"Nadie encendía las lámparas", de Felisberto Hernández (1947)
Mathías Dávalos
30.05.2011
"Nadie encendía las lámparas", de Felisberto Hernández (1947). Editorial Sudamericana.
En Nadie encendía las lámparas Felisberto se consagra como el escritor de mayor ingenio dentro de la literatura uruguaya. La invención literaria irrumpe como “fantástica” y el juego, en su estructura narrativa, como modus operandi. El voyeurismo, fetichismo y erotismo habitan en cada uno de los diez cuentos que forman el libro, los que a su vez crean un universo íntimo y referencial, donde los objetos toman vida propia más allá de la conciencia, más allá de las palabras.
En esta obra el personaje primario es Felisberto Hernández: el pianista desventurado, el lector a oscuras, el alucinante acomodador, el intruso de casas ahogadas y espaciosas, el perspicaz observador de mujeres y matronas, el caballo. Es esa primera persona la que se nutre y en varias ocasiones desafía los límites del surrealismo, quizá sin ser su propósito primario. Pocas veces en la literatura latinoamericana el yo tuvo mayor significado.
Nociones filosóficas —con influencias socráticas, bergsonianas y hasta patafísicas— transitan estas páginas y nunca lo hacen a la deriva. Cuando se habla de la obra de este escritor, resulta más apto hacerlo sobre una noción “psico-(i)lógica” —concepto adjunto a su amigo y consejero Carlos Vaz Ferreira— que sobre una psicología fundamentada.
Felisberto era ante todo un pianista; hay pasajes en este libro donde parece que uno no está leyendo únicamente palabras, sino que por el contrario, uno puede advertir a alguien creando melodías, instrumentando las palabras. Este método quizá se deba a esta reflexión, a la condición de Hernández como escritor y compositor. En ciertas ocasiones su elaboración literaria dista de ser erudita, donde se puede encontrar cierto parentesco estructural con la prosa del escritor argentino Roberto Arlt.
El humor en Felisberto es de una distinción elegante y lo coloca como un outsider dentro de la literatura uruguaya de ayer, hoy y mañana. Al leer "Muebles 'El Canario'”, el cuento más breve del volumen, es difícil que lo extraordinario que sucede en un tren no provoque sorpresa y hasta sonrisas cómplices en el lector.
Felisberto Hernández y Horacio Quiroga son los dos mejores cuentistas de la literatura uruguaya, como Juan Carlos Onetti es el novelista y Julio Herrera y Reissig el poeta.
Entre 1947 y 1949 se publican Nadie encendía las lámparas y Las hortensias. Este es el período más prolífico en la obra de este escritor, quien con extravagante como valiente sencillez en sus palabras logró encender las lámparas dentro de una oscuridad reinante en la escena literaria de aquel entonces y hasta de hoy en día. Felisberto Hernández, sin lugar a dudas un inescrutable de la literatura latinoamericana.
Felisberto Hernández (1912 – 1964) Otras obras: Fulano de tal (Miscelánea – 1925), Libro sin tapas (Cuentos – 1929), Por los tiempos de Clemente Colling (Novela – 1942), El caballo perdido (Novela – 1943), Las Hortensias (Cuentos – 1949), Tierras de la memoria (Novela – 1967).
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