Las libertades avanzan. Stefano Casini

11.07.2025

A pesar que las velocidades son infinitamente distintas, tanto la tecnología como la política, la educación o el deporte, cambian. No sé si los nombres progresismo o liberalismo son las palabras adecuadas, lo que es seguro, es que ninguna disciplina, ningún sector operativo del mundo se salva de los cambios.

 

La política, que recoge una pequeña fracción del pensamiento crítico que, lamentablemente, retrocedió muchísimo y va camino a la extinción, a pesar que, en mi opinión, hace décadas que los términos derecha e izquierda, desaparecieron. Fueron sustituidas por el concepto de "gobiernos buenos o malos" y, en esta línea, la que más trabaja para la adaptación al conocimiento y a las redes tratando de adaptarse a los avances humanos, es la derecha. Puede llamársela transformista u oportunista, pero es la que apela más al sentido común que a los fanatismos fascistas de otrora. Por otra parte, a la izquierda tradicional, se la nota cansada, agotando los planteamientos lógicos. Este cambio, a mi entender, se transformó en una mancha de aceite, llegando hasta nuestro pequeño Uruguay. Hoy, en los centros de poder de Occidente, la derecha "entre comillas", está más fuerte. Con líderes que hacen tendencia y sólidos electoralmente. Ocurre en Italia, Polonia, República Checa, Bulgaria, Croacia, Finlandia, Grecia Hungría, Irlanda, Portugal, Suecia, Macedonia, Moldova o Turquía, con una Francia que mantiene un gran número de libertarios en la UE. También el Reino Unido, que, recién el año pasado  pasó a ser gobernado por los laboristas, luego de 14 años de Conservadores. Esto sólo en Europa, pero luego tenemos a Trump, el excéntrico mandatario que gobierna el país con el 25% del PBI mundial y Milei, que trata de transformar Argentina en otra potencia mundial. En las redes la derecha tiene ciertas ventajas estratégicas, no solamente por los cantados casos de corrupción en centros clave de la izquierda como España, Brasil, Argentina, México o Perú, sino también por plantear más sentido común, sin casarse con políticas wok, LGBTQ e reivindicando principios éticos perdidos tras el avance de exageradas aperturas que crearon graves grietas sociales. No tardó en llegar una Libertad Avanza también a Uruguay que, por ahora, es una franja "no oficial", pero que sigue teniendo cada vez más adictos, animándose a aparecer en los medios de comunicación, con un discurso conservador, pero también con sólidos argumentos.

A mi entender, hoy, la izquierda tradicional, comenzó a perder puntos en todo el mundo. Es notorio que, en toda campaña política, el tema "HONESTIDAD", se expone siempre. Hoy, en casi todos los países donde gobernó o gobierna la izquierda, los casos de corrupción abundan en demasía, cargando los arsenales  de los adversarios. El panorama para los amantes Wok o de la Agenda 2030, se achica con eventos graves, como la cárcel de Lula, a pesar que, por un tecnicismo jurídico, sus seguidores lograron volverlo a poner en el Plan  Alto, los flagrantes casos de corrupción en España alrededor de Pedro Sánchez y Zapatero, con sus negocios con Venezuela y sobre precios, la ex Presidente Cristina Kirchner con tobillera o las impresentables dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela, financiados por China e Irán. La otra razón de la pérdida de terreno de la izquierda, se debe a la masificación de las redes, la inmediatez de las noticias, buenas o malas que no permiten mucho margen de error frente a la Justicia, a pesar que, en algunos países, sigue siendo un poco o del todo... flechada, de un lado o de otro. Con influencers muy preparados, la centro-derecha, desarticuló meticulosamente muchos discursos (hasta ridículos) que quiso "imponer" alguna línea intransigente de izquierda, como el lenguaje igualitario, centenares de nuevos géneros con nombres raros como binarios, no binarios etc. además del femenino o el masculino, suavizaciones conceptuales de términos o palabras por miedo a "invadir" DDHH etc. 

Estas políticas le hicieron mucha mella a la izquierda extrema y no tanto a la moderada. En línea general, a nivel mundial, cada día más se afirma un bipolarismo peligroso, con mezcla de religiones y de límites, junto a esta durísima guerra Occidente-Oriente, Cristianismo- Islamismo-Judaismo y territorios con "materias raras" para el dominio tecnológico y otras yerbas. Nos portaremos bien si evitamos una tercera guerra mundial.

Stefano Casini es periodista. Empezó en Radio Clarín, su primer noticiero en 1968. Después continuó por L'Eco D'Italia, L'Ora D'Italia, Guía Financiera, suplementos en El País, El Observador, La República, fue 23 años Corresponsal  de RAI, Gente dItalia, 5 años de Radio TV Suiza Internacional y 2 años de CNN.


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2025-07-11T03:25:00

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