Dante y la Iglesia

Marcelo Marchese

31.03.2024

La gente asocia a La Divina Comedia con el infierno, pues en occidente estamos más interesados en el mal que en el bien, es decir, más implicados en la culpa que en el deseo.

Toda esa cosa de que Dante ataca a sus enemigos políticos enviándolos al infierno, es propia de quienes no han leído el poema y si lo han leído, han leído lo que les dicen que está escrito y no lo que está escrito, pues lo que hace Dante es hablar del hombre y su camino errado, el Infierno; de lo que debe hacer para llegar a la iluminación, un viaje iniciático, el Purgatorio; y de cómo el hombre puede tener una vida plena en la fe y el amor, de cómo el hombre puede tener una vida plena en la fe en el Amor, el Paraíso.

El Purgatorio difiere notablemente del Infierno y de tal manera, que uno debe suponer una de dos: o pasó cierto tiempo entre la escritura de uno y otro, o las cosas que evocaban en el poeta eran bien diferentes, como eran bien diferentes las musas a las que debía invocar.

En el canto XVI del Purgatorio Dante y Virgilio se encuentran con Marco Lombardo, que despeja las dudas de Dante sobre las causas de la inmundicia en que se ha convertido el mundo. Conviene atender la familiaridad de las palabras "mundo" e "inmundo". El mundo es esta porquería creada por los hombres; la "tierra", el lugar que debemos recuperar para el hombre.

 

"El mundo por completo está desierto

de cualquiera virtud, como tú dices,

y de maldad cubierto y agravado;

 

mas la razón te pido que me digas,

tal que la vea y que la enseñe a otros;

que a la tierra o al cielo lo atribuyen

 

Un gran suspiro que acabó en un ¡ay!

lanzó primero; y luego dijo: «Hermano,

el mundo es ciego, y tú de él has venido.

 

Cualquier causa achacáis los que estáis vivos

al cielo, igual que si moviese todas

las cosas él obligatoriamente.

 

Destruido sería así en vosotros

el libre arbitrio, y no sería justo

dar la alegría al bien, y al mal dar luto"

 

Dante le pregunta si esta ruina desciende del cielo o es cosa de los hombres y Marco le contesta que al hombre le fueron dadas las facultades para el bien y para el mal, por lo que este mundo que vivimos es cosa nuestra, una idea que aunque no fuera nueva, no dejaba de ser revolucionaria por enfrentar todo fatalismo y por situar al hombre como hacedor de la vida, una idea que tomaría fuerza en el Renacimiento, un Renacimiento del que los árabes, y Dante y el Giotto, una de las mayores hermandades en la historia del arte, son los padres.

Marco continúa y argumenta que son precisas leyes que constriñan toda tendencia al mal, tendencia siempre latente en el hombre, ya que el hombre es el único ser que limita su naturaleza para amplificar su naturaleza, y proclama que es preciso un guía verdadero que marque el camino.

 

"Y es necesario el freno de las leyes;

y es necesario un rey, que al menos vea

de la ciudad auténtica la torre.

 

Hay leyes, pero ¿quién las administra?

Nadie, pues su pastor acaso rumie,

mas no tiene partida la pezuña"

 

Como ves, trata de cabra o becerro o bruto, al pastor, al que de inmediato señala y condena

 

"Solía Roma, que hizo bueno el mundo,

tener dos soles que una y otra senda,

la humana y la divina, les mostraban.

 

Uno a otro apagó; y está la espada

junto al báculo; y una y otro unidos

forzosamente, marchan mal las cosas;

 

porque juntos no temen uno al otro:

Si no me crees, recuerda las espigas,

que la planta se juzga por el grano"

Jesús, según los escribas, dijo: "A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César", y esta reivindicación de los poderes espirituales que debería representar la Iglesia, olvidando todo poder temporal, toda cosa del César, del Sanedrín o de Barrabás, será el aliento positivo de la Reforma.

Para no dejar dudas y para justificar por qué estaba exiliado y condenado, el poeta agrega

"Puedes decir que la Iglesia de Roma,

por confundir en ella dos poderes

ella y su carga en el fango se ensucian"

No es el cielo quien determina lo que hagan los hombres y su Iglesia, son los que rumian aunque no tengan pezuñas partidas, aquellos que no saben divisar "la torre".

Es difícil saber qué es más hermoso: si el impulso moral del poeta que lo iguala a Shakespeare, a Cervantes, a Baudelaire y a Dostoievski, o que escondiera con símbolos su mensaje de tal manera, de seguir vivo como se pueda, para iluminar, genuino pastor, a quienes sepan entender.

No por acaso se escribe este texto en viernes, palabra que viene de Venus, de Afrodita, de la diosa del amor, que entre nosotros es la Virgen María, aunque no sé cuándo lo leerás tú. Mi presente es tu futuro así como tu presente es mi pasado, para demostrar que no existe tal división y que es único el espíritu al que llamamos Tiempo.

Hoy crucificaron a uno de nosotros, así como después despellejaron a otros y la era oscura aún no ha llegado a su fin.

Lo cierto es que quien rumia sin pezuñas partidas, erige esa figura del crucificado el viernes, cuando lo que importa es que resucita el domingo.

Quieren que adores al crucificado, pues crucifican tu deseo.

Dicen que pidió a su padre que lo librara del trago amargo, mas que se hiciera su voluntad. Por mera casualidad, ese mito coincide con el horrible mito de Guillermo Tell y con el espantoso mito de Abraham y Isaac: el sacrificio del hijo por el padre, el sacrificio de lo vivo, de lo que será, por lo muerto, por lo que fue.

No creo que Jesús hubiera dicho esto, pues como dice el Dante, el hombre labra su camino y Jesús no es hijo de ningún dios, sino que es hijo de un hombre y una mujer. Los Evangelios se delatan al llamarlo "el hijo del hombre".

Jesús no se entregó por seguir una orden macabra, sino porque sabía que la muerte es ilusión, que todo es ilusión y que no hay otro Dios sobre la tierra que el Amor y su instrumento, el hombre.

 

Marcelo Marchese
2024-03-31T12:38:00

Marcelo Marchese

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