ESTÁ QUE ARDE Y NO ES TROYA
Mauricio Aliskevicius
20.03.2023
Se me ha preguntado si existe la posibilidad de una guerra civil en Israel. No tengo la bola de cristal, nadie la tiene por lo que nadie puede adivinar qué sucederá en los próximos días.
Desde la existencia de Israel como país independiente no ha habido un momento más difícil que el actual. Los comentaristas recuerdan momentos graves, en realidad deberíamos decir "más graves" ya que todos los días son difíciles mientras no se logre una paz absoluta con los enemigos. Y no hablo de los enemigos clásicos que son los palestinos, sino con países como Irán, cuyos gobernantes a diario declaran que Israel desaparecerá del mapa en poco tiempo, mientras corren una carrera para obtener cuanto antes arsenal atómico.
Fue un momento grave la guerra de Iom Kipur, en el año 1973, también fue difícil cuando a raíz de la masacre de Sabra y Shatila por manos de una falange cristiana, el ministro de Defensa Ariel Sharon tuvo que renunciar. Se entendía que como ministro si no hizo nada sabiendo lo que iba a suceder estaba mal, y si fue porque no estaba enterado también estaba mal. Podríamos hacer una larga lista de "momentos difíciles", pero nunca como hoy el país está absolutamente dividido y no hay un solo ciudadano que se muestre indiferente o lejano a la situación.
Todo el día y en todo lugar, incluso en las reuniones familiares, este tema es casi el único en las conversaciones.
La chispa que encendió el fuego fue la presentación ante el parlamento (Knesset) de un proyecto de ley de reforma del Poder Judicial, un proyecto que busca eliminar o por lo menos rebajar totalmente el equilibrio entre los tres poderes, en beneficio del Poder Ejecutivo.
Si bien haría falta una modificación de lo existente, regular ciertas atribuciones, hacer más concreto y claro el alcance de las atribuciones y el equilibrio, el proyecto presentado no logra un equilibrio sino que anula toda o casi toda la fuerza de fiscalización que actualmente posee la Alta Corte de Justicia sobre lo que hace el Poder Ejecutivo.
Israel tiene una forma de gobierno parlamentaria y unicameral, por lo que la mayoría del Parlamento y el Poder Ejecutivo están en las mismas manos, lo que significa que en la realidad no hay tres poderes sino solamente dos: ejecutivo y como fiscalizador el judicial. Aclaremos que no existe una Constitución, que es el motivo principal de éste y otros problemas.
Lo que hoy está en juego es nada más y nada menos que la democracia y los valores fundamentales del judaísmo, la lucha entre un sector que pretende un gobierno de la mayoría sin límites, en detrimento de los valores que defienden a las minorías.
Jamás se habían visto manifestaciones de este volumen en casi todas las ciudades, cientos de miles en Tel Aviv, y simultáneamente otros cientos de miles entre otras como Jerusalem, Haifa y muchas más.
Se pueden ver manifestantes de todo color político o de otro orden, izquierdistas y derechistas, religiosos y laicos, del colectivo LGTB y otros no homosexuales que portan la bandera con los colores del arcoíris como símbolo de minorías, mujeres con mantos rojos y gorros blancos que simbolizan la lucha por la igualdad de oportunidades y contra la discriminación por sexo. Manifiestan familias enteras estando juntas tres generaciones.
Se ha llegado al punto de que hay declaraciones públicas firmadas por profesionales, por exgobernantes, por muchos grupos humanos, y lo más grave es que ex comandantes del ejército por su lado y actuales reservistas de la aviación también piden que ese proyecto sea retirado. También hay pedidos del exterior, gobernantes y funcionarios de alto nivel (político y económico), algunos de organismos internacionales, otros de Estados Unidos, etc.
Lo más selecto del ejército declarando que no pueden defender al país si no tienen fe en quienes lo gobiernan y les dan órdenes. Se cita como ejemplo lo que le está sucediendo a Putin con la desmoralización de su tropa y la deserción de miles de rusos que se fueron del país para no ser convocados a luchar en Ucrania.
A todo esto hay que agregar que en estos días comienza el ramadán, la conmemoración religiosa musulmana que siempre es aprovechada por los extremistas para atacar a Israel tanto en forma de golpes terroristas como en lanzamiento de misiles desde Gaza y Líbano.
Las manifestaciones incluyen cortes en las carreteras especialmente para evitar o dificultar a Netanyahu el viajar a otros países como lo está haciendo. Ya dos veces tuvo que ir al aeropuerto en helicóptero por ese motivo, incluso la tripulación del avión que lo esperaba se negó a volar.
Los antisemitas en estos días se están restregando las manos viendo la posibilidad de que Israel sea atacada, y posiblemente eliminada si la población sigue dividida.
En cuanto a una guerra civil, personalmente lo vemos como imposible, hay mucho en juego, la existencia misma del país como tal y la vida de sus habitantes todos.
El presidente Herzog, pese a que su cargo es fuera del gobierno y más como figurativo para el exterior, está haciendo lo posible para encontrar soluciones que no dependen de él. Ya presentó dos proyectos sustitutivos del proyecto de ley en cuestión, que la oposición aceptaría no por estar de acuerdo sino para evitar la confrontación, pero los que gobiernan no lo aceptan en absoluto.
El ejército no toma posición en este conflicto, pero si hay conflicto bélico por parte de Hamas o Hizbollah, no sabemos cómo reaccionarán. Son fundamentales los reservistas, especialmente los de la aviación, que están contra el gobierno. Obedecerán al ministro de Defensa o continuarán su protesta?
Apenas quedan horas para que se logre una solución, y no se ve de parte del primer ministro Netanyahu ni un mínimo de vacilación que lo lleve a transar con la oposición. Lo que sí se está viendo es que dentro del propio partido de Netanyahu, algún diputado se está ausentando en el momento de las votaciones, y esta posición es esperanzadora porque si varios diputados hacen lo mismo se puede lograr que la ley no sea aprobada, o que mejor aún, que caiga el gobierno y se convoque a elecciones nuevamente.
Esperemos que Israel no se convierta en algo similar a Ucrania.
Mauricio Aliskevicius
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias