Las dos concepciones del arte. Marcelo Marchese

05.02.2025

El trabajo dignifica, pues crea riquezas, pero también aliena, ya que la consecución de dinero obliga a cosas indignas. Si un día el trabajo no se ha extinguido, cosa que dudo, y el hombre lo realiza como un acto de amor para beneficio de todos, viviremos otra humanidad.

No preciso ir muy lejos para encontrar ejemplos de esta faceta indigna, ya que la mitad de los libros que vendo no son recomendables. Yendo al trabajo de los artistas, uno cree que son libres, pero deben cargar unas cuantas cadenas.

La primera de estas cadenas es la industria del cine, de la música y de la literatura, regidas por los fondos de inversión. El caso del cine es lamentable, pues en la modalidad de cine actual se precisa dinero. Para liberar el cine, habrá que volver a un cine pobre, o acabar con la dictadura del capital financiero.

El criterio que rige a estas industrias no es la consecución de dinero, sino del poder, pues el poder no busca dinero, sino poder, aunque en el concepto de poder se encuentre el dinero, una energía que los cristianos primitivos llamaron "el excremento del Diablo".

Todo director, actor, músico o escritor que se escape del libreto, irá a una lista negra y lo sufrido bajo el stalinismo y el macartismo, es una morondanga comparado a lo que se sufre hoy.

La segunda de estas cadenas es el Estado y en particular, la ideología ambientalista, feminista y culposa que promulga el Estado, y guay del artista que enfrente esta avalancha, pues deberá decir adiós a los contratos de los gobiernos centrales o departamentales, y en un mercado minúsculo, eso sería fatal.

Hace poco la IMM premió obras literarias con dinero y con el compromiso de publicar en editoriales independientes. No cuesta demasiado imaginar que las editoriales independientes, para no perder la posibilidad de publicar con la IMM, rediseñan su concepción de la palabra "independiente".

La tercera de estas cadenas está sólidamente unida a las otras dos (el mundo del arte es un mundo de cadenas) y se llama dinero, lobbys y gente, pues si uno se hace el vivo y dice lo que piensa, no le llegará el dinero, será ignorado en público mientras se lo ataca en privado, y mucha gente, manijeada por los lobbys, lo despreciará. Todo artista precisa de una base social para manifestar su arte, pues el artista devuelve lo que se le ha brindado vestido de belleza.

Existen dos concepciones del arte. La primera fue justificada por Platón en su República. Digamos que ese libro fue mutilado, ampliado y corregido por los escribas posteriores a Platón, así que Platón no es Platón, sino lo que los escribas hicieron de Platón. Resulta que este personaje establece una República ideal gobernada por filósofos (por mero azar, Platón era filósofo) y estos gobernantes deben regir a los artistas que no deben seguir el camino de Homero, ni deben representar a los dioses y héroes en sus aspectos malvados, ni deben hace música lujuriosa sino más bien marcial (a Platón le encantaba toda cosa militar, todo gremio exclusivo de hombres) Véase cómo argumenta sobre la censura musical y véase cómo, salvo en lo esencial, tiene una clara concepción de los infinitos lazos que unen a la música con el hombre: "Habrá de mantenerse la prevención con respecto a cualquier innovación en el canto, al objeto de no echarlo todo a perder; porque no se pueden modificar las reglas musicales sin alterar a la vez las más grandes leyes políticas".

En cuanto al humor, tampoco ve lo esencial, pero salvo eso, no le erra acerca de los infinitos lazos que unen al humor con el hombre: "Tampoco es necesario que sean amigos de la risa. Porque cuando alguien se entrega a una risa violenta, casi seguro que sufre después una alteración violenta".

Si el lector no estaba al tanto de la ideología de Platón, es porque sus escribas han hecho un buen trabajo, un trabajo que incluye la persecución de los enemigos de esta concepción macabra. Haremos la cita que de fin a este asunto, donde erra de nuevo en lo esencial, pero entiende de lo demás: "Quizá convenga que nuestros gobernantes usen muchas veces de la mentira y del engaño a favor de sus gobernados. Decíamos ya en alguna ocasión que la mentira puede resultar útil usada como medicina".

Enfrentada a esta cosa, existe una visión espiritual del arte, desde el momento que el artista intima con espíritus femeninos llamados "musas". La obra de arte, según esta concepción, es obra de las musas que usan al hombre de vehículo de la verdad. La posesión de la musa puede ser grata o terrible, y el resultado, es un milagro. Por más que el progreso quiera sepultar esta verdad, en sus orígenes el arte estuvo asociado a la magia y todo arte verdadero es un encantamiento.

En estos tiempos que corren, al artista le conviene tener una segunda forma de ingreso. Si vamos a nuestros principales escritores, Mario Levrero, Felisberto Hernández y Julio Inverso, no vivían de su arte ni de trabajos en las áreas de la "cultura". En cuanto a nuestros músicos, Zitarrosa, por la sinceridad de su voz, logró una base social que le permitió tener el más hermoso vínculo con las musas, y en cuanto a Mateo, vivía de la ayuda de sus amigos.

Sin el arte la vida es una miseria. Tal vez me corrijas al pensar que la verdadera miseria es una vida sin amor, pero el arte es una de las formas del amor. Precisamos un nuevo Dante que nos ayude a transitar la Era Oscura. Mi sueño y profecía es que esta oscuridad se haga más profunda y que su fuego espeso temple el acero del poeta que inaugure la Historia Consciente del Hombre.

Marcelo Marchese
2025-02-05T14:33:00

Marcelo Marchese

UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias