La comparación de la cantidad de miembros de estas redes en los diversos países y su crecimiento, su armamento, su penetración en las estructuras del estado y su crecimiento general es muy alarmante. Mucho más si lo comparamos con las respuestas que están dando los estados, totalmente insuficientes.
Es una guerra total y sin cuartel que involucra no solo al estado, sino a toda la sociedad civil, aunque con responsabilidades diferentes, que deben coordinarse en el clima y en el nivel de la batalla cultural.
¿Qué país de América Latina incluso de América no enfrenta niveles diferente de acción del crimen organizado? En ninguno de los países han retrocedido, al contrario. Y el nuestro no es un oasis en absoluto.
Las cifras y estimaciones generales (con foco en 2023-2024):
Mercado global de drogas ilícitas: La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) estima que el mercado global de drogas ilícitas mueve cientos de miles de millones de dólares anualmente. Aunque no desglosan por región de manera detallada en términos de "dinero movido" para el productor o intermediario latinoamericano, se sabe que América Latina es el principal origen de la cocaína, y un actor clave en otras drogas.
Ganancias del narcotráfico (Global y Regional):
Estimaciones anteriores (no específicas para 2023-2024, pero dan un orden de magnitud) han puesto el valor del mercado global de drogas ilícitas en el rango de US$ 426 mil millones a US$ 652 mil millones anuales. Gran parte de esta cifra es "ganancia" que se distribuye a lo largo de la cadena de valor y una porción significativa fluye a través de y desde América Latina.
Valor de la cocaína en origen vs. Valor en destino:
Informes de 2024 (como el de la Fundación Rosa Luxemburgo) señalan que un kilogramo de cocaína, que puede costar entre €1,500 y €3,000 en América del Sur (regiones de origen), alcanza precios de €30,000 en Hamburgo (Europa) y US$ 20,000 en EE.UU.. Esta diferencia de precios indica el enorme valor que se añade a lo largo de la cadena y gran parte de esas ganancias se acumulan en los eslabones intermedios y finales, incluyendo a organizaciones criminales con base en la región.
Producción en aumento:
La UNODC ha reportado que el área de cultivo de coca en Colombia, Perú y Bolivia se ha más que duplicado desde 2010, alcanzando los niveles más altos de la historia, lo que sugiere un aumento en el volumen de drogas producidas y, por ende, en el dinero asociado.
Rutas y Lavado de Dinero:
Gran parte de las ganancias se "lavan" a través de remesas, inversiones en bienes raíces, negocios legítimos, criptomonedas y otros mecanismos sofisticados. Un informe de 2024 del Council on Foreign Relations menciona que "millones" se lavan a través de remesas.
Estas dramáticas pinceladas deberían hacernos pensar y actuar a todos los niveles de nuestro país antes de que no haya retroceso posible.
Esteban Valenti.
Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es) y de Other News (www.other-news.info/noticias).