Operación Tormenta: 30 años de la ofensiva croata que destruyo la República Serbia de Krajina. Michael Mansilla
22.08.2025
El 5 de agosto de 1995, las fuerzas croatas iniciaron la Operación Tormenta (su complementaria, la Operación Relámpago, fue la ofensiva sobre Eslavonia), con el fin de recuperar su soberanía hasta el límite con Bosnia, región ocupada por la autodenominada República Serbia de Krajina. El ejército de Croacia llevó a cabo un ataque militar total en el que mató a cientos de serbios y expulsó a centenares de miles más.
Tras la caída de Yugoslavia a principios de la década de 1990, los Balcanes se sumieron en un sangriento conflicto étnico y sectario. Aunque hubo aproximadamente seis conflictos yugoslavos, la primera guerra importante fue la Guerra de Independencia de Croacia. A partir de 1991, cuando Croacia declaró su independencia como Estado-nación, la guerra se libró entre fuerzas leales a los croatas y el JNA (Ejército Popular Yugoslavo), controlado por los serbios. El JNA inicialmente intentó mantener a Croacia dentro de Yugoslavia ocupando todo el país. Tras el fracaso de este objetivo, las fuerzas serbias establecieron la autoproclamada República de la Krajina Serbia (RSK) dentro de Croacia.
Tras el alto el fuego de enero de 1992 y el reconocimiento internacional de la República de Croacia como Estado soberano, se estableció la Fuerza de Protección de las Naciones Unidas (UNPROFOR) y el combate se volvió en gran medida intermitente en los tres años siguientes.
La República Serbia de Krajina.
Según una publicación de la RSK de junio de 1993, 433.595 personas vivían en la RSK, de las cuales el 91 % eran serbios. La superficie bajo su control llegó en su máximo a 17.028 km² ese año. La RSK se configuró sobre las regiones con mayoría serbia de Croacia. Consecuentemente, y al estar sobre los límites con Bosnia-Herzegovina y Serbia, no pudo mantener una continuidad territorial por los ataques de milicias croatas y estaba, en la práctica, conformada por tres enclaves. Las regiones serbias de la denominada República Serbia de Krajina se dividían en:
Krajina Occidental o Dálmata (Dalmacia del Norte, Lika, Kordun, Banovina).
Krajina-Eslavonia Occidental.
Krajina Oriental (Eslavonia Oriental, Baranya y Srem Occidental), en la frontera con Serbia).
La capital era Knin, en la Krajina Occidental. La RSK nunca buscó ser reconocida como un país independiente. Más bien, era un proto-Estado interesado en unirse a la "Gran Serbia".
El tablero geopolítico antes de la tormenta.
Cuando la Yugoslavia socialista se disolvió en junio de 1991 se creó el Estado independiente de Croacia. El nuevo país, al igual que otras antiguas repúblicas yugoslavas, contaba con una minoría significativa de serbios. En Croacia constituían el 12 % de la población, y su relación con los croatas no fue fácil: eran objeto de persecución constante.
Las autoridades y los nacionalistas croatas hicieron todo lo posible para que su nuevo país fuera un Estado monoétnico y para que los serbios se sintieran ciudadanos de segunda. En algunos casos se les negaba incluso el acceso a la asistencia médica y a los alimentos, o a obtener un carné de identificación o pasaporte, ya que no cumplían requisitos para ciudadanos croatas de pleno derecho. En muchas ocasiones, los nacionalistas croatas llamaron a cometer actos de terror para intimidar a los serbios con el propósito final de expulsarlos del territorio croata.
Parecía que el país había vuelto a los tiempos del terror de los ustachas -nacionalistas croatas de la Segunda Guerra Mundial que colaboraron con los nazis-. Ciertos grupos de croatas, llenos de odio e ira, robaban y prendían fuego a las viviendas de los serbios y, en algunos casos, los mataban.
Para no vivir en un estado de terror constante, los serbios de Croacia crearon su propio Estado, la República Serbia de Krajina (RSK), en 1991. Las milicias de la RSK, con apoyo de la Serbia de Miloševic, tomaron el control de un tercio del territorio croata, expulsando a miles de croatas étnicos. Desde ese momento empezó una guerra de baja intensidad entre milicias serbias y croatas.
Fue una guerra de desgaste en la que ambos bandos recurrieron a la estrategia de "tierra quemada", destruyendo granjas, pueblos y casas desde sus cimientos.
Historia de Krajina.
El desplazamiento de serbios hacia el actual territorio croata se llevó a cabo a raíz de las conquistas turcas en la península de los Balcanes. Los movimientos de población se dirigieron principalmente al norte, noroeste, oeste y suroeste (hacia el litoral adriático), huyendo de los turcos o por reasentamientos. El Imperio Habsburgo alentó a los cristianos del Imperio Otomano a establecerse como soldados y campesinos libres en las Fronteras Militares (Militärgrenze) en 1522 (de ahí que se les conociera también como Krajišnici). La colonización austriaca se asocia a la Frontera Militar de Eslavonia y a la Frontera Militar Croata, Eslavonia Occidental o al Generalato de Varaždin de la Krajina de Eslavonia.
Precisamente, la palabra "Krajina" significa "frontera" en serbio y croata.
Los colonos llegaron en masa y en muy poco tiempo: desde el año 1597 hasta 1600. No todos eran serbios exclusivamente. Valacos, moldavos, rutenos, albaneses cristianos, griegos, húngaros, eslovacos, "eslavos del sur", los que hoy serían "macedonios" y búlgaros. No había naciones balcánicas definidas exactamente como las conocemos hoy. La diferencia principal era su pertenencia a la Iglesia Católica o a la Ortodoxa. El objeto de la Krajina era proteger a la Europa cristiana de las invasiones turcas y otros peligros del sureste (contrabando, epidemias, robos, etc.). Esta región geográfica e histórica fue abolida en 1881, cuando Turquía ya no presentaba peligro.
Durante la Yugoslavia socialista.
Los serbios de Croacia (Srbi u Hrvatskoj) o serbocroatas constituían la mayor minoría nacional en Croacia. Su religión predominante era la cristiana ortodoxa, en su variante serbia. Compartían la lengua con croatas, serbios, montenegrinos y bosníacos, serbios de la Provincia autónoma de Voivodina (República Serbia) y los serbios del este del río Drina. siendo su escritura tanto la latina como la cirílica. Pero la genética y el dialectico serbio eran lejanos a un serbio que viviese en la capital Belgrado. Krajina era un caldero de fusión. No eran 100% eslavos, al absorber con los siglos etnia de todos los Balcanes y más allá, como los húngaros, los rusinos(rutenos) que hoy conforman la minoría ucraniana greco-católico, turcos y albaneses cristianos, y del norte gran número de alemanes. Un ejemplo actual es Voivodina, con 26 grupos étnicos y 6 idiomas oficiales.
Los historiadores coinciden en que la única identificación como naciones diferentes en Krajina era la religiosa: croatas católicos y serbios/montenegrinos ortodoxos. La lengua serbocroata fue estandarizada por el presidente y líder yugoslavo Josip Broz, más conocido como mariscal Tito. Pero las reglas ortográficas, gramaticales solo aplicaban en el papel, en la escritura. Para el siglo XIX ya se definían bien los idiomas serbios, croata, montenegrino y sus correspondientes reclamaciones nacionalistas.
Pero durante la era de Yugoslavia socialista los serbios que veraneaban en la costa dálmata y montenegrina podían entenderse mutuamente entre ellos y con los croatas.
Operación Tormenta.
El 5 de agosto de 1995, mientras la niebla todavía cubría los valles y colinas de Krajina, la artillería croata rompió el silencio con una andanada masiva. Comenzaba la ofensiva conocida como Operación Tormenta. El objetivo era ambicioso y claro: desmantelar la República Serbia de Krajina (RSK), con el respaldo de Belgrado. Rompieron las líneas del ejército serbio en Krajina, avanzando hacia Knin. Al segundo día de la operación, las fuerzas serbias colapsaron y la mayor parte del ejército yugoslavo se retiró.
Antes de la Operación Tormenta.
Para 1995, la situación había cambiado. El Ejército Croata (HV), reorganizado y entrenado, se encontraba en su punto más fuerte. La RSK, aislada y dependiente de un apoyo serbio que se diluía por el desgaste de la guerra en Bosnia, estaba en una posición de vulnerabilidad. Las negociaciones auspiciadas por Naciones Unidas no avanzaban, y Zagreb decidió que la única vía para recuperar su territorio era una ofensiva total.
El presidente croata, Franjo Tudjman, llamó al ejército a realizar el golpe más duro contra la minoría serbia. Las autoridades croatas no escondieron su desprecio hacia las minorías étnicas, y ni siquiera buscaban entenderse con ellas. En vez de negociar la posible autonomía dentro del Estado croata, las autoridades en Zagreb optaron por la solución militar al problema: enviaron una fuerza militar para lidiar con la población civil. Los militares croatas erradicaron la República Serbia de Krajina usando tanques, artillería y aviación.
La ofensiva.
En la madrugada del 5 de agosto la Operación Tormenta dio comienzo. En cuestión de tres días, los serbios civiles no tenían otra opción que abandonar sus tierras. Muchos ni siquiera tuvieron tiempo de recoger sus cosas.
Con 150.000 soldados frente a unos 30.000-40.000 defensores serbios, la Operación Tormenta fue planificada con precisión quirúrgica. El avance comenzó en múltiples frentes: Lika, Banija, Kordun y la Dalmacia septentrional. El golpe decisivo se dirigió hacia Knin, capital de la RSK y símbolo político de la resistencia serbia. Una Operación derivada llamada Relámpago conquistó la Krajina-Eslavonia Occidental en pocos días. Él enclave de Krajina Oriental no fue atacado por estar sobre la frontera serbia directamente y podría haber degenerado en un conflicto internacