CALLE A CALLE MVD (*)

Nostalgias del futuro

07.04.2025

MONTEVIDEO (Uypress/Daniel Feldman) – Las calles de la ciudad, sus nombres, son un diálogo constante, un ir y venir al pasado, pero también una proyección hacia el futuro.

 

Material presentado en la inauguración de la exposición de fotografías y textos "Montevideo, mi lugar - Voces y miradas diversas", realizada el 31 de marzo en la Junta Departamental de Montevideo.

Vamos a intentar reflexionar brevemente a partir de la serie CALLE A CALLE MVD, que comenzamos a publicar en agosto de 2024, donde hacemos un recorrido por el nomenclátor de la ciudad.

No es cierto que una imagen vale más que mil palabras. Para nada. Como tampoco es cierto que una palabra valga por mil imágenes, o cualquier equivalencia matemática que quieran establecer entre el verbo y la instantánea.

Provengo de la palabra y mi acercamiento a la imagen descansa en el goce de la interrelación de las artes, y, ¿por qué no?, también de la cotidianidad.

John Julius Norwich, británico, historiador, diplomático, escritor de viaje y presentador televisivo, segundo vizconde de Norwich, sostiene que una de las mayores paradojas de la historia es el hecho de que las ciudades hayan nacido gracias a la agricultura.

Antes de que el hombre aprendiera a cultivar los campos fue cazador, y esto le exigía trasladarse en forma continua tras las presas. Aún si la caza abundaba, una familia no vivía al lado de otra. Eran las épocas del nomadismo.

La agricultura exige un asentamiento estable en estructuras duraderas. Y también cooperación entre los individuos.

Es así que, con el inicio de la agricultura, hace aproximadamente unos diez mil años, nació la arquitectura. La gente construía grupos de casas cerca del lugar de trabajo, de cultivo.

"Sube a la muralla de Uruk y anda de un extremo al otro. Inspecciona sus cimientos, examina sus ladrillos. ¿Acaso no fueron los Siete Sabios quienes echaron sus cimientos? Esto nos dice el poema Gilgamesh, del tercer milenio a. n. e., sobre Uruk, la que para muchos es la primera ciudad de la historia.

Situada junto al río Éufrates, en la orilla norte del delta que formaba con el Tigris, a solo 300 km de la actual Bagdad, hoy sus ruinas yacen solitarias en los desiertos de Irak.

¿Qué decir entonces de Montevideo y sus escasos tres siglos de vida? Aunque cuando decimos trescientos años nos parezca una eternidad.

No fueron los Siete Sabios quienes abonaron sus cimientos, sino que, se puede decir, cierta desidia marcó nuestros orígenes urbanos. Seguramente no habrá soledad para sus restos fundacionales, pero somos hoy testigos privilegiados del cambio continuo.

Nostálgicos sempiternos, no podemos asegurar su perpetuidad, pero sí conseguimos deleitarnos con su futuro, ese que, a ritmo cansino, cortado a veces por rachas de vertiginosidad, nos quiere sacar del tercer mundo para sumergirnos en el primero, sin hacer escala en el segundo, entidad hasta ahora desconocida, pero que supongo les haría bien a muchos.

El nomenclátor de la ciudad, de nuestra ciudad, es marca de identidad, es historia, es día a día, y también, en ocasiones, es conflicto.

Las calles, que de una u otra forma recorremos jornada tras jornada, son, entre otras cosas, palabra e imagen. Difícilmente una hermosa fotografía de alguna rúa de la ciudad no sea rápidamente asociada a un pensamiento, una historia, a multitudes que la transitan o a la intimidad única e intransferible de un individuo.

Difícilmente también, pueda expresar esos actos desprovistos de la palabra, aunque sea solo en mi imaginación.

Por eso pienso que están indisolublemente ligadas: imagen y palabra, palabra e imagen.

Detengámonos en la poesía, tal vez uno de los puntos altos de la palabra. La poesía en serio, no la que parece salida de una especie de mixer de vocablos encastrados con algún pegamento seudoliterario. ¿Cuántas veces, al leer un texto, no hemos, extasiados, expresado "qué hermosa imagen"?

Imagen y palabra; palabra e imagen.

CALLE A CALLE MVD pretende ser eso; palabra e imagen. Aprender a saborear cada pedacito de ciudad, disfrutando sus historias, preguntándonos el porqué de algún nombre, embroncándonos con otro, imaginando y construyendo nuestra propia historia.

Como en muchas ocasiones, pienso que la historia es circular. Volvamos al comienzo, cuando hablaba de paradoja, y si se quiere, me meto en otra paradoja: que a Montevideo la defina un argentino, aunque, como siempre digo, para mí, el más oriental de los porteños.

Dice Borges:

Montevideo

Resbalo por tu tarde como el cansancio por la piedad de un declive.
La noche nueva es como un ala sobre tus azoteas.
Eres el Buenos Aires que tuvimos, el que en los años se alejó quietamente.
Eres nuestra y fiestera, como la estrella que duplican las aguas.
Puerta falsa en el tiempo, tus calles miran al pasado más leve.
Claror de donde la mañana nos llega, sobre las dulces aguas turbias.
Antes de iluminar mi celosía tu bajo sol bienaventura tus quintas.
Ciudad que se oye como un verso.
Calles con luz de patio.

¡Feliz cumpleaños!


¿Cómo? ¿Usted no nació un 9 de abril?, fecha perpetuada en nuestro nomenclátor. Si justo coincidiera, con orgullo podría decir a sus amistades "mirá che, ahí, a una cuadrita de Miguelete, una calle recuerda el día de mi natalicio".

Tengo unos cuantos familiares, amigos, allegados, que cumplen o cumplían años en abril. El 1, el 4, el 5, el 11, el 12... podría seguir. Pero ninguno el 9 de abril, así que tuve que ponerme a indagar en los motivos de la denominación.

Para aquellos que disfrutan de los juegos y combinaciones con los números, el 9 de abril es el nonagésimo noveno día del año... 9 de abril... día 99. Claro, todo tiene su excepción: en los años bisiestos es el 100°.

El 9 de abril tiene su historia. Veamos.

En el año 193 Septimio Severo fue proclamado emperador de Roma. Fue el primero de origen norteafricano, y dio origen a la dinastía de los Severos.

En 1413 Enrique V fue coronado rey de Inglaterra.

Cruzando el océano hasta nuestra América Latina, en 1548 tuvo lugar la batalla de Juaquijahuana, en la Pampa de Anta, a 25 quilómetros del Cuzco. El combate enfrentó a Gonzalo Pizarro contra las fuerzas realistas de Pedro de la Gasca, por el contralor del recientemente fundado Virreinato del Perú.

De vuelta al Viejo Mundo, en París en 1667 se abre la primera exhibición pública de arte.

Cosa de marearnos un poco, nos trasladamos a la Costa Rica de 1844, donde se publica la Constitución Política, que establece que en las elecciones podrán votar por representantes aquellos que tengan propiedades, sean casados y mayores de 25 años. Democracia ma non troppo, no sea cosa de que se lo tomaran en serio. No nos creamos que nuestro país era una excepción a las limitaciones. Recién en la Constitución de 1917 se estableció el voto universal, y la mujer lo ejerció por primera en un plebiscito en 1927. Pero no nos vayamos por las ramas; esto escapa al 9 de abril.

En el año 1865, en la localidad de Appomattox, Estado de Virginia (EE.UU.), el general Ulysses Grant derrota a Robert Lee, precipitando el final de la guerra de Secesión con la rendición de los ejércitos confederados.

Nos quedamos un par de años en Estados Unidos, y en 1867 se ratifica el tratado con Rusia por el que esta cede el Estado de Alaska.

Ya corriendo el siglo XX, en 1952 en Bolivia, Víctor Paz Estenssoro lidera la conocida como Revolución Nacional, y termina accediendo a la presidencia, cargo al que llegó en cuatro ocasiones.

En 1977, casi un año después de enterrado el dictador Franco, es legalizado el Partido Comunista de España, medida no exenta de tensiones pero que se constituyó en un paso importante en la transición democrática del país ibérico.

Last but not least, como afirma el dicho en inglés; por último, pero no por eso menos importante, en este siglo XXI y pocos años atrás, en 2021, la cantautora estadounidense Taylor Swift publica su primer álbum de estudio regrabado, Fearless (Taylor's versión), y válgame este último dato pura y exclusivamente para poder mostrar la foto que nos invita a otras navidades, que no pertenece a la calle 9 de Abril sino a Pérez Castellano. Pero, como hemos dicho en algún lugar, todo está relacionado.

Al comienzo hablaba de cumpleaños, y el 9 de abril también tiene sus recuerdos en la historia. Por ejemplo, en 1047 nació Judit de Suabia, princesa del Sacro Impero Germánico Romano; en 1821 vino al mundo el "poeta maldito" Charles Baudelaire; en 1872 hizo lo propio el político socialista francés León Blum; y porque Uruguay también existe, en 1920 abrió por primera vez sus ojos Jorge Pacheco Areco.

Como la vida también está hecha de tristezas, numerosos son los fallecimientos ocurridos un 9 de abril, pero no entraremos en detalle.

Ahora bien, ¿a qué se debe que una corta calle del Cordón Norte, con algún escaso toque de color que se da de bruces con la avenida Fernández Crespo, lleve por nombre 9 de Abril?

Dice la historia (o los historiadores), que esa fecha del año 1811 fue en la que Artigas (que todavía no era prócer) atravesó el río Uruguay desde Concepción del Uruguay a Paysandú, acompañado de ciento cincuenta soldados, para ponerse al frente de la revolución oriental.

En esa ciudad de la provincia de Entre Ríos de la vecina orilla se yergue el primer monumento en tierra argentina al caudillo. A ella retornaría Artigas en junio de 1815 para la convocatoria del Congreso de los Pueblos Libres.

Así, con la imagen de la fachada del bar Matuca, bodegón de antaño, de mostrador de mármol para acodarse en lánguidas jornadas, me despido de la calle, no sin poder dejar de pensar qué nos deparará algún próximo 9 de abril.

 

(*) CALLE A CALLE MVD pretende acercarnos al por qué de los nombres de las vías públicas de la ciudad... y tal vez a otros desvaríos

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Daniel Feldman
2025-04-07T01:46:00

Daniel Feldman | Periodista