CALLE A CALLE MVD (*)

La vida por un capricho

22.06.2025

MONTEVIDEO (Uypress/Daniel Feldman) - Las tardecitas de Punta Gorda tienen ese qué sé yo, ¿viste?

 

Caprichos tenemos todos, pero de ahí a jugarse la vida por uno... tiene que ser muy importante.

La calle Caramurú la tengo incorporada desde mi infancia, y más aún en la adolescencia, cuando en muchas ocasiones se me tornaba en camino obligado para ir a casa de un amigo, participar de alguna actividad proselitista en Malvín, o saborear uno que otro fin de semana las matinés del cine que toma el nombre del barrio, en la avenida Gral. Paz, ahí, a media cuadrita.

Cuando comencé a interrogarme acerca de los nombres de las calles de la ciudad, hacía un juego mental similar al del "Diccionario", que consistía en imaginar a qué o quién correspondía una denominación.

Caramurú se me antojó definirla como una célebre batalla en la lucha independentista, que tomaba el nombre del lugar de un recóndito paraje, donde las fuerzas orientales se batieron en singular duelo contra el opresor... ¿español?, ¿luso?, ¿luso-brasileño?

Al fin y al cabo, el nomenclátor de Montevideo es pródigo en recordar a militares de los más variados grados, batallas, triunfos, derrotas, como manera de forjar vaya a saber qué identidad guerrera e indómita que diera origen a nuestra peculiaridad.

Pero no; no acerté (como en la mayoría de los casos).

El nombre Caramurú está atado a la literatura.

Pongamos contexto urbano. No en vano nuestra calle de hoy nace ahí, pasando el arroyo del Molino, con una cuenca que ocupa casi 250 hectáreas, arrancando cerca de camino Carrasco para verter sus aguas en la playa Honda, y desde cuyo puente sobre Caramurú podemos otear el parque Baroffio y el célebre Molino de Pérez.

Pero, además del puente, que funge de límite entre la calle Aconcagua y nuestra homenajeada de hoy, Caramurú nace delimitada por la calle Fausto, que recuerda al célebre drama de Goethe.

En su recorrido atraviesa vías tales como Nativa y Grito de Gloria, obras del célebre Eduardo Acevedo Díaz. De textos de este autor también toman sus nombres Brenda, paralela de Caramurú dos cuadras hacia la rambla, e Ismael, que delimita una manzana triangular con Grito de Gloria y la rambla O'Higgins.

Está presente la calle René, personaje central de la novela de igual nombre de Francisco René, vizconde de Chateaubriand.

También es atravesada por Motivos de Proteo, escrito de José Enrique Rodó; Hernani, el drama de Víctor Hugo, obra en la cual se basó la ópera homónima de Verdi y con la que se inauguró nuestro teatro Solís el 25 de agosto de 1856.

Y Caramurú, ¿qué?

Se trata de la primera novela histórica escrita en nuestro país, de la pluma de Alejandro Magariños Cervantes (su nombre también está presente en el nomenclátor, pero a cierta distancia). Palmas y Ombúes, otra paralela, también evoca una obra del mismo autor, que además de escritor fuera ministro de Relaciones Exteriores, de Hacienda, rector de la Universidad, catedrático de Derecho de Gentes y senador.

Caramurú es una novela de 1850, publicada originalmente en España, y que tiene como subtítulo el encabezado de esta nota: "La vida por un capricho".

Transcurre en el período de las invasiones portuguesas (1816 - 1820) y la dominación luso - brasileña, que diera origen a la Provincia Cisplatina (1821 - 1825).

De acuerdo al escritor, crítico y ensayista hispano-uruguayo Fernando Aínsa, la novela "se centra en la resistencia contra los portugueses que, al norte del río Negro, llevaron a cabo montoneros y guerrilleros refugiados en los 'montes' que crecen a orillas del río Uruguay a la altura de Paysandú".

Caramurú tiene sus raíces en el tupí, donde significa "morena", en referencia al Enchelycore anatina, pez de la familia de los murénidos, orden de los Anguilliformes (queda más elegante decirlo así). También se le atribuye el significado de "cosa larga", en guaraní, en clara alusión a la anguila.

"Nihil novum sub sole" es una expresión que se puede encontrar en la Vulgata, la traducción latina de la Biblia, que en español viene a querer decir "no hay nada nuevo bajo el sol".

Efectivamente, no lo hay; o muy difícilmente lo haya. Es así que antes que nuestro Magariños Cervantes, allá por 1781, fray José de Santa Rita Durão publicó "Caramuru - Poema Épico do Descubrimento da Bahía", de la que se afirma es la primera obra narrativa en tener como tema central al habitante nativo de Brasil, y se la considera como fiel representante de la literatura brasileña arcadista, o neoclasicismo.

María Cristina Burgueño, de la Marshall University de Estados Unidos, publicó en 1998 el artículo "O Caramuru y Caramurú: sus relaciones en la formación de un protoimaginario nacional uruguayo", en el que analiza las relaciones intertextuales entre ambas obras.

Es así que, después de haber leído el trabajo precedente, y con cierta irreverencia respetuosa, cada vez que transito por Caramurú me siento imbuido de intertextualidad, a la que asimilo con los juegos que hacía cuando visitaba Rivera y, en la línea divisoria, me paraba con un pie en Uruguay y otro en Sant'Ana do Livramento, del lado brasileño, a manera de protagonista binacional.

Ya llegando al final del recorrido, el semáforo en rojo nos impele a detenernos, no solo para acatar una norma de tránsito, sino también para comprobar que cruzada la avenida San Marino, Caramurú -de acuerdo a la señalética- se transforma en la avenida Bolivia, que ahí hace finalizar una efímera bifurcación, ya que cincuenta metros más al norte la calle que homenajea al país del altiplano sigue rauda su camino, haciendo de límite entre Punta Gorda y Carrasco.

Me quedó en el debe saber por qué mucha gente la llamaba -y la sigue llamando- Caramburú, nombre que incluso aparece en alguna reciente resolución de la Intendencia de Montevideo... que es la encargada de regular el nomenclátor.

También quedó pendiente referirnos a la vivienda del maestro Joaquín Torres García, comenzada a construir sobre esa calle en 1948, un año antes de su fallecimiento.

 

(*) CALLE A CALLE MVD pretende acercarnos al por qué de los nombres de las vías públicas de la ciudad... y tal vez a otros desvaríos

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Daniel Feldman
2025-06-22T22:37:00

Daniel Feldman | Periodista