Los drusos y su regreso a la primera plana. Michael Mansilla
24.07.2025
El miércoles 16 de julio de 2025, la Fuerza Aérea israelí bombardeó el edificio del cuartel general del Estado Mayor sirio en Damasco. "Las acciones del régimen contra la población civil drusa en el sur de Siria", a la que Israel considera "un pueblo amigo y aliado", devolvieron a los drusos a la primera plana, como no ocurría desde la guerra civil libanesa entre 1975 a 1990.
Durante más de mil años, el pueblo druso ha habitado las montañas del Levante como una comunidad sin Estado. Dispersos entre Siria, Líbano, Israel y Jordania, han sobrevivido a imperios, colonizadores y guerras civiles. Aunque alguna vez existió un embrión de independencia, el sueño de un Estado druso murió antes de madurar y, desde entonces, no ha vuelto a ser una prioridad.
El pueblo invisible del mapa.
El pueblo druso es una de las comunidades más singulares y reservadas del Medio Oriente. De origen islámico ismailí, desarrolló una religión propia en el siglo XI, bajo el califato fatimí. Desde entonces, abandonaron todo proselitismo, cerraron su doctrina al exterior y construyeron una identidad profundamente esotérica, filosófica y tribal. Hoy su población se estima en 1 millón de personas, distribuidas entre Siria, Líbano, Israel y Jordania.
Representan el 5,5 % de la población del Líbano, el 3% de Siria y el 1,6% de Israel. Las comunidades drusas más antiguas y con mayor densidad de población se encuentran en el Monte Líbano y en el sur de Siria, en torno a Yabal al-Druze (literalmente, la "montaña de los drusos") y en las Altos del Golán. Pero no conforman un continuo territorial, más bien una serie de enclaves que comparten árabes musulmanes y cristianas. Hay una diáspora difícil de determinar principalmente con pasaportes sirios y libaneses, y muy contadas comunidades que sigan la política de la no conversión. Parece haber todo un sisma religioso entre las regiones tradicionales y las residentes en el extranjero.
Aunque su origen está en Egipto, las notables diferencias entre su fe y el islam sunnita o chiita hicieron que fueran considerados herejes y perseguidos durante siglos.
La geografía ha sido su mejor aliada: históricamente se refugiaron en zonas montañosas de difícil acceso -como Jabal al-Druze en Siria o el Chouf libanés- que les ofrecieron protección frente a persecuciones religiosas y campañas de arabización o islamización forzada. Sin embargo, esa misma geografía, fragmentada y sin salida al mar, les impidió consolidar un proyecto estatal viable.
La fe drusa: una religión de secretos, sabiduría y montaña.
La religión drusa es una de las más enigmáticas y reservadas del Medio Oriente. Surgida en el siglo XI como una rama esotérica del islam ismailí, se consolidó como una fe independiente que hoy practican alrededor de un millón de personas.
Una doctrina cerrada.
A diferencia de la mayoría de las religiones monoteístas, el drusismo no acepta conversiones ni busca expandirse. Solo quienes nacen dentro de familias drusas pueden pertenecer a la fe. Esta decisión se tomó poco después de su fundación, para proteger la doctrina de persecuciones políticas y religiosas.
No nos llamamos drusos.
El nombre "druso" proviene de Muhammad bin Ismail Nashtakin ad-Darazi (del persa darzi, "costurero"), uno de sus primeros predicadores. Sin embargo, los drusos lo consideran un hereje. El nombre fue utilizado despectivamente por sus oponentes históricos. Los adeptos a esta fe se autodenominan al-Muwa??idun ("el pueblo del monoteísmo").
Influencias múltiples.
Aunque tiene raíces islámicas, la religión drusa podría considerarse una auténtica religión abrahámica. Consideran la Torá, el Corán y la Biblia cristiana como libros sagrados. Además, incorpora elementos del neoplatonismo, gnosticismo, hinduismo y la filosofía griega. Estas variadas influencias fueron compiladas a lo largo de los siglos en su texto sagrado, las Epístolas de la Sabiduría.
La visión drusa de Dios es profundamente abstracta y unitaria: Dios es incognoscible, sin atributos separados de su esencia. Es "la totalidad de la existencia", no está "por encima de la existencia" ni en un trono, lo que lo haría limitado. No hay "cómo", "cuándo" ni "dónde" en Él.
La figura central es al-Hákim bi-Amr Allah, un califa fatimí de Egipto considerado por los drusos como una manifestación divina. Las Epístolas de la Sabiduría solo pueden ser leídas por un círculo selecto de iniciados, los uqqal.
Iniciados y no iniciados
La comunidad drusa está dividida en dos grupos:
Uqqal ("los sabios"): hombres y mujeres instruidos en los secretos de la religión. Llevan vida ascética, visten con sencillez, los hombres se rapan la cabeza y usan bigote.
Juhhal ("los ignorantes"): la mayoría de los drusos, que respetan las normas sin conocer los detalles doctrinales.
Ética y prácticas.
El drusismo enfatiza valores como la honestidad, la lealtad, la moderación y el respeto comunitario. No tiene rituales públicos como mezquitas o peregrinaciones, ni normas dietéticas estrictas. La reencarnación es un principio central: las almas se reencarnan dentro de la comunidad hasta alcanzar la purificación.
Una fe discreta en tiempos turbulentos
Perseguidos durante siglos, los drusos optaron por el aislamiento doctrinal y la prudencia política. Su religión es también un escudo identitario. Han sido aliados estratégicos de diversos poderes -otomanos, franceses, israelíes o árabes nacionalistas- sin renunciar a su cohesión interna.
Siempre han contado con una milicia de reserva, no solo con armas ligeras. Durante la guerra civil libanesa (1975-1990), disponían incluso de tanques, misiles y munición antiaérea. En Israel, muchos drusos cumplen el servicio militar (en forma voluntaria), y algunos acceden a altos cargos. Es un acto de conveniencia mutua con el estado hebreo. Israel tolera esto porque las milicias drusas- a las que Jerusalén provee de armamento- son la primera fila defensa de los Altos del Golán y la frontera libanesa.
La era del Baaz
Los drusos recuperaron prominencia tras el golpe de Estado del 8 de marzo de 1963, que llevó al poder al Partido Baaz. Muchos drusos ocuparon altos cargos, como Mansur al-Atrash, quien se convirtió en jefe del Consejo del Mando Revolucionario, y Hamad Ubayd, ministro de Defensa.
También participaron en la guerra árabe-israelí de 1967, pero esta vez perdieron. Israel ocupó y luego anexó los Altos del Golán, una región mayoritariamente drusa.
Estrategias de supervivencia.
Desde entonces, el pueblo druso ha optado por una estrategia de adaptación más que de confrontación. En cada país donde residen, han construido relaciones pragmáticas con el poder central, evitando el secesionismo abierto. Su prioridad ha sido la supervivencia comunitaria, la protección de sus tradiciones y la conservación de sus redes internas.
En El Líbano, los drusos representan alrededor del 5 % de la población y tienen una influencia política notable gracias al sistema confesional libanés. Bajo la dinastía de los Jumblatt -una familia clave en la política libanesa- han sido actores decisivos en momentos cruciales, como la guerra civil (1975-1990), pero nunca promovieron un separatismo druso.
En Israel, los drusos tienen una posición ambivalente. A diferencia de otras minorías árabes, además de realizar el servicio militar y parcialmente integrados al aparato estatal. Ocupan cargos públicos, y existe una comunidad leal al Estado de Israel. La mayoría de las generaciones posteriores a 1967 se han integrado en forma plena en la sociedad israelí dejando el árabe natal por el hebreo y el inglés.
En los Altos del Golán -territorio sirio ocupado desde 1967-una minoría drusos rechazan la nacionalidad israelí y se consideran sirios. Tienen una verdadera preocupación por la menguante cultura y creencias tradicionales.
Ha diferencia de Cisjordania y Gaza, Israel no expropio tierras, ni intento de colonizar los Altos del Golán. Mantuvo el status quo, de una comunidad drusa respetando creencias y culturas.
En Jordania, la comunidad drusa es muy pequeña y está completamente integrada, sin tensiones aparentes.
