¿Por qué el sadismo sanitario se aplica en especial contra la mujer?

Marcelo Marchese

02.10.2023

La humanidad viene de las mujeres. Lo que no sabemos, es si esta función natural seguirá manifestándose en el futuro. Conviene, para ello, tomar una perspectiva histórica.

Al parecer, en el antiguo Egipto, la medicina era llevada a cabo por las mujeres. En el caso que esto no haya sido estrictamente así, al menos podemos suponer que había tantos médicos mujeres como hombres, y la permanencia entre nosotros de las curanderas, sería elocuente expresión de esa tendencia humana.

Hasta el inicio de la Era Moderna, hubo, desde siempre, una actividad médica de casi exclusiva práctica femenina: el parto, propiciado por las comadronas. En nuestro País, venía acompañado de una costumbre mágica: debajo de la mujer, se colocaba la piel de una comadreja.

El parto siempre fue un misterio femenino, aunque en algunas culturas, como la charrúa, el hombre ayudaba o sabía ayudar en ausencia de una mujer. En el libro "Los últimos charrúas", de Paul Rivet, tenemos una descripción por parte de una enfermera parisina del parto de Guyunusa.

Con toda evidencia, aquel parto, casi sin dolor (sólo se escucharon leves gemidos) no se hizo con Guyunusa acostada, sino en posición vertical, que es la forma natural del parto por obvias razones gravitatorias. Tacuabé levantaba levemente a Guyunusa y la dejaba caer, sosteniéndola siempre.

La Era Moderna trajo consigo la Inquisición, que fue una manera de regir el pensamiento y de acabar con las antiguas religiones que la Iglesia, y los protestantes, querían destruir. El "Martillo de las brujas", libro que la imprenta permitió difundir a destajo, explicaba cómo descubrir a las brujas y cómo interrogarlas, y ese libro, era usado tanto por inquisidores católicos como protestantes. Las brujas condenadas, y los magos, no eran otra cosa que sacerdotes y sacerdotisas de las antiguas religiones, personas que además, curaban a la gente con yuyos y demás elementos de la naturaleza, incluida, por supuesto, la palabra, que también es naturaleza.

Se trataba de erradicar a estas gentes y que el conocimiento ancestral transmitido de generación en generación por medio de la palabra hablada, fuera desterrado para siempre. Es en el año 1650, en el Hospital de Dion, en París, que asestan un golpe determinante a las comadronas. Por decreto de ese año, el parto debe ser regido por un hombre.

Ya sabemos cómo siguió la cosa. La parturienta se encuentra en una cama, en la peor posición imaginada para la vital experiencia que se avecina, pero con total comodidad para el médico. Esta sustitución tiene una prueba accesoria en el mundo de las palabras. Allí tenemos a "las trompas de Falopio", que son exclusivas de la anatomía femenina. Se las llama así pues un señor, llamado Falopio, las "descubrió" en aquella época.

Hoy, los partos se siguen llevando a cabo según los criterios impuestos en la Era Moderna, y con un sospechoso y lucrativo aumento de las cesáreas, aunque viene creciendo con fuerza un movimiento llamado "parto humanizado", que centra la atención en la mujer y su familia, no en el médico, y cuya principal idea es la siguiente: si queremos cambiar la vida, lo primero que tenemos que hacer es cambiar la manera en que viene el hombre a la vida.

Es el momento más importante, el que más determina nuestra existencia.

Resulta entonces que la mujer, da la vida, y detrás de cada mujer, está su madre, y luego, su abuela y así, hasta Eva o Afrodita, ya que la mujer primitiva tiene diversos nombres en diversas culturas. En los Evangelios Apócrifos, Eva viene a saludar a María y al niño Jesús. Un sólo cordón umbilical une a la mujer actual con la primera mujer. Ahora, el cordón umbilical del hombre, termina en su madre.

Imaginamos al varón primitivo ante el parto de la hembra y pensamos que asistió a ese proceso como si fuera cosa de magia. El varón primitivo, no se equivocaba. La naturaleza dotó a la mujer de la capacidad de dar vida. Lo nuevo, será carne de su carne, y por esa excepcionalidad, se descarga el sadismo sobre la mujer.

Todos podemos ver que en las familias, mandan las mujeres, y de hecho, hay una cantidad de familias donde la mujer, hace, también, y como puede, de padre, pues padre, no hay. Si uno ataca a la mujer, ataca a la familia, y si ataca a la familia, destruye a la sociedad.

Todos esos hombres que vemos en la calle durmiendo sobre cartones, proclaman la gran derrota de la mujer.

Allí tenemos como prueba suplementaria del ataque a la mujer, la insistente campaña por la mamografía. Una radiación tras otra. Para ahuyentar al maligno cáncer, se lo convoca. Ahora ¿es sólo la radiografía el peligro? No lo creo, y de hecho, no sabemos cómo se origina el cáncer, pero tengo la absoluta certeza de que no se origina sólo por las radiografías, o por los rayos que nos atraviesan todo el tiempo desde que hay radio y celulares, o por los alimentos altamente prostituidos.

No hace mucho conocimos el testimonio de un hombre que vio morir a su hijo. Tiempo después, le vino cáncer de testículos. Llama la atención ¿verdad? Sea de esto lo que fuere, el cáncer es algo que uno genera, y acaso, sucedió que un canal de energía se haya obstaculizado para que se manifestara, en la obstrucción, el mal. Dudo infinito que sea favorable para las mujeres el constante terrorismo que se les aplica agitando el fantasma del cáncer de mama.

Hay un motivo más por el cual se aplica el sadismo sobre la mujer y se busca su sometimiento. Es la mujer la encargada de transmitir la lengua. Por eso se le llama "lengua materna". En el momento que da la leche, la mujer le habla a su criatura. Si le canta, saldrá un músico, pero de seguro, le hablará con las palabras más cariñosas imaginadas. El niño, en ese momento, tiene los sentidos en ebullición: sus oídos, su labio, su lengua, todo su ser explota de goce mientras escucha las palabras que luego le serán de gran utilidad en la vida.

Conviene recordar que a mediados del siglo XX, hubo un intento, que fracasó, por sustituir la leche materna.

Ya lo vemos: el agua, es femenina, la tierra, es femenina, la madera, que de allí vienen los hombres que bajaron de los árboles, es femenina (en la palabra madera anida la palabra "madre") la Naturaleza, es femenina, y sin dudarlo, los continentes, son femeninos y casi todos empiezan y terminan con la letra femenina: Asia, África, América, Australia, Europa y la Antártida.

Se trata de lo que contiene, de lo que da vida. Quienes se creen los dioses de la humanidad, dirigen sus baterías contra la mujer. Ya han logrado desplazarla de los partos. Tienen un plan para todos nosotros. Nos quieren hacer de otra manera: es el llamado "transhumanismo". Creen que la evolución va hacia un sitio, y conociendo las leyes de la evolución, la quieren acelerar. Para ello, es crucial sustituir a la mujer como proveedora de vida y liquidar la lengua materna, condición indispensable para imponer un lenguaje que atienda a los requerimientos del Poder. Si triunfan, diseñarán al hombre en laboratorios.

Impedir eso, que los hombres sigan naciendo de las mujeres y recibiendo de ellas el habla que nos hizo humanos, será la gran batalla que se avecina.

Marcelo Marchese
2023-10-02T19:14:00

Marcelo Marchese

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