La ley de eutanasia global y la medicina como la nueva fe

Marcelo Marchese

10.10.2022

Un fantasma recorre el mundo: La Ley de Eutanasia, un fantasma que viene disfrazado con el ropaje de las buenas intenciones.

 

¿Debería asombrarnos que en un mundo globalizado se adopten leyes iguales en países iguales? No debería asombrarnos, pero al menos debería llevar a preguntarnos sobre el verdadero origen de esta ley.

El poder global no da puntada sin hilo. Esta ley logra, con un sólo golpe, cantidad de cosas.

La primera y más visible es dotarle al poder médico de impunidad para matar al paciente que le genera más gastos que beneficios. Por la sóla voluntad de dos médicos y de dos testigos que pueden ser enfermeras supeditadas a los médicos, se resuelve mandar a la ultratumba a una persona. Se alega que habrá consentimiento por parte del paciente, un paciente que ha sido previamente aterrorizado y drogado. Te hablan todo el tiempo del peligro de las drogas y te impiden manejar si tomaste un vaso de cerveza, pero te permiten firmar el consentimiento al asesinato drogado hasta la médula.

¿Ha observado el lector esa manía del poder médico por hacerle pagar órdenes y exámenes, ese deseo imperioso que tienen por evitar los tratamientos costosos? La razón para esto es muy simple y se llama "lucro". La mutualista, que es una empresa, así como es una empresa una fábrica de chorizos, vive del temor a la enfermedad y la muerte. Se trata de que pagues cierto dinero mensual como una especie de seguro ante el dolor. Desde el lado de la empresa, hay que lograr que sea mayor el dinero que vos le des al dinero que ellos te devuelven en forma de servicios. Por eso, no se sienten impulsados a seguir tratamientos largos o costosos. Este engendro mundial conocido como ley de Eutanasia, permite a la empresa médica reducir costos, es decir, ganar más dinero.

Ahora, no sólo el dinero importa en este mundo, sino el poder. Esta ley acrecienta el poder médico ¿Qué poder médico? El mismo que encerró al mundo por dos años, produciendo suicidios a rolete, muertes por tumores no tratados, y finalmente, un experimento disfrazado de vacuna. No se me ocurre mayor imprudencia que dotarle a este poder de más poder, pero la pregunta es por qué, en todo el mundo, se le quiere dotar a este poder de más poder.

Hay personas felices por este parcial triunfo del Estado laico sobre la Iglesia. La verdad de la verdad de las verdades, es que la Iglesia ya no corta ni pincha en este mundo. Es una casi nada. En algún momento de la década del sesenta, la gente dejó de acudir a los templos de la Iglesia Católica. Algo guarda de su poder, motivo por el cual, al mes de ser elegido, murió misteriosamente Juan Pablo I, y motivo por el cual, misteriosamente, renunció Benedicto XVI para que subiera Francisco I, pero con toda certeza es un poder en retirada, si no lo fuera, los grandes medios no estarían difundiendo todo el tiempo noticias sobre curas pederastas, curas pederastas que siempre existieron pero que no eran publicitados.

Aquí es donde llegamos al verdadero motivo de La Ley de Eutanasia Global: se trata de instaurar una nueva religión, la religión de la salud, una religión que a diferencia de todas las demás religiones, no quiere verse como religión. Los sacerdotes de esta nueva religión tendrán en sus manos la vida y la muerte, pero ¿por qué debe nacer una nueva religión?

Toda nueva época requirió de una nueva fe. El último antecedente fue el inicio de la Era Moderna en el 1500, que necesitó de una nueva sensibilidad impuesta por la Reforma Protestante. Esa Reforma implicó muchas cosas, y entre otras, un vínculo racional con Dios y un auspicio a la austeridad y el ahorro tan propicios a la dinámica capitalista. Esa época terminó. El capitalismo avanza a una nueva fase, y por primera vez en la Historia, gracias al poder que ha concentrado en sus manos, cree que puede acelerar el proceso histórico.

 

EL PODER DE LOS NUEVOS ALQUIMISTAS

 

Los alquimistas del pasado estudiaban la dinámica de la naturaleza, pues conociendo sus leyes, podían acelerar el desarrollo de la naturaleza. Los alquimistas del presente creen saber hacia donde va la naturaleza, es decir, el hombre, que de eso se trata, y como han logrado esta inédita concentración de poder, pretenden acelerar el desarrollo de la naturaleza. Estamos viviendo un proceso de aceleración buscada. Jamás, en toda la Historia, los cambios sucedieron de manera tan acelerada.

Todo cambiará, y en ese cambio, irán al abismo las religiones, los Estados, los libros, la libertad de los artistas, y en suma, la humanidad. No estoy diciendo que liquidarán a la raza humana, estoy diciendo que modificarán a la raza humana hacia donde ellos creen que naturalmente se modificaría, pero con el añadido que ellos le quieran imponer, ellos, los nuevos dioses de la humanidad, y podrán hacer todo eso gracias al poder de la ciencia.

El hombre será diseñado en laboratorios para que no sufra, lo que significa que se le quitará su animalidad, una serie de aspectos de su animalidad, dejándole su función locomotora. Es evidente qué cosa se nos quitará: el hombre se separó del resto de los animales cuando limitó su sexualidad, de ahí el cubrirse con hojas de parra, como señala el Génesis, y de ahí la milenaria práctica de las ablaciones y las circuncisiones, que atraviesan a una variedad de pueblos.

Así que tenemos al hombre del futuro, modificado genéticamente desde el embrión para que no sufra y para que no genere revoluciones. No habrá ninguna madre que dé de mamar y le transmita su lengua su criatura. El hombre del futuro, sin sexo, no tendrá lengua, sino un lenguaje único y global, y su madre no será otra cosa que un laboratorio. Es imposible llegar a eso sin la religión que nos conduzca a eso, y es ahí donde interviene la sacrosanta ciencia, la fe del hombre del siglo XXI.

Nunca jamás se presentó alguna maldad como cosa malvada y siempre se disfrazó toda maniobra con las mejores intenciones, como las guerras "por la democracia". Ahora usan uno de nuestros mayores temores, el sufrimiento ante la muerte, para dar un nuevo paso. Entiendo que todo lo que dije te parece producto de una imaginación calenturienta, pero si hace tres años te hubiera dicho que la ciencia impediría que bajaras a las playas, que fueras a los parques, que bailaras y cantaras, que te encajaría un tapabocas, que experimentaría con toda la población humana mediante una pseudo vacuna, y que esa vacuna vendría a nosotros por medio de un contrato secreto que continuaría secreto in aeternum ¿me hubieras creído?

 

 

Marcelo Marchese
2022-10-10T07:48:00

Marcelo Marchese

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