Los liderazgos intelectuales en el siglo XXI. Rúben H. Díaz

11.08.2025

A veces tengo la sensación de que estamos, para sobrevivir, en una carrera entre el desarrollo tecnológico y la autodestrucción. Esta última, producto del pésimo liderazgo que tenemos a esta altura del siglo en que vivimos.

Creo que la principal responsabilidad que tenemos, lo ético, en esto comparto en forma integral el pensamiento de Isaac Berlín, es sobrevivir.

En estos últimos siglos, si tenemos en cuenta el tiempo que existimos como especie inteligente y por lo tanto responsable de nuestro destino, cada vez que vislumbramos una situación que nos pone en riesgo de desaparecer, nos hemos equivocado porque no tuvimos en cuenta las oportunidades que nos brinda justamente el desarrollo científico.

Pensamos qué en medio de un feroz crecimiento demográfico, no íbamos a ser capaces de producir el alimento suficiente para sobrevivir. Malthus - pensador y economista inglés del siglo XVIII- afirmo que la población crecía exponencialmente y los recursos en forma lineal. Por recursos entendía en lo sustancial alimentos. Ese concepto perduro hasta casi nuestros días. La década de los sesenta del siglo pasado. En ese momento culminaba el proceso de mayor crecimiento demográfico de la historia de la humanidad. Jesue De Castro, principalmente en Latino América, a través de su libro, "La historia negra del hambre", volvió a exponer esas ideas..

Sin embargo, esas predicciones no se cumplieron salvo en un aspecto: el crecimiento de la población. Lo que no tuvieron en cuenta Malthus, Jesue de Castro y sus seguidores, fueron cuatro factores que resultaron decisivos y nos salvaron: la investigación científica, el desarrollo tecnológico, el capitalismo y la reivindicación de la mujer sobre su participación en la vida social. La mujer se sublevo ante la naturaleza. No la sociedad como muchas lo creen. Fue la naturaleza la que le dio su principal rol, procrear. Esa batalla ya la ganó la mujer.

Hoy tenemos el record más alto de humanos, nos multiplicamos por cuatro en los últimos setenta años, y sin embargo nos alimentamos mejor, contamos con mayor confort y mejoramos nuestro sistema educativo para ponernos en consonancia a los requerimientos de estos tiempos y los que vendrán.

Se generan procesos contradictorios, que nos pueden resultar difícil de asumir pero es preciso empezar a visualizar y dar respuestas. Por ejemplo: alrededor de 1960, cuando éramos dos mil millones y medio de habitantes, entre ochocientos y novecientos mil no tenían acceso al agua potable. En síntesis, uno de cada tres humanos. Entonces contábamos con mucha más agua dulce que ahora. En estos tiempos, con ocho mil millones doscientos mil, solo el diez por ciento no tiene agua potable. Nos ocupamos y nos preocupamos por el agua potable pero me parece que no estamos entendiendo como podemos solucionar el problema. No va a ser manteniendo los ríos. Eso hay que intentarlo, pero la verdad, allí no va a estar la solución. El tema es descubrir procesos de desalinización de las aguas gastando el mínimo de energía posible. El universo vive en un proceso de cambio y evolución que no tiene marcha atrás. La tierra es parte ínfima del universo. Tenemos que conocer el universo en todo lo posible, no para cambiarlo, para comprenderlo y actuar de manera que nos permita subsistir.

A mí me da la impresión, que hay dos grandes secretos en materia de sobrevivencia. Aumentar el rendimiento de la energía para atender mejor nuestras necesidades, y modificar el cromosoma para hacerlo influir en nuestra existencia de manera positiva.

Yo no soy académico en ninguna disciplina. No tengo ni siquiera un título universitario, en realidad me creo un producto de la reflexión y la lectura, son mis únicos instrumentos.

En ese marco, estoy muy de acuerdo con Hens Rossling, en sus observaciones sobre el tema genético. El afirma que nos esta haciendo mucho mal, que no nos demos cuenta de todo lo bueno que tiene la sociedad de este tiempo y que no lo apreciemos. Sostiene que esto es producto que de todos los factores que condicionan nuestro actuar, lo genético es el que más lento va en manifestarse en la conciencia. Por eso no aceptamos la realidad, y razonamos y actuamos como cuando alimentarnos era un tema fundamental en la existencia. Sin embargo, a Hens hay que tomarlo con pinzas, en el sentido que es médico pero no académico en materia genética. Me parece que este autor debería solicitar opinión a los genetistas. Para que expliquen si no será mejor, en vez de modificar la genética, procurar acortar los procesos para que lo cercano se manifieste con mayor prontitud en la conciencia.

Pienso que la forma como manejemos la energía y lo genético, a esta altura del desarrollo de la humanidad, es lo importante. El futuro, incluso por encima de lo que puede influir el cosmos en nuestro planeta, es una carrera entre el desarrollo de la investigación y las tendencias autodestructivas de los humanos. Si perdemos esa carrera, nunca lo sabremos. Si la ganamos, habrá llegado el momento de plantearnos otros desafíos. El peligro esta en la energía atómica, que se use solo para el bien y en la estupidez.

 

Rúben H. Díaz

Columnistas
2025-08-11T07:00:00

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