En Siria, la situación es más delicada. Aunque tradicionalmente apoyaron al régimen de los Assad, los drusos del sur -especialmente en Suwayda- mantuvieron una postura ambigua durante la guerra civil. Formaron milicias de autodefensa, resistido el reclutamiento forzado y, en ocasiones, desafiado la autoridad estatal. Sin embargo, tampoco se unieron abiertamente a la oposición. Su estrategia ha sido la del equilibrio: ni con el régimen, ni con los rebeldes, ni con los islamistas.
¿Por qué no existe un Estado druso?
DRUSSISTAN.
Jabal al-Druze: el efímero Estado druso.
Entre los pliegues de las montañas del Levante -desde el sur de Siria hasta el norte de Israel y Líbano- sobrevive uno de los pueblos más enigmáticos y resilientes de Medio Oriente: los drusos. Sin Estado propio, sin lengua particular ni aspiraciones nacionalistas abiertas, esta comunidad religiosa ha logrado lo que muchos grupos no: preservar su identidad, proteger su fe secreta y navegar entre imperios, dictaduras y conflictos sin desaparecer.
El problema tiene profundas raíces históricas. El historiador británico Albert Hourani señaló durante su visita a Jabal al-Druze en 1946, mientras preparaba su obra fundamental sobre las minorías de Oriente Medio, que los drusos siempre han conservado su carácter distintivo y beligerante. Nunca se han alineado plenamente con ningún gobernante, ya fuera Ibrahim Pasha de Egipto en la década de 1830, los otomanos o los franceses. Incluso durante la independencia de Siria, se enfrentaron regularmente con los presidentes de Siria Shukri al-Quwatli y Adib al-Shishakli.
Durante la Segunda Guerra mundial los drusos facilitaron la entrada del ejército británico a Siria desde Palestina para derrocar al régimen de Vichy durante la Segunda Guerra Mundial, lo que le granjeó el favor de los Aliados. Años después, otras figuras drusas ocuparían altos cargos ministeriales en Damasco, entre ellas el emir Adel Arslan, quien se convirtió en ministro de Asuntos Exteriores en 1949.
La única vez que los drusos estuvieron cerca de tener un Estado ocurrió tras la Primera Guerra Mundial. Con la caída del Imperio Otomano, Francia se hizo cargo del Mandato de Siria y Líbano. Para gobernar el territorio, la administración colonial dividió el país en varias entidades confesionales: un Estado alauita, uno maronita, uno suní, y uno druso. Así nació el Estado de Jabal al-Druze, en 1921, en la región montañosa del sur sirio.
Cuando una delegación del Bloque Nacional fue a París en 1936 para negociar el futuro de Siria, prevalecía la "unidad territorial siria", una postura a la que se opusieron muchos alauitas, cristianos y un pequeño grupo de drusos.
Aunque limitado en recursos y controlado por autoridades francesas, el Estado de Jabal al-Druze representó una forma de autonomía cultural y política inédita. Tenía su propia administración, leyes consuetudinarias y liderazgos tribales. Su existencia, sin embargo, fue breve. Jabal al-Druze existió como entidad autónoma desde 1921 hasta su anexión a Siria en 1937, para luego separarse de nuevo antes de reunificarse con Siria en 1942
Jabal al-Druze se reintegró a Siria en febrero de 1942, y el proyecto separatista no se retomó hasta el otoño de 1946, pocos meses después de la retirada francesa.
La nueva Republica Siria comprometió con una serie de demandas, entre ellas derechos exclusivos sobre los ingresos agrícolas a tierras drusas y el servicio militar local para los reclutas drusos, pero ambas demandas fueron rechazadas de plano por el gobierno. Una decisión infeliz.
En un informe diplomático enviado desde la Embajada de Estados Unidos en Damasco al Departamento de Estado en Washington D. C. el 10 de septiembre de 1946, un diplomático llamado «Mathison» relató una reunión con el ministro del --Interior, Sabri al-Asali, para desmentir los rumores de que la población de Jabal al-Druze buscaba «separarse de Siria». Esto ocurrió cinco meses después de la retirada de las fuerzas francesas de Siria y cuatro años después de la reintegración definitiva de Jabal al-Druze a la República Siria.
El cable diplomático estadounidense de 1947 señalaba que «en un abrir y cerrar de ojos se activaría un ejército profesional de 20.000 combatientes drusos quienes podrían ocupar fácilmente Damasco y derrocar al gobierno". Los drusos siempre preparados para la batalla y con un polvorín repleto.
Para su auto protección han tenido una milicia en reserva en todo momento. No solo armas ligeras. En la guerra civil (1975-1985) de El Líbano también contaban con tanques, munición antiaérea y misiles de corto alcance.
El proyecto separatista se estancó en los primeros años de la independencia siria, era económicamente inviable y las potencias no quería volver a redibujar las fronteras, y los drusos se unieron a otras facciones sirias, incluido el gobierno central, contra Israel durante la Guerra de Palestina de 1948.
La era del Baaz.
Recuperaron prominencia tras el golpe de Estado del 8 de marzo de 1963 que llevó al poder al Partido Baaz. Muchos drusos alcanzaron altos cargos, como Mansur al-Atrash, quien se convirtió en jefe del Consejo del Mando Revolucionario; Hamad Ubayd, ministro de Defensa;
También participaron en la guerra arabe-israeli de 1967.Pero esta vez perdieron. Israel ocupo y luego anexo los Altos del Golán, mayormente de población drusa.
Resurgimiento del nacionalismo druso.
La cuestión de la drusa hoy en día, ha resurgido tras las recientes declaraciones israelíes sobre su intención de proteger a los drusos y el posterior acuerdo de autonomía alcanzado con el nuevo gobierno sirio el 12 de marzo de 2025, refrendado por el líder espiritual de la comunidad drusa, el jeque Hikmat al-Hijri.La ciudad de Sweida, último bastión de la revolución siria tras la destrucción de otras zonas controladas por los rebeldes desde 2011, se convirtió en un símbolo de unidad para los sirios cuando resurgió en 2023, en un momento en que muchos habían perdido la esperanza en la caída del régimen de Bashar al-Assad.
Traición del nuevo y frágil régimen sirio.
El miércoles 16 de julio de 2025, la fuerza aérea israelí bombardeó edificio del cuartel general del Estado Mayor, en la plaza de los Omeyas en Damasco. "Las FDI alcanzaron la entrada del cuartel general militar del régimen sirio en la zona de Damasco, Siria. Las FDI siguen de cerca los acontecimientos y las acciones del régimen contra la población civil drusa en el sur de Siria. Siguiendo las directrices del liderazgo político, las FDI están alcanzando la zona y se mantienen preparadas para diversos escenarios", recoge el breve comunicado castrense, de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), en X.
Amenaza del ministro de defensa de Israel.
Estos ataques llegan después de que el ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, amenazara horas antes con mantener los bombardeos contra Siria si las nuevas autoridades no "comprenden el mensaje" y abandonan la región de Sweida (también traducida como Al Sueida), de mayoría de población drusa.
Los enfrentamientos comenzaron luego de que miembros de una tribu beduina en la provincia de Sweida establecieron un puesto de control donde atacaron y robaron a un hombre druso, lo que llevó a ataques de ojo por ojo y secuestros entre las tribus y grupos armados drusos.
Las fuerzas de seguridad gubernamentales se desplegaron para restablecer el orden. Pero el nuevo ejército sirio incluye antiguos miembros ISIS y Al-Qaeda se aliaron con las tribus beduinas contra las facciones drusas. El Observatorio Sirio sobre derechos humanos informó que unas 300 personas habían muerto, incluidas 27 que fueron ejecutadas sumariamente.
Israel no quiere militantes islámicos cerca de la frontera.
Israel no quiere militantes islámicos cerca de la frontera norte del país. Desde la caída de Assad, las fuerzas israelíes han tomado el control de una zona de amortiguacion en Siria, cerca de la frontera con el Golán anexado por Israel, y han llevado a cabo cientos de ataques aéreos contra instalaciones militares. Esto preparo el ingreso de la infantería israelí, aliándose a las milicias drusas.
Internacionalmente se teme una balcanización o implosión de Siria Los enfrentamientos hacen temer un agravamiento de la espiral de violencia sectaria. En marzo, una las fuerzas de seguridad gubernamentales desencadenaron ataques sectarios y de venganza. Desde entonces Cientos de civiles murieron, la mayoría de ellos miembros de la secta minoritaria alauita a la que pertenece el depuesto dictador al- Asad.
Paralelamente ha aumentado la tensión entre las autoridades de Damasco y las autoridades kurdas que controlan el noreste del país. A pesar de haber llegado a un acuerdo en marzo para fusionar sus fuerzas, ambas partes han llegado a un punto muerto y el acuerdo no se ha implementado. Los cristianos ha sido victimas del nuevo gobierno, y quienes pueden emigran a El Líbano, Chipre o la Unión Europea.
Recientemente, cuando los drusos se negaron a entregar las armas e izaron la bandera de un posible estado druso, cobraron fuerza los rumores sobre su posible secesión o la creación de un enclave autónomo, similar al propuesto modelo kurdo en el este de Siria. Sin embargo, esto no se concretó.
El fracaso del proyecto estatal druso no se explica solo por razones políticas. Existen elementos estructurales que dificultan cualquier intento real de independencia:
Demografía: su población es escasa, dispersa y sin mayoría en ningún territorio continuo.
Conversión: la negativa de sus líderes religiosos a aceptar nuevos miembros ha generado un bucle endogámico y una disminución poblacional. Antes compensado por una alta natalidad (hasta 3 hijos por familia), hoy la globalización ha reducido esa cifra a una tasa de reemplazo de 1,2. Muchos jóvenes drusos que realizan el servicio militar en Israel han formado parejas con mujeres judías o árabes, casándose por civil en Chipre, lejos de la intervención de rabinos o imanes. Otro pueblo que siguió un destino similar hace más de 2.000 años fueron los samaritanos, de los que hoy quedan menos de 500 miembros.
Geografía: habitan regiones aisladas, de difícil acceso sin fronteras estratégicas ni acceso al mar.
División regional: están fragmentados entre países con políticas muy distintas (Israel, Siria, Jordania, Líbano), lo que impide una identidad nacional unificada.
Cálculo político: ante un entorno hostil, la comunidad ha optado históricamente por la lealtad estratégica, no por el enfrentamiento.
A diferencia de otras minorías de la región -como los kurdos, que han desarrollado fuerzas armadas, gobiernos autónomos y movimientos de masas- los drusos han preferido proteger su enclave antes que arriesgarlo todo por un proyecto imposible. A diferencia de los drusos, los kurdos son millones, tienen un territorio más definido, del tamaño de Francia, su propio idioma y diversas religiones.
Hoy, nadie en el mundo druso plantea seriamente la creación de un Estado. La idea existe como un recuerdo, no como un objetivo. Jabal al-Druze fue una excepción en la historia, no una tendencia. Su efímera existencia es recordada más por su papel en la lucha contra el colonialismo que por haber representado un modelo estatal duradero.
Entre la memoria y la montaña
Los drusos siguen siendo un pueblo de montaña, profundamente unido por el secreto de su fe, la lealtad tribal y la sabiduría de saber cuándo hablar... y cuándo callar. En un Oriente Medio marcado por guerras, desplazamientos y fracturas, han logrado lo que muchos no: sobrevivir sin desaparecer, ser leales sin ser sumisos, y mantener su identidad con bandera propia, pero sin Estado ni región administrativa propia.
Los drusos no buscan visibilidad internacional ni patrocinadores externos. En lugar de alzar la voz, tejen redes de lealtad, se adaptan al entorno político y protegen su fe con silencio.
Y tal vez, en ese silencio ancestral que los protege, está también la razón por la que su historia sigue viva.
Al momento de redactar este artículo, regia una tregua en la región de la región de Sweida, con un autogobierno druso de facto y tropas israelíes "garantizando la paz y seguridad".
¿Se marcharán los israelíes, algún día?
Michael Mansilla
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias