Elle, de Paul Verhoeven
Mathías Dávalos
27.10.2016
Dirección: Paul Verhoeven. Guion: David Birke (basado en la novela “Oh...” de Philippe Dijan). Fotografía: Stéphane Fontaine. Elenco: Isabelle Huppert, Laurent Lafitte, Anne Consigny, Charles Berling, Virginie Efira. 130 minutos. 2016.
Verhoeven y Huppert | Sony Pictures
El director Paul Verhoeven ha regresado luego de diez años del estreno de su último film: El libro negro. Elle, la primera película en lengua francesa del holandés en más de cuarenta años de carrera, fue escogida por Francia para que la represente en los próximos premios Oscar.
Elle es un thriller psicológico con toques magistrales de comedia, punto donde se destaca mayoritariamente el talento del director que triunfara en Hollywood con Bajos instintos (1992) y con películas de ciencia ficción como Robocop (1987) y El vengador del futuro (1990).
Aquí el mayor acierto de Verhoeven es su decisión arriesgada en el tono de contar una historia; un abordaje, políticamente incorrecto y alejado del panfleto moralista, de un tema grave como delicado: Michèle, interpretada por la experimentada Isabelle Huppert, es una mujer de negocios, directora de una empresa de videojuegos, que es violada en su casa por un intruso encapuchado.
El director constituye el personaje de la víctima con énfasis en su psicología. Michèle tiene una historia familiar pesada: cuando niña, su padre cometió unos brutales asesinatos que generaron conmoción en Francia. Entre la culpa heredada, la Michèle que retrata Verhoeven es una mujer europea autosuficiente. Vive su vida adulta sin rendir demasiadas cuentas: se acuesta con el esposo de su mejor amiga, se masturba al observar con binoculares al nuevo vecino (guiño a La profesora de piano, película de Michael Haneke en la que brillara Huppert), es cínica con su exesposo, con su nuera y con su madre, pero a su vez es protectora, a través de la crítica y de la experiencia, de su hijo, un joven padre bastante inmaduro, personaje en evidente contraste con la personalidad de Michèle que recuerda el elemento freudiano de la composición familiar al que recurre el director.
Ante el ataque sexual que padece Michèle, Verhoeven se aleja de desarrollar un acto de venganza pura y cruda. La víctima lo explicita en una frase clave que le confiesa a una amiga y que resume con precisión su carácter: "La vergüenza no es una emoción lo suficientemente fuerte para impedirnos hacer las cosas que queremos".
Tras establecer su personaje central, Verhoeven se dedica a desarrollar otras historias: la de la figura masculina primitiva y represora, y a otros personajes bajo estereotipos de concepción que componen una paleta de la burguesía parisina. Un mundo ambiguo que se forja con miradas, apariencias, secretos y pequeñas traiciones, visualmente heredero del cine del francés Claude Chabrol, director que tuvo a Huppert como musa en películas como Un asunto de mujeres (1988) y No va más (1997), entre otras.
En la construcción de escenas de thriller y suspenso, con guiños a realizadores como Alfred Hitchcock y Brian De Palma, pasando por el misterio de la trama del policial clásico con influencias de escritores como Agatha Christie y Georges Simenon, Verhoeven nos recuerda su condición de artesano en lo que exhibe, al escoger cuándo, cómo y por qué: en una primera escena la violación no se muestra, se escucha y el espectador solo ve el rostro de un gato que observa como único testigo; en otra escena se revive lo fulminante y desgarrador del drama; o la relación metafórica e irónica del ataque sexual a Michèle con el videojuego desarrollado por su empresa en el que un monstruo viola a una princesa.
Si en Elle Verhoeven manifiesta a sus 76 años su lucidez en el manejo de diferentes géneros, al narrar una historia amoral, trabajando en el límite entre el voyeurismo, una vaga noción de justicia y la fantasía sexual de la víctima desde el self, la actuación de Huppert es un tesoro que sitúa a este film no solo como uno de los mejores logrados por Verhoeven, sino que además es una pieza clave en el retrato de la mujer que ha cautivado al director a lo largo de su filmografía, en películas como Bajos instintos, Showgirls y El libro negro. Un ser exquisito, perverso, admirablemente frío y vivo hasta la conmoción.
Elle fue exhibida en el MONFIC 2016.
Mathías Dávalos
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias