Mujica, el inefable. Ruben H. Díaz

16.05.2025

Inefable: que no se puede explicar con palabras. Tal vez inasible: que no se puede tomar con la mano. En síntesis, un caso de difícil, o imposible definición. Logro un gran predicamento en su país, región e incluso la sociedad global más por una actitud que por un contenido. Aunque aqui llegamos a otro territorio, porque contenidos tuvo.

El hombre murió, le tocó, y se llevó a la tumba el secreto de su éxito y de su tragedia. Se podía esperar más de su ceremonia del adiós. Pero quedo claro que sin él las cosas no serían iguales, la despedida no tuvo la profesionalidad que era menester. Le rindieron honores durante dos días con una muchedumbre que se expresaba de a uno cuando estaba todo para que eso se hiciera todos juntos y en un mismo momento. No se hizo una gestión diplomática indispensable para traer figuras en el ámbito internacional. Vinieron dos jefes de Estado y no se supo muy bien que hacer con ellos. Es inexplicable como nuestro Presidente no los recibió en el Aeropuerto, la única diferencia entre los ciudadanos que concurrieron a rendirle homenaje y Lula y Boris, es que ingresaron por una puerta lateral del Palacio Legislativo. Cuando llego Lula le dieron la espalda a Boris que se fue de inmediato.

Lo formidable de Mujica, es que su único instrumento fue la palabra. Solo con ella conquisto una adhesión muy importante en el país y se hizo notar a nivel global. De los que llegaron al poder desde la insurrección, fue el de más éxito luego de Mandela. Con una diferencia, Mandela hizo posible el verdadero perdón, porque el verdadero perdón incluye a todos. Mujica pareció dirigirse hacia ese objetivo en muchas oportunidades pero nunca lo concreto. Ni siquiera cuando fue Presidente y teniendo al ñato como Ministro. Creo que ese es su gran debe.

Pero ello no impide reconocer lo que hizo por el país. Eso de hacerse exitoso solo con la palabra, es muy de uruguayos. Un importante político peruano, el Dr. Townsend Ezcurra, que nos conocía muy bien, decía que el Uruguay era un país con mucho motor y poca carrocería. En el sentido de que daba estadistas con nivel para tener éxito en cualquier sitio, pero las limitaciones geográficas y demográficas del Uruguay les impedían gravitar.

Una persona que llega a la Presidencia por el voto popular, cumple su mandato y se va también por el voto, ya solo por eso merece respeto y reconocimiento. Mujica logro un apoyo entusiasta en una parte importante de la ciudadanía. A tal punto que hoy tiene con su sector, la mayor presencia parlamentaria en la historia del país. Ni colorados ni blancos, en ninguno de sus sectores logró una presencia tan importante en ese ámbito. Tiene gente que lo idolatra. Otra que lo observó y a veces le fue simpático y otras no. Están los que lo recuerdan por sus circunstancias más complejas, como si su vida hubiera concluido allí. La mayoría de ellos, tengo esa impresión, no es porque fue tupamaro y en ese momento intento terminar con la democracia. Es porque le tienen envidia. Por eso no se lo perdonan.

Yo creo que Mujica, que era el más indicado, no terminó su labor. La de lograr que las decisiones por las cuales él se incorporó a la sociedad, llegarán a todos los uruguayos. Evitando lo que se da en estos momentos, aunque no tenemos cadena perpetua en nuestra legislación, en los hechos hay personas que están sufriendo cadena perpetua.

La sociedad fue generosa con Mujica. No tenía y no lo hizo, que agradecer. Eso sí, tal vez debió en algún momento reconocerlo.

El que no se equivoca nunca, Luis Alberto Lacalle Pou, con el talante republicano que le caracteriza, llego al velorio y simplemente se limito a decir "me quedo con lo bueno". Eso deberíamos hacerlo siempre con todos. Y seríamos mucho mejores.

 

Ruben H. Díaz

Columnistas
2025-05-16T18:55:00

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