El misterio de la música
Marcelo Marchese
31.01.2024
Acaso el sonido de la palabra “música” sea el sonido de palabra más extendido entre las lenguas.
Con sus mínimas diferencias, aparece en el griego, el latín, el catalán, el castellano y el francés, lo que no resulta tan raro, pues los romances devienen del latín, ahora, el euskera ya es otra cosa y el sonido es casi el mismo, y aparece en el inglés, que algo tiene del latín, y en el alemán, y en el ruso y el turco y el árabe.
No nombré todas las lenguas con el sonido de "música". Sólo quiero decir que el sonido de la palabra representa de tal manera lo nombrado, que aparece en lenguas de diferentes familias, lo que nos lleva a una de dos teorías.
O el poder de ese sonido es tal, que el griego, o el árabe, lo extendieron a otras lenguas de otras familias de lenguas por su poder de persuasión, o el sonido viene desde el fondo de los tiempos, desde el origen, o casi desde el origen de las lenguas, y luego, a medida que los troncos crecían y daban vida a ramas de lenguas, el sonido persistió en esas lenguas.
Esto nos lleva a un problema ¿todas las lenguas devienen de una protolengua, o diferentes lenguas nacieron de manera independiente y esas lenguas son el origen de las familias de lenguas?
Eso nos lleva a otro problema ¿vienen los humanos de un antepasado común, o vienen los humanos de diversos antepasados, diversos homínidos, que se hibridaron?
Ya vemos las interrogantes a que nos lleva el estudio de una palabra, pero no es una palabra cualquiera, sino la palabra que refiere a la más misteriosa de las artes, o al arte por excelencia, el arte que participa de otras artes.
No podemos vivir un sólo día sin música.
El misterio refiere a que nos emociona una flauta sin que intervengan palabras, lo que llevaría a que alguien descubrió las notas, los acordes mayores, que son alegres, los acordes menores, que son tristes, y el síncopa, esa ruptura del tiempo que mueve el cuerpo.
No sólo la música es un misterio, sino que todo es un misterio. Esa misteriosa relación entre todas las cosas: el hombre, el árbol, el ave, el cielo, el agua, sugirió al hombre las notas, lo que significa que el misterio que impulsa las cosas, se encuentra detrás del misterio de la música y la música, es una explicación de ese misterio con sonidos, que suelen venir acompañados de palabras, lo que hermana como a ningunas otras artes a la música con la poesía, que es la música de las palabras.
Entonces intervienen las palabras. No hay cello que iguale la voz humana, el más complejo de los instrumentos musicales y el que más emociona, pero esa voz, y esas palabras, deben navegar en las aguas de la melodía, lo que lleva a que ahí tenemos dos mensajes: las palabras habladas y la melodía.
Es el momento de volver a la palabra "música", pues las palabras contienen la historia de las cosas, y en la palabra "música" destaca, primero que nada, "musa", la diosa que penetra al músico y le dicta su música y acuerda con él su música, pero en todo caso, el músico pasa a ser un instrumento de la musa, por lo que la música contendrá a la musa y al instrumento.
Ahora, el enigma es qué son esa "I" y esa "C", y en estos casos, conviene ir a las principales palabras que contienen esas letras, por lo que tenemos "idea", e "inteligencia", que deben estar emparentadas, y tenemos "idioma", y tenemos también "intuición" e "in", que refiere a la negación (en toda una familia de lenguas, la "i" se encuentra en nuestro "no", amén de que nuestro "no" contiene la "n") y ya tenemos una idea bastante formada: la música contiene a la musa, pero esa musa expresa ideas en su idioma, y requiere, mediante la inteligencia y la intuición, de leyes, lo que serían las leyes de la armonía, pues toda arte requiere de reglas, de caminos a seguir.
Con respecto a la "C", acuden las palabras "casa", "corazón", "círculo", "creación", "curiosidad" y ya con esto alcanza, pues la música no sólo son reglas, sino que esas reglas se conocen por la intuición y requieren de corazón, de curiosidad, la música nos llena de curiosidad y la música es circular, cierra un círculo, pero cuando cierra un círculo, algo ha cambiado: hemos sentido la magia. La música define un espacio, construye una casa, algo que aprendí en el teatro callejero, ya que la música definía el espacio, y la música crea mundos. La música es la magia y el músico es un mago.
Diría entonces que la música es una creación de la musa que requiere de un instrumento, el hombre, requiere de esa casa donde asentarse, y requiere de la intuición para ser conocida, para que la idea de la musa se manifieste, y esa idea es una negación de lo real, de lo que tomamos por real. La música nos conmueve pues nos hace pensar que hay otra realidad, nos hace recordar que existe otra vida detrás del panel de la existencia.
Ahora, la franja entre graves y agudos en una música por MP3, es menor que en un CD, que es menor que en un vinilo. Pero hay algo más a tener en cuenta: escuchamos algo en el tocadiscos, y la recordamos un día; escuchamos cantar en un cumpleaños, y la canción nos acompaña días.
Durante millones de años la música fue en vivo de verdad. En un principio, todos hacían música y todos bailaban, como sucede en las comunidades primitivas. Luego, algunos, y cada vez más, perdimos la capacidad de hacer música.
¿Qué sucedió? No otra cosa que el proceso de disciplinamiento, de atomización y de erosión del deseo que se define con la palabra "progreso".
Luis Buñuel cuenta que cuando se enteraban que venía una orquesta, el mes previo era todo ebullición, y tras el concierto, volvían a la calle embriagados.
Luego, vino la radio.
Ya no se juntan los hombres a escuchar música, y en los recitales, la música pasa por cables. Son otras ondas las que se mueven, es otro tipo de "magia".
Como el músico es mago, mueren músicos de forma misteriosa. Como la música es magia, existe una industria de la música que determina lo que escuchan las grandes masas, mas persiste una música inspirada por el músico.
Es la vieja consigna de Platón en La República, en la que el filósofo, el político, dicta las reglas al músico, anteponiéndose a la visión según la cuál la musa hace posesión del músico.
Esa es la batalla actual. El arte como una cosa que debe decir lo que ya ha descubierto el filósofo, el político, el arte como adoctrinamiento y cosa cerrada que parlotea un pájaro en su jaula dorada; o el misterio de la vida, el hombre y el Universo, cuyo velo jamás será corrido, pues detrás del velo, aguarda otro velo.
Marcelo Marchese
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias