No podía faltar un uruguayo en Oslo. Nos representó Washington Abdala. Rúben H. Díaz

12.12.2025

Hay políticos que reivindican la política. Son muchos más que los que la gente cree. ¿Alguien podía pensar que no iba a aparecer, junto a Corina Machado, un uruguayo? Estuvimos los que queríamos estar representados en Noruega.

Abdala fue a Oslo, porque se lo ganó, a través de su brillante labor de apoyo a Venezuela en la gestión que tuvo como Embajador de Uruguay ante la Organización de Estados Americanos. La democracia venezolana, fue generosa, fraterna y activa, en su apoyo a los demócratas del continente en tiempos difíciles y peligrosos para para los amantes de la libertad. Nunca falto una cama o un plato de comida en la tierra de Bolívar. Allí estuvimos todos. Por presencia y por representación. Duele que en Oslo no estemos todos hoy. Es un problema de los que no están. Porque esa Venezuela fue la de Rómulo Betancour, Carlos Andrés Perez y Caldera. La que destruyo Chaves y asesino Maduro.

Corina Machado dijo hace poco, y salió en la prensa, que el mensaje de Abdala, en la asamblea de la OEA, llego a todos los rincones de Venezuela. En Caracas y hasta el pueblo más pequeño de ese gran país. Me consta, que en ese mismo momento se desarrollaba una reunión de Presidentes americanos, y se paro la discusión, porque casi todos ellos querían escuchar a nuestro embajador Abdala. Hace mas de veinte años que no tengo el honor de hablar con Lacalle Pou, a quien aprecio y estimo. Sin embargo, lo nombro hoy porque me consta que comento con orgullo y satisfacción que eso ocurriera con su representante en la OEA.  Vaya que se gano  Abdala respeto y admiración.

Los políticos cuando son buenos -me refiero a lo intelectual y lo ético- son mejores que los diplomáticos, que los economistas, que los educadores, cuando les toca pronunciarse sobre grandes temas. Porque tienen una visión global y una riqueza conceptual difícil de lograr en otras actividades. Washington es uno de ellos.

En Uruguay siempre hubo muchos políticos con esas capacidades. Los hay y los habrá. A veces tanto en lo regional y global no se nos escucha. Es cierto, y es lógico. Tenemos limitaciones demográficas y geográficas importantes. Pero vaya que eso no impide que en lo conceptual casi siempre estemos presentes. Como ocurrió con Batlle y Ordoñez bregando por la paz en la asamblea para fundar la primera gran organización global de Estados que tuvo la humanidad. También debemos mencionar en ese sentido, la intensa y brillante gestión de
Rodríguez Fabregat en la ONU, cuando llego el momento de hacer posible al Estado de Israel.

Los uruguayos demócratas, estamos en Oslo. Porque allí hace presencia Washington Abdala, en un momento de dignidad e ideales para nuestra América.

Estamos cerca del tiempo de victoria y reconciliación en la tierra de Bolívar. Vamos a seguir festejando, luego viene lo difícil, plasmar con inteligencia lo que nos ordena la historia y el corazón. Ya veremos a Abdala presente también en esa tarea. Que ojalá no termine en Venezuela, sino continúe en todos los sitios donde no hay democracia en América.

Sin duda que todos los amigos de Abdala, que son legión, estamos orgullosos de este que es también su triunfo. Eso no implica que no hayan existido diferencias en los largos años de amistad. En mi caso el vínculo viene de mucho tiempo. A principios del siglo veinte, en la Ciudad de Maldonado, al lado de la Jefatura de Policía de esa ciudad, donde hoy hay una calle que pasa por delante de la catedral, había una carnicería de un Díaz y una tienda de un Abdala pegadas a esa Jefatura. Tuve grandes encuentros con Abdala y desencuentros, es lógico, pertenecemos a generaciones diferentes. Y no vayan a creer que es por casualidad. Somos de distintas edades. El es mayor que yo. Por algunos años. Varios. Lo puedo demostrar y probar. Quien lo dude, que nos cuente las canas de cada uno que es lo más importante.

Rúben H. Díaz

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2025-12-12T08:03:00

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