León X también fue un león complejo. Ruben H. Díaz
No tengo dudas de que el nuevo Papa pensó bastante para elegir su nombre. Y logró con su decisión, dar la pauta exacta de lo que quería señalar en forma simbólica. Seguir en muchos asuntos los preceptos de Francisco, pero también mantener tradiciones y costumbres de su grey.
Francisco fue más rupturista. Fundó un nuevo nombre. El navegará entre esas dos ideas. León era el adecuado. De muy larga tradición, trece papas anteriores daban sensación de continuidad. Pero también tiene incito el concepto de renovación y cambio.
Si ese es el talante, que creo lo es, puede ser útil el recuerdo a Leon X. El León del Renacimiento, y vaya que fue renacentista en sus aciertos y sus errores. El papa de las contradicciones en un mundo contradictorio, dividido y feroz. Digo esto sin negar que puede ser un concepto primitivista, es decir ver la historia con criterios del presente. En ese sentido hago lo que me parece que no se debe hacer. Lo admito.
Volvamos a León X. Tres sucesos condicionaron y fueron relevantes durante su gestión. El enfrentamiento con Lutero, al que terminó excomulgando; la promoción del concilio que heredó de Julio II por la cual para imprimir un libro debe antes ser autorizado por la religión, y el acuerdo con el Rey de Francia para la designación de las autoridades católicas en ese país. Si estudiamos a Leon X con serenidad, aprenderemos a aceptar que los gobernantes no pueden ser juzgados, sino explicados y comprendidos. Fue muy contradictorio. Obligar a la censura en su más grande extensión, era tan imposible como tenebroso. Enfrentar a Lutero por tratar de impedir que la Iglesia vendiera el acceso al paraíso por dinero complejo. Sin embargo, en medio de esas atrocidades, inaugurar una política de entendimiento con el poder terrenal (el acuerdo consistía en que el Rey nombraba los Obispos y el papa los legitimaba) fue abrir la religión a la convivencia con el poder fáctico de los gobiernos. Convivió esas situaciones con un fuerte impulso al renacentismo. Terminó la capilla sixtina. El mismo Vaticano represivo, se abría al humanismo en su máxima expresión. Los desnudos de Grecia volvían al corazón del Vaticano en su exquisita y regía expresión. Hasta el día de hoy no han sido superados.Todo ello representó León X. Las dos grandes tendencias de la existencia entre las que todavía y por siempre nos definen, la convivencia entre la libertad y la intolerancia. Esa gran contradicción, en un hombre que era, además, papa.
En estos casos nunca sabremos, y tal vez importe poco, poder explicar cuál era el pensamiento último del gobernante. O sino se limitó, como pudo, a aceptar desafíos sin un concepto supremo. Así fue la vida y la epopeya de ese Papa.
Todavía nos falta mucho por conocer de León XIV, ya tendremos oportunidad. No es creíble pensar que Francisco fue un sucesor lineal de León XIII y Juan XXIII. En todo caso pudieron ambos, o lo intentaron al menos, aceptar la irrupción del proletariado. O más allá de ello la revolución industrial que consolidó la modernidad.
Con los papas, obispos y cardenales, hay que tener mucho cuidado antes de hacer juicios definitivos. Ellos nos van contando de a poquito quienes son a través de símbolos. ¨Por ahora sabemos que este Leon XIV se puso un collar de oro como marca la costumbre, pero usa zapatos negros como Francisco.
Da la sensación que tenemos mucho por aprender de León X. Y de su tiempo. Tan convulsionado como este, cuando ya estamos en el siglo XXI. También aquel León tuvo que vivir con las sombras nada menos que de dos antecesores que no pasaron inadvertidos. Alejandro VI y Julio II. Tan terribles como magníficos.Alejandro un Borgia. Julio II, nació en lo que hoy es territorio francés, fue cercano a los Borgia hasta que Alejandro le ganó el pontificado. Al que pudo acceder a su muerte. En el medio otro papa duró solo un mes.Entonces Julio entendió que debía reconciliarse con los Medici y los franceses. Por eso llegó León X y los franceses durante un tiempo tomaron el reino de Nápoles.
Todo muy complejo por cierto. Me parece que hay que sacarle un poco de dramaticidad a este proceso. Lo podemos hacer si volvemos a la expresión más recordada de León X. "Puesto que Dios nos ha dado el papado, disfrutemoslo".
Ruben H. Díaz
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias