Ojo con la pastillita para dormir… François Graña

28.05.2025

Las dificultades para dormir bien constituyen una epidemia que no ha hecho más que aumentar en las últimas décadas. Y en concordancia con esta tendencia, el consumo de somníferos crece sin cesar.

 

Como todos sabemos, un sueño reparador es indispensable para nuestra salud, para nuestro estado de ánimo, para nuestro rendimiento intelectual, en suma para nuestra calidad de vida. Cabe preguntarse: ¿son realmente benéficas las pastillas para dormir?

Los somníferos constituyen una de las drogas más consumidas en el mundo. La Organización Mundial de la Salud alerta acerca de un consumo excesivo que deprime el sistema nervioso central y puede causar somnolencia, problemas respiratorios, pérdida de equilibrio, mareos, hipotensión y eventos cardiovasculares en casos de insuficiencia cardíaca o presión arterial alta. Se han señalado otros efectos como embotamiento de la función cognitiva, deterioro de la memoria y mayor riesgo de inestabilidad y caídas en personas de edad avanzada. Asimismo, la eficacia para inducir el sueño desaparece después de unas pocas semanas; esto sugiere que, al cabo de cierto plazo, solo queda en pie el efecto placebo y el incremento de riesgo de efectos adversos como los arriba señalados.

Por otra parte, dejar de tomar somníferos de forma repentina después de un uso prolongado no es nada aconsejable, ya que puede generar reacciones graves de abstinencia, insomnio y aun crisis epilépticas. Se requiere una reducción gradual de la dosis, secundada por medidas para paliar el aumento temporal del insomnio y la ansiedad.

El alprazolam -una benzodiacepina- es el principio activo del Aceprax del laboratorio Celsius, uno de los somníferos más corrientes por estas latitudes. Posee propiedades ansiolíticas, hipnóticas, relajantes musculares y anticonvulsivantes, así como una actividad específica en crisis de angustia. Sus fabricantes anuncian que está contraindicado para embarazadas y lactantes, afecta la capacidad de conducir y produce reacciones de fotosensibilidad.

El Vademecum advierte que el alprazolam "puede producir tolerancia, dependencia física y psíquica, insomnio de rebote y ansiedad; puede inducir a una amnesia anterógrada". Se lee en la Wikipedia que "La amnesia anterógrada es un tipo de amnesia, o pérdida de memoria, donde los nuevos acontecimientos no se guardan en la memoria a largo plazo, es decir, la persona afectada no es capaz de recordar algo cuando la información desaparece de la memoria de corto plazo, pues esta información no se consolida en su memoria de largo plazo".

Buena parte de lo antedicho es difundido por las propias instituciones médicas que los recetan, así como la industria farmacéutica que los fabrica. Pero como es sabido, la Big Pharma demora todo lo posible la información sobre efectos adversos de sus productos. Conviene, por tanto, consultar otras fuentes menos sospechosas de conflictos de intereses.

Así por ejemplo, un artículo científico de la revista National Geographic da cuenta de investigaciones que alertan sobre los efectos adversos del consumo habitual de somníferos sobre el cerebro (1). Durante nuestro descanso nocturno, el cerebro trabaja intensamente en la eliminación de residuos tóxicos y de proteínas relacionadas con el Alzheimer y otras formas de demencia. La neurocientífica Maiken Nedergaard, codirectora del Centro de Neuromedicina Traslacional y profesora del Centro Médico de la Universidad de Rochester Estados Unidos, ha publicado junto a otros colegas un estudio en la revista Cell que advierte sobre la posible supresión de esta importante tarea nocturna del cerebro, por efecto del consumo de somníferos (2).  Es igualmente cierto que a los expertos les resulta difícil determinar si los cambios neurodegenerativos están causados directamente por los somníferos o por los problemas crónicos de sueño que provocaron la necesidad de recetarlos. También es posible que estos medicamentos amplifiquen los síntomas de deterioro cognitivo que ya estaban en marcha.

Obviamente, esta "duda razonable" es explotada al máximo por quienes lucran con la venta de somníferos, tal como ha ocurrido con tantas otras sustancias nocivas para la salud. Así por ejemplo, ya desde los años '50 del siglo pasado, la industria tabacalera conocía perfectamente los efectos cancerígenos del hábito de fumar. Sin embargo, ocultó por décadas los datos de sus investigaciones y gastó fortunas para cuestionar las reiteradas alertas del mundo científico y las denuncias de millones de afectados. En un memorándum interno tristemente célebre se expresaba: "la duda es nuestro producto, dado que es el mejor medio de competir con la evidencia que existe en la mente del público en general". 

En suma, es altamente conveniente prescindir del consumo de pastillas para dormir, mucho más dañinas y peligrosas que beneficiosas.  Algunos piques naturales para asegurarse un buen descanso nocturno:

i. Levantarse y acostarse a la misma hora puede ayudar a conciliar el sueño rápidamente.

ii. Se recomienda renunciar por completo a la cafeína; una simple taza de café en el desayuno puede perturbar el sueño de ondas lentas, que es el más reparador.

iii. El ejercicio durante el día - alejado de la hora de acostarse- puede ayudar a combatir el insomnio.

iv. Inventarse un ritual para ir a la cama: una lectura, una meditación, yoga, estiramientos suaves, etc., que funcionen como señal para indicarle al cerebro que es hora de dormir. El consumo de alcohol en la noche está fuertemente contraindicado.

v. La luz brillante por la mañana le dice a tu cuerpo que se despierte suprimiendo la producción de melatonina, mientras que la oscuridad por la noche le dice que libere más de esa hormona que te ayuda a dormir. Es importante asegurarse la mayor oscuridad posible durante el sueño (lo mismo ocurre con los ruidos: cuanto mayor silencio, tanto mejor la calidad del sueño).

vi. Alimentos que ayudan a dormir más y mejor: la avena, las almendras, las cerezas, los huevos, las infusiones de hierbas (manzanilla, tilo, parsiflora), la miel, las nueces, el pan integral, el pescado azul, la piña, la banana, el pollo, el yogur y la salvia.

François Graña es Doctor en Ciencias Sociales

Notas

1) Hrustic, Alisa: "Tomar somníferos no le hace ningún bien al "lavado de cerebro" que tenemos cada vez que dormimos". National Geographic, 14.2.2025

2) Hauglund et al.: "La vasomoción lenta mediada por noradrenalina impulsa el aclaramiento glinfático durante el sueño". Cell, Volumen 188, Número 3, 606 - 622.e17

 

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2025-05-28T03:28:00

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