La propuesta de paz de Trump Redefiniendo el orden mundial. Jorge Jouroff
16.12.2025
La propuesta del plan de paz difundida las últimas semanas contiene puntos para poner fin a la guerra con Ucrania y distender la situación, al menos por ahora. Sin embargo, la propuesta es bastante más que una oferta de paz.
En realidad redefine la estrategia norteamericana con respecto a Rusia volviendo a un punto muy parecido a antes de la guerra, sobre todo en cuanto a su sitial en el mundo. Significa también la derrota de las ambiciones europeas, sobre todo británicas, de ir a la guerra con Rusia usando como pretexto a Ucrania.
El viraje
La propuesta de paz de Trump implica mucho más que la paz con Ucrania. En efecto, dicha propuesta contiene las condiciones de paz pero también se refiere al sitial de Rusia en el nuevo mundo globalizado, a las relaciones con las instituciones mundiales y a la devolución de los fondos rusos, que hoy se encuentran congelados en occidente. También la participación en la reconstrucción de Ucrania, el gran negocio del fin de la guerra. Adelantándonos a las conclusiones, se puede decir que es un acuerdo para prácticamente volver a la situación previa a la guerra, lo que significa en los hechos el reconocimiento del fracaso de la política de respaldo a Ucrania y a la que Kissinger se opusiera en su momento. Significa, también, un rediseño de la estrategia norteamericana en lo que respecta al orden mundial y el cambio de postura con respecto a Europa, que queda en una posición secundaria en el concierto de las potencias mundiales. Es el fin del atlantismo, y la admisión que Estados Unidos no es ya la superpotencia de antaño. Como es lógico, la nueva estrategia de seguridad nacional publicada hace unos días va en la misma dirección.
La propuesta de paz respecto a Ucrania
La propuesta se puede agrupar en cuatro partes: la primera con respecto a la situación general de Ucrania, la segunda con respecto a las concesiones territoriales, la tercera con respecto a la reconstrucción, y la cuarta, muy importante, relacionada con los fondos rusos congelados y su retorno al mercado global.
I) Situación general de Ucrania
Sin entrar en detalles, los primeros puntos aseguran la soberanía de Ucrania y la firma de "un pacto de no agresión pleno e integral entre Rusia, Ucrania y Europa," considerándose resueltas "todas las ambigüedades de los últimos 30 años." Por su parte, se confirmará que "Rusia no tiene la intención de atacar a los países vecinos y que la OTAN no continuará su expansión." Para ello se celebrará un diálogo entre Rusia y la OTAN, con mediación de Estados Unidos. Ucrania "acepta consagrar en su Constitución que no se unirá a la OTAN," y la OTAN acepta incluir en su Carta una disposición que establezca que Ucrania no será admitida en el futuro," pero sí a la Unión Europea. OTAN acepta no estacionar tropas en Ucrania, pero sí aviones de combate europeos, y el tamaño de la fuerzas armadas de Ucrania no superará los seiscientos mil efectivos. Estados Unidos ofrecerá garantías, por lo que recibirá compensaciones. Se establece específicamente que "toda ideología y actividad nazi debe ser rechazada y prohibida.", en una clara alusión a los grupos neonazis ucranianos que reivindican la figura de Stepán Bandera y que fueran gran sostén de Zelensky.
II) Territorios
En cuanto a las concesiones territoriales, se establece que "Crimea, las Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk "serán reconocidas de facto como territorio ruso, incluso por EE.UU."
Las provincias de Jersón y Zaporozhie permanecerán congeladas a lo largo de la línea de contacto, "lo que constituirá un reconocimiento de facto a lo largo de dicha línea.", renunciando . Rusia a otros territorios que controla fuera de esas regiones.
"Las fuerzas ucranianas se retirarán de la parte de la República Popular de Donetsk que controlan actualmente, y esta zona de retirada se considerará área de amortiguamiento neutral y desmilitarizada, reconocida internacionalmente como territorio perteneciente a Rusia."
Esto se complementa con el intercambio de prisioneros y civiles retenidos, para lo cual se crea un comité humanitario, y se acuerda una amnistía total de las partes involucradas en el conflicto.
Este acuerdo será jurídicamente vinculante y "su implementación será supervisada y garantizada por un Consejo de Paz presidido por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump." Además, y muy importante, establece el acuerdo de celebrar elecciones generales en Ucrania en un plazo de cien días, lo que evidentemente significa el recambio del gobierno ucraniano y la salida de Zelensky del poder. En los corrillos ya se habla del embajador ucraniano en Londres como posible sucesor.
III) La reconstrucción.
Sin dudas, la reconstrucción de Ucrania será el gran negocio resultante. El punto 12 asegura "un sólido paquete de recuperación global" con tres componentes, a saber:
l La creación de un Fondo de Desarrollo de Ucrania para invertir en sectores de alto crecimiento, como tecnología, centros de datos e inteligencia artificial.
l Desarrollar, modernizar y operar conjuntamente la infraestructura de gas natural de Ucrania, incluyendo gasoductos e instalaciones de almacenamiento en cooperación con Estados Unidos.
l Desarrollar "esfuerzos conjuntos" para reconstruir las zonas devastadas por el conflicto, en infraestructura, minería y extracción de recursos naturales, contando además con financiamiento del Banco Mundial.
IV) La vuelta de Rusia a la economía global.
Sin duda el punto relevante de la propuesta de paz. Hace unos meses, la cumbre Putin-Trump giró, entre otras cosas, alrededor del Artico como zona de inversión y desarrollo entre Estados Unidos y Rusia. Algo que viene madurando en los círculos de poder de Estados Unidos, como lo demuestra el interés de Trump hacia Groenlandia. Desde el punto de vista americano, significaría grandes inversiones y negocios, algo muy necesario en esta etapa de crisis. Evitaría, además, la posibilidad de resolver los conflictos con la guerra, y además, aparecería como contrapropuesta o complemento a la estrategia china de la ruta de la seda. Este rumbo se complementa con una serie de medidas hacia Rusia, teniendo como idea rectora el reintegro de Rusia a la economía global. El acuerdo propone concretamente "suscribir un acuerdo de cooperación económica a largo plazo para promover el desarrollo mutuo en energía, recursos naturales, infraestructura, inteligencia artificial, centros de datos, proyectos de minería de metales de tierras raras en el Ártico y otras oportunidades corporativas mutuamente beneficiosas." Como correlato necesario se estipula el levantamiento de las sanciones acordando por etapas y caso por caso.
Entre las sanciones, por supuesto están los fondos que Rusia tenía depositados en bancos occidentales y que la banca occidental "congeló", es decir, que sin quitarle la propiedad a Rusia no le permitió operar como represalia económica por la guerra. Fuentes oficiales rusas estiman en trescientos mil millones de dólares el monto de activos rusos congelados por países de occidente (Estados Unidos, miembros de la Unión Europea e Inglaterra). De ellos, unos doscientos cuarenta y dos mil millones se encuentran en la Unión Europea, en su mayor parte en la financiera belga Euroclear y en bancos franceses hay inmovilizados cerca de dieciocho mil millones de euros en fondos soberanos rusos. La semana pasada, el bloque decidió bloquear indefinidamente estos activos y evalúa otorgar un "préstamo de reparación" de ciento sesenta y dos mil millones a Ucrania financiado con los fondos rusos. Sin embargo, Bélgica, Italia, Bulgaria y Malta se opusieron a la medida, dado que consideran que no existe un marco legal claro. Según el acuerdo, estos fondos se desbloquearán y se utilizaran de dos maneras:
l Se invertirán cien mil millones de dólares "en los esfuerzos de reconstrucción de Ucrania. Estados Unidos recibirá el 50 % de las ganancias de este esfuerzo. Europa contribuirá con 100.000 millones de dólares para aumentar la inversión disponible para la reconstrucción de Ucrania.
l Los fondos rusos restantes se invertirán en un vehículo de inversión entre Estados Unidos y Rusia, que implementará proyectos conjuntos en áreas específicas. "Este fondo tendrá como objetivo fortalecer las relaciones y aumentar los intereses comunes para crear un fuerte incentivo para no volver al conflicto."
Europa, que hizo todo lo posible por atizar el conflicto con Rusia y respaldar a Zelensky, está en desacuerdo con el plan y con estos puntos en particular. Pretenden que esos fondos sigan congelados o se utilicen, bajo su tutela, para" ayudar a Ucrania", sin especificar bien cómo. Ven estos acuerdos como un entendimiento entre Estados Unidos y Rusia que los deja fuera de las negociaciones, y lo que es peor, fuera de la alianza privilegiada con Estados Unidos, que ahora prefiere entenderse con Rusia y evitar la guerra. Ellos, en cambio, prefieren no hacer acuerdos con Rusia, quedarse con sus fondos y preparase para la guerra, para la que declaran podrían estar preparados para 2029. Fundamentalmente volcando el grueso de sus inversiones al sector bélico, hacia una economía de guerra, con los cambios sociales que ello implica, sobre todo el reclutamiento.
El retorno de Rusia a las instituciones mundiales.
Los últimos puntos se refieren a devolverle a Rusia su sitial en el campo de las instituciones y la seguridad global. En efecto, "Estados Unidos y Rusia acordarán prorrogar los tratados de no proliferación nuclear y control de armamentos, incluido el START I" y se invitará a Rusia a incorporarse al G8. Y por si quedaba alguna duda, se establece taxativamente que "se establecerá un grupo de trabajo conjunto de seguridad entre Estados Unidos y Rusia para promover y garantizar la implementación de todas las disposiciones de este acuerdo." Los europeos no deberían molestarse tanto, ya que acuerdos de este tipo fueron la base de Yalta y Postdam al fin de la segunda guerra mundial. Sucede que en esos acuerdos ellos sí participaron, al menos los británicos.
Jorge Jouroff