Mujica: inseparable, el ser humano y el político. Esteban Valenti
26.05.2025
Nos faltaba una cosa importante para conocer a fondo a Mujica, la despedida que le iba a dar el mundo, el Uruguay y su gente, todos nosotros, cada uno con su propia sensibilidad. De él se ha escrito en muchos países del mundo, y no solo en la izquierda. El amplió el mundo de la política, en un tiempo de crisis.
Mujica hizo con su vida un enorme apote a la política y a la izquierda a puro músculo, cabeza, alma y sentimientos. Lo dijo muchas veces de diferentes maneras, la derrota no es lo peor, lo trágico es no levantarse. El "Pepe" se levantó siempre, de la derrota, de la traición, del aljibe, de las polémicas, de sus sueños casi imposibles. Tuvo un sueño increíble, seguir toda la vida cumpliendo el trabajo que más amaba y no vender nada para conseguirlo. Y lo logró, hasta poco antes de morirse, a los 7 días de cumplir los 90 años, siempre estuvo. Hasta que un martes 13 la vieja huesuda pudo más que su esfuerzo y el de su Lucía por vivir a prepo y se lo llevó.
Y nunca en la historia del Uruguay se habló tanto de este rinconcito del mundo en los grandes medios, políticos de muchas latitudes, artistas, celebridades se acordaron del Pepe y lo dijeron. Más allá de lo que todos podíamos esperar.
Tampoco nunca había visto una despedida de pueblo tan enorme y tan sentida en el Uruguay.
Y muchos que lo odiaban desde el fondo de sus fobias, de sus ideologías implacables, de su incapacidad por entender ciertos seres humanos, se callaron y otros utilizaron las redes para ocultarse y agredirlo. Es otro gran mérito, los enemigos son parte de las conquistas y de la altura de un personaje. Las unanimidades son siempre, absolutamente siempre falsedad.
Al Pepe, muchas, pero realmente muchas personas lo querían de veras, otras lo odiaron de veras y sus compatriotas, de los más diversos colores, lo aprendieron a respetar y a quererlo. Era un uruguayo surgido de bien abajo, que llegó más abajo todavía, donde el dolor, la soledad la derrota y las cucarachas te atormentan y supo remontar hasta llegar a gobernarnos a todos sus compatriotas. Otra rareza de los orientales.
Vivió peleándose cada metro de su camino, no fue una ruta de seda, de rosas, de falsedades, fue a puro coraje y riesgo.
Tuve el privilegio de discutir con sus ideas durante 60 años, los primeros no directamente sino con el MLN y su concepción guerrillera. En secundaria, la universidad y la política y luego de la caída de la dictadura, directamente seguimos discutiendo. Recuerdo un editorial cuando el MLN entró en el FA, "Los iluminados de siempre". Lo discutimos y que quedó entre nosotros. Y varios choques directos.
Él y su compañera del alma, por la que podía hablar del amor y ser creíble y refugiarse de todas las tormentas, lograron junto a otros compañeros del MPP transformarlo durante varias décadas en la principal fuerza política del FA, con un arma poderosísima, el frenteamplismo.
Tuvo y tiene muchos críticos duros en el FA, conozco y respeto a muchos de ellos, pero no quiero ser hipócrita, sin Mujica en las elecciones del 2004, Tabaré Vázquez no hubiera salido electo en primera vuelta, sin Mujica no hubiéramos ganado las elecciones del 2024.
Fue un constructor combativo y arriesgado de la democracia desde el fin de la dictadura. Con muchas de sus opiniones sobre las heridas que dejó la dictadura no coincido y no coincidí, pero no puedo desconocer que fueron un aporte de frente para afrontar problemas muy complejos para la izquierda y la sociedad uruguaya. Y no claudicó, aun sabiendo que se ganaba adversarios-compañeros en muchos lugares.
Nos ayudó a comprender mucho mejor este país y su gente de los rincones lejanos, no solo porque siempre los fue a buscar sino porque estudió como pocos los problemas de la producción y del campo uruguayo y de sus trabajadores.
Quiso ayudar, sobre todo a los jóvenes sobre el despilfarro que es el consumo como principal motor del progreso. Y tampoco estuvimos de acuerdo, porque si todos vivieran como el eligió vivir, este mundo sería más equilibrado, más bueno, pero mucho más pobre y sin el empuje del progreso. Y la izquierda para seguir proponiéndose la revolución productiva, social, de la propiedad y las clases, necesita ser capaz de encontrar respuestas más profundas, sostenidas en nuestra historia y no en nuestra moral.
No huyó ningún debate, nacional e internacional, en diversos foros y logró que lo escucharan, que su voz sonara diferente.
Su imagen nacional y mundial se la construyó a pulso, paso a paso, con gran ingenio para que coincidieran sus ideas, sus posiciones y su forma cotidiana y concreta de vivir. Eso que nos cuesta tanto a nosotros los comunes mortales y hasta los santos.
Para ser honesto tengo que recordar que compartimos en mi casa dos cenas italianas que duraron muchas horas y muchos platos. Le encantaba comer bien. Lo otro que quiero recordar es que solo dos veces hablamos de cargos: en agosto del 2014 el del entonces candidato a Presidente de la República Tabaré Vázquez en una campaña que venía muy complicada y de otro incipiente candidato, Yamandú Orsi allá por el 2022.
El último debate de su vida fue sobre los sindicatos. Podría haberse callado, dejar que la muerte lo alcanzara en un momento de silencio y tranquilidad. No, quería jugarse por algo que le preocupaba mucho y lo dijo, a su manera, para que se escuchara. Sabiendo que le iban a saltar encima. Y le saltaron, y dijo cosas mucho menos graves de las que deberían preocuparnos.
Ahora yo que nunca estuve cercano al MPP, que discutí tantas cosas de frente, y por maldad o lo que sea, siento el silbido de ciertos silencios y twits de la derecha. Esa que se niega a si misma, pero existe y quiere gobernar a toda costa. Hay mandatarios tan cerca, que mejor olvidar su miseria.
Ese silbido me suena en los oídos porque se nos fue el último gran líder y dirigente que tuvo la izquierda, desde Liber Seregni, Tabaré Vázquez, Danilo Astori, Rodney Arismendi, Zelmar Michelini, José Pedro Cardoso, Mariano Arana, Juan Pablo Terra, Carlos Quijano, José D´Elia y ahora el Pepe, que no es uno más.
Su docencia era difícil de tragar, raspaba, pero el debate político, cultural, intelectual siempre raspa, sino son sombrerazos. Y muchas veces raspa a derecha e izquierda.
Cada mañana en la izquierda y no solo en el MPP, sino en los que lo necesitamos muchas veces, sentiremos su vacío. Si es cierto, quedó su ejemplo, sus frases, sus errores, su capacidad de corregirlos y avanzar, sus aciertos y su malicia política. Porque de santo no tuvo nada.
También se hizo a pulso en su base cultural, porque hablaba a lo paisano, pero pensaba como un intelectual, un lector infatigable, un lector crítico.
Y vivió como quiso.
"Yo me dediqué a cambiar el mundo y no cambié un carajo, pero estuve entretenido. Sin embargo, me voy a morir feliz. No gasté mi vida solo consumiendo. La gasté soñando, peleando, luchando. Me cagaron a palos, sí, pero le di un sentido a mi existencia".
Incluso a su muerte.
Esteban Valenti.
Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es) y de Other News (www.other-news.info/noticias).