Los porcentajes y los ciudadanos. Esteban Valenti

15.05.2025

Es inevitable, los balances electorales terminan siendo una comparación de porcentajes, con diversas divisiones, territoriales y políticas. Es inevitable para la politología. Yo también ante el primer impacto, siempre recurro a manejar los datos, sobre todo los porcentajes.

Para la izquierda es fundamental, desde siempre entender que el punto de partida y llegada de los resultados electorales en todas las instancias, son los ciudadanos individualmente y socialmente. Es fácil de escribir y muy difícil de hacer algo serio y preciso se requiere una especial sensibilidad, incluso humana y no solo política.

Los balances generales, tienen naturalmente su importancia para la política nacional, pero como nuestro objetivo desde que nacimos es cambiar la forma de pensar y de votar de la gente y eso representó un avance histórico, porque explícitamente o no, renunciamos a los atajos, a otras vías de acceso a los cambios revolucionarios y profundos, fue un avance que nos costó mucha sangre y revisar a fondo mucha teoría. Ya casi no se oyen ciertas palabras en nuestros discursos, pero las categorías siguen existiendo.

El pueblo sigue siendo pueblo a nivel general y también local, departamental o mucho más pequeño. Es pueblo. Oligarcas que se enriquecen con el sacrificio de las mayorías, honestos empresarios del capitalismo y el mercado y delincuentes que robaban con las carteras bancarias pesadas o con la especulación ganadera, siguen siendo con morales diferentes, oligarcas que en los últimos cinco años de gobierno vieron crecer sus riquezas en más de 4.000 millones de dólares.

La palabra revolución, suena bien si es tecnológica y pone en discusión el trabajo y el papel de los seres humanos, pero está olvidada si la referimos a la sociedad, a la distribución de las oportunidades y de la riqueza. Ahora la hemos sustituido por muchas otras denominaciones. Y algunos pobres comentaristas, nos llaman izquierda tibia, aunque ellos apoyen proyectos fracasados estrepitosamente y estén sentados en esas parrillas ardientes.

Aunque hay que ser críticos en serio y si se compara la encíclica del Papa Francisco "Fratelli tutti" es mucho más radical y clara que nosotros en esta etapa.

El ciclo electoral completo desde las internas del 10 de julio del 2024, las nacionales de octubre, el balotaje de noviembre y finalmente las departamentales y municipales del 11 de mayo, implican un año completo de campañas, de debates de diferentes niveles, que radiografían una sociedad y sus diversas partes, los políticos, los sociales, sindicales, la prensa, los intelectuales y la gente y su infinidad de ocupaciones. Se vive colectivamente, pero también individual o familiarmente.

Cualquier balance para nosotros, las izquierdas debería partir del reto más complejo, más difícil, entender a los ciudadanos y las razones de su elección, de los hijos, los nietos, los familiares, los vecinos, los compañeros de trabajo y los que compartimos conversaciones en los boliches o en cualquier lado. Como decía el "Corto" Buscaglia, las encuestas son útiles, pero hace falta muchos cumpleaños de 15 y mucho boliche.

Si eso vale en general, mucho más vale si nos referimos al entramado de 136 alcaldías. Fueron una idea de la izquierda y se aprobaron durante un gobierno de izquierda y es la máxima expresión institucional de la descentralización y de la confianza y la necesidad de la identidad local. La primera pregunta que tenemos que hacernos es si ¿desarrollamos en forma constante y crítica una política nacional desde el gobierno y sobre todo desde el FA proporcional a este cambio?

¿Hay proporción entre ese cambio institucional y la compresión, desde la panza, desde el alma, desde el bolsillo y sobre todo desde la cultura de lo que nos jugamos en tratar de avanzar, cambiar en las opiniones de esos ciudadanos de todo el país, en todos sus rincones?

Ir a visitarlos con mucha frecuencia, desde el e gobierno progresista y desde el FA que son dos cosas, con tareas y abordajes totalmente diferentes, no resuelve el problema. Es importante, pero necesitamos afinar los mensajes, conversar desde nuestro aprendizaje de sus problemas y sus aspiraciones. Asumiendo que la mayoría de los que irán en esas giras son de la capital o a lo sumo de las grandes ciudades y de la necesidad y capacidad de aprender desde abajo.

Hay que construir una red de contactos, que nos hable y nos ayude a formar la cultura propia de todos los rincones del país. Yo lo aprendí en la campaña por el SI contra la LUC y como avanzamos en ciertos pueblos con la presencia de paisanos que nos apoyaban y se la jugaban y hablaban desde otro lado, diferente al nuestro, de la parte de sus interlocutores. Me refiero en concreto al gaucho Gadea.

Los resultados no me sorprendieron en ninguna de las 4 elecciones, no voy a posar de modesto, porque además nadie me creería. No fue ninguna genialidad, fue método, aprendizaje de 15 elecciones y muchos, muchos revolcones. Y fue bajarme de los porcentajes e imaginarme, reconstruir seres humanos concretos, con sus debilidades y capacidades y también mirar de forma implacable nuestro propio mensaje y nuestras fuerzas y debilidades.

Cuando nacimos unidos en el FA éramos vírgenes, intachables, esa condición ya la perdimos y nadie vuelve a ser virgen. Nadie. Y a nosotros eso nos pesa mucho, mucho más que a ellos. Nos hace más mudos, menos combativos. Y eso se notó en todos estos cinco años.

Por eso ganar el balotaje fue una victoria histórica, pero ahora tenemos una responsabilidad mucho mayor que la del 2005, los problemas, por porcentajes han cambiado, las mayorías no son las mismas y no estamos creciendo en todo el país como antes. Y no debemos conformarnos,  y concentrar todo en ganar las próximas elecciones del 2029-2030, sino para cambiar mucho más profundamente el país. Uno de esos cambios es una descentralización y una revolución productiva, cultural y cívica en todo el territorio.

No nos asustemos, revolución, aquí en el Uruguay se hicieron varias, desde Artigas, José Pedro Varela, José Batlle y Ordoñez y la tremenda revolución fascista de civiles y militares a partir de 1973, pero que había comenzado antes. La nuestra no será violenta de ninguna manera.

¿Por qué en medio de grandes proyectos, nos tenemos que conformar con que decenas de miles, posiblemente centenares de miles de conciudadanos nuestros votaron a candidatos corruptos, probadamente corruptos?. Y esos votantes, con excepción de algunos acomodados, son gente exactamente igual a nosotros, laburantes, jubilados, productores, estudiantes, profesores, intelectuales. Estaban enterados, de eso no tengan dudas y votaron a plena conciencia.

La derecha logró colocar en muchos ciudadanos que lo que hay que elegir es entre el menos malo y que política, acomodo y corrupción son inseparables. Y nosotros no fuimos profundos, constantes y muy serios en nuestra propia autocrítica y nuestra crítica para demostrar las diferencias.

Hay ciudadanos qué entre la posibilidad de conseguir un puestito en una intendencia, un municipio aún con escasa o nula transparencia y seguir desocupados, eligen un camino discutible y lo hacen contra la izquierda. Eso tiene su factor positivo, nosotros en el acomodo masivo, no somos una alternativa y nunca lo seremos en competir con esas porquerías.

La ética en la política en el gobierno a cualquier nivel tiene hoy un factor épico muy importante. Ellos, utilizan sin mencionarlo el concepto "Roban pero hacen". Nosotros no podemos de ninguna manera substituirlo por "No robamos pero hacemos poco".

Hay que aprobar la ley contra las designaciones masivas a dedo, pero eso no disminuye un gramo la necesidad de la batalla cultural y no vocinglera contra la inmoralidad y la amoralidad. No podemos acostumbrarnos nunca a ello, para lo cual hay que ser inflexible y transparente en nuestros gobiernos. La lupa sobre nosotros es más grande, por nuestra historia y nuestros proyectos.

Vamos a realizar un balance, que no puede ser al bulto, ni siquiera a los 19 bultos, debe ser profundo, llegar a todo el territorio, a toda la sociedad y hecho desde la política y sus experiencias. Asumiendo que tenemos un déficit importante de cuadros, de dirigentes para cubrir todo el país, y eso ni se compra, ni se inventa, solo se logra en un clima político, moral, humano donde logremos crear las condiciones para que del seno de todos los sectores y rincones del territorio surjan los más destacados, los más comprometidos.

No hay manera de fabricarlos, de trasplantarlos. Ni siquiera a nivel nacional.

Si estas elecciones abren un debate serio y profundo, no para reforzar el sistema de multiplicar la vergonzosa cantidad de lista que presentamos a las departamentales y municipales, que solo transmiten la imagen de peleas, de riñas menores por los cargos. En Montevideo no hay 72 grupos políticos con diferencias ideológicas, programáticas o políticas que justifiquen 72 opciones electorales. Eso solo le grita a la gente que los cargos son la clave de todo.

 

Esteban Valenti
2025-05-15T07:00:00

Esteban Valenti.

Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.suplementobitacora.net) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es) y de Other News (www.other-news.info/noticias).