La dictadura global frente a los poderes alternativos

Marcelo Marchese

17.01.2023

El proceso de concentración global de poder precisa disminuir hasta aplacar todo otro poder. Esto significa un ataque a las Iglesias, sean de la religión que fueren, y a los Estados, salvo el Estado erigido en nuevo imperio: China. Significa también un ataque al arte y a su función histórica.

En occidente el proceso de destrucción de las Iglesias, y en rigor, de lo que en verdad importa, las religiones, avanza. Cuanto más ha sido disciplinada una sociedad con los variados mecanismos del progreso, menos vínculo tiene esa sociedad con toda cosa sagrada. Sin embargo, en las sociedades menos disciplinadas, en los grupos más pobres y entre las mujeres, la llama sagrada pervive.

La razón de la destrucción de las Iglesias responde a aquello de "Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios", por lo que se busca destruir toda fidelidad que no sea la fidelidad al César, y se busca destruir una de las dimensiones del hombre: su vínculo con los dioses. Cuando un hombre siente este vínculo, se anima a hacer las cosas más peregrinas y audaces, de lo cual, en la Historia, tenemos pruebas infinitas, así que este vínculo, lejos de debilitar, da poder al hombre. Este poder incluye conocer las verdaderas leyes que explican al Universo, y por lo tanto, este vínculo permite la elaboración de códigos morales, lo que termina de concederle a un hombre no sólo poder, sino aquello que lo hace incorruptible.

Por estas razones, toda religión y toda fe que no sea la fe en "la ciencia", está bajo ataque. Esos post lamentables que uno ve en las redes sociales atacando a las religiones como enemigas del hombre, y esa campaña contra los curas pedófilos, que siempre hubo en la Iglesia habida cuenta de su castración ínsita, son parte de este peligroso ataque a una de las fuentes de poder de la humanidad.

Al mismo tiempo asistimos al ataque deliberado a los Estados, cosa sobre la cual la pandemia fue harto elocuente: los Estados estuvieron pintados y a lo sumo, algunos atenuaron el furor pandémico. Lo seguro es que todos salieron debilitados, deslegitimados ante sus ciudadanos y endeudados. Los Estados apenas mandan y reciben diversas presiones de los organismos internacionales como el Banco Mundial y el FMI, diseñadores de políticas que luego deben aplicar los Estados.

Este ataque no es nuevo y ahí tenemos al separatismo vasco y catalán. El Estado es el Diablo del discurso liberal, lo que lleva a pensar en quién financia este discurso. Por todos lados vemos un odio a los políticos y al Estado que siempre ¡bendito azar que todo lo gobierna! es el denunciado en los Pandora Papers, en las revelaciones de WikiLeaks y en las revelaciones de Twitter.

Con respecto a Twitter, Elon Musk insinuó que ahora irá tras Fauci, plausible chivo expiatorio de toda esta patraña. Sumado al tribunal que instituirá el gobernador de Florida y una revelación sobre la ineficacia de las vacunas secretamente grabada a un alto funcionario, muy a foco y con un guion perfecto, se puede afirmar sin mayor riesgo, que usarán los desastres de la pandemia para erosionar a los Estados, pues harán recaer la culpa de las políticas pandémicas en los Estados ¿Pero no fueron los Estados quienes aplicaron las políticas pandémicas? Sí, los Estados fueron los instrumentos, pero habida cuenta que las políticas pandémicas fueron aplicadas al mismo tiempo por todos los Estados, las políticas pandémicas surgen en otro lado: el real centro de poder.

Como podemos conjeturar, se culpará al títere por la obra del Titiritero que, como siempre, saldrá indemne, como no puede ser de otra manera, ya que el Titiritero ha planeado la destrucción del Estado.

Si prestamos atención, desde la posguerra se han balcanizado varios países en un proceso que está lejos de culminar. Apenas la pergeñada crisis descargue su látigo sobre Europa, veremos tambalear la unidad italiana, la española y la del Reino Unido, y no será imposible una guerra social en Estados Unidos y Brasil que termine con sus respectivas secesiones. El Estado que de ninguna manera se verá perjudicado, es China, y en parte, la pandemia y la guerra de Ucrania se explican como medida estratégica para la constitución de ese nuevo eje de poder.

El ataque al arte puede medirse por su estado actual: una miseria. La música se encuentra bajo la mano de productoras que alteran la voz, elaboran las canciones mediante inteligencia artificial y eligen a cantantes por casting y luego les digitan sus pasos. La literatura se ha convertido en el desierto de la corrección política. Los premios internacionales, nacionales, municipales y editoriales, han logrado su propósito: un excremento con olor a literatura. En la pintura aflora el hiperrealismo, que es una suerte de degradación de la pintura al nivel de la fotografía; del teatro preferimos ni hablar; la arquitectura se ha transformado en una destrucción de las antiguas bellezas para construir en su lugar horribles bloques de cemento; y en cuanto al cine, a uno le dan ganas de llorar

 

¿Cómo se ha logrado este desastre?

Por un lado, por el control inédito sobre el arte; por otro, a causa, precisamente, de esta merma de la espiritualidad, de este asesinato de todo lo sagrado; pero lo que determina una cosa y la otra, es la merma de las fuerzas anímicas de la humanidad, la ruina de nuestra sexualidad.

Hay quienes discuten que la sexualidad del siglo XX es inferior a la del XIX, y que la del XIX, es inferior a la del XVIII. Ante las elocuentes pruebas de la pintura y la literatura de esos siglos, algunos, dudan. La erosión es más profunda si la comparamos con la época de Shakespeare y Rabelais. No hay mejor termómetro que el arte para percibir la Historia del hombre ¿Por qué?

El arte es la creación de un plano de la realidad abierto en la realidad, por lo que una obra de arte, por su sóla existencia, anuncia una ley del Universo: todo es infinito. Luego, el arte afecta a todo lo humano pues no va sólo dirigido a la inteligencia, ni va dirigido sólo a las emociones: el arte conmueve al hombre en todos sus planos porque ha sido creado con todos los planos del hombre. El arte, cuando es arte genuino, ni siquiera es una obra exclusivamente humana, pues el artista ("Canta, Oh Diosa, la cólera del Pelida Aquiles") hace arte cuando se convierte en instrumento de otra fuerza.

Estamos rozando, con esto, materia mística, y no soy el primero que dice que cuando los antiguos sacerdotes fueron destruidos, legaron su sabiduría a los poetas. Tampoco soy el primero que dice que Rimbaud, Baudelaire y Shakespeare, fueron magos.

Así que con esto que escribimos arribamos al cuarto poder alternativo. Ese poder lo constituye no sólo la principal manera de expresarnos, sino la materia misma de nuestros pensamientos: la palabra. No hay que temer decir las palabras que se piensan.

En la lucha por la palabra anida el destino de la humanidad.

Marcelo Marchese
2023-01-17T07:50:00

Marcelo Marchese

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