Las guerras del pasado eran más humanas
Marcelo Marchese
24.11.2023
Te choca la palabra “humano” asociada a “guerra”, pero las guerras son una constante de la humanidad, el problema es que se están deshumanizando.
¿Qué es la guerra? El "hagamos el amor y no la guerra", entraña la respuesta. La guerra es una relación humana, y si la relación no se lleva a cabo de manera constructiva, vuelve convertida en su contrario. Por eso, al fin de la pandemia vino la Guerra de Ucrania, pues tras el encierro, se busca el contacto, y si el encierro oxidó las vías de contacto, se restablecerá el contacto de manera oxidada.
Nada de esto niega que haya intereses detrás de las guerras, el tema es que los intereses pueden operar en las condiciones determinadas por la Naturaleza.
¿Por qué eran más humanas las guerras del pasado? Porque veías al enemigo, lo atravesabas con una lanza y tus brazos chorreaban sangre. Había un límite al horror. El exceso de sangre lleva al hastío. Hay un freno humano al asesinato si tenés a la víctima ante tus ojos. Los charrúas, luego de vencer en una escaramuza, se marchaban sin ultimar a los sobrevivientes. No les interesaba exterminar, sino vencer.
Las guerras actuales son menos humanas que las guerras del paleolítico. Ya desde antes del bombardeo sobre Gaza, los jóvenes que entraban al ejército israelí manejaban, desde Tel Aviv, las torretas colocadas en la frontera y desde allí, como si fuera un videojuego, apuntaban a los tobillos de niños y adolescentes. Todo eso es muy aséptico. Uno dispara, y la sangre, no la ve y tampoco escucha el grito de dolor.
La guerra se deshumaniza cuando pasa a ejecutarse tras una pantalla.
Los antropólogos no han advertido que la industria de los videojuegos factura más que la industria de la música y el cine reunidas. El disciplinamiento de la música y el cine es nada comparado con el reseteo mental y sensual que ejecuta el videojuego.
Por medio de ellos se entrena a los militares, pues los procesos cerebrales vividos en el plano virtual luego se manifiestan en el campo de batalla. Lo mismo ocurre con el playstation, que ha modificado el fútbol de manera definitiva, y lo mismo ocurre ahora con tu cerebro, pues el continuo uso de ordenadores, carpetas y toda cosa cibernética, moldea tu mente.
Así que tenemos que hoy, alguien apreta un botón acá y un misil destruye un hospital allá. Alguien aprendió eso en videojuegos especiales, en tanto vos comprás, libros, no en una librería, sino por una plataforma digital que creció a lo loco durante la pandemia.
Es una economía digital. Es una vida digital. Es una vida desexualizada. Es una guerra desexualizada. Se inflige el máximo de dolor porque es más eficiente herir al enemigo que matarlo, pues por cada herido, se inutiliza a tres soldados, y los gritos desgarradores deprimen el ánimo de la tropa. Se bombardea en la noche, ya que por la noche el bombardeo es más inhumano.
La noche es el reino de la guerra moderna, pues se trata de aplicar el máximo de terror.
Para mostrarte que hablo de una práctica universal y moderna, veamos la descripción de un bombardeo británico sobre Dresde, La Florencia del Elba, en 1945, un bombardeo que se encarnizó en particular con el casco antiguo de la ciudad, ya que siempre es un objetivo del agresor arrasar la cultura del vencido:
"Cuando sonaron las sirenas a las 21:39, las bengalas llamadas 'árboles de Navidad', señalaron los blancos del bombardeo, que comenzó a las 22:13. Las bombas explosivas taladraron los edificios haciéndolos reventar desde el tejado hasta las plantas bajas. En el segundo ataque, a la 1:05 de la madrugada, las bombas incendiarias los cubrieron de sustancia inflamable y convirtieron la ciudad en una tea ardiente. Al mediodía siguiente y el 15, aparatos norteamericanos arrasaron lo que quedaba en pie.
Solo había barricadas de protección en los sótanos. Una trampa mortal donde la muerte se produjo por asfixia. En el exterior la acumulación de edificios ardiendo a lo largo de manzanas enteras, provocó un fenómeno consistente en la formación de fuertes corrientes de aire que atraen hacia las llamas todo lo que se encuentra a su alrededor. Un horno alimentado con un torbellino ígneo catapultado por el viento causado por el mismo bombardeo. Soplaba a más de 150 kilómetros por hora. Levantaba y sacudía los restos de los inmuebles. Tornados de fuego empujaban a las personas hacia los restos de las edificaciones convertidas en calderas. Mujeres y niños huyendo en las calles se convirtieron en antorchas humanas cuando sus ropas empezaban a arder o caían desplomados cuando los adoquines ardientes derretían las suelas de sus zapatos. Quienes creyeron estar a salvo refugiándose en tanques de agua, acabaron cocidos. Todo fue devorado por las llamas. El comandante británico al mando informó: "Dresde, ese lugar, ya no existe"."
Las guerras del pasado eran más humanas porque veías el horror, lo que también significa que el límite del asesinato estaba determinado por el hecho de que te asesinaban ¿Qué miedo puede tener el que, de manera cómoda y sentado frente a una pantalla, arroja un misil desde Tel Aviv?
Los perros guardianes disfrazados de intelectuales te dicen que el pasado fue cosa de bárbaros y que nuestro progreso es una maravilla lograda por la ciencia, pero ya sabés que los perros guardianes disfrazados de intelectuales son alimentados, y adiestrados, para una función bien específica: proteger la propiedad del amo.
Marcelo Marchese
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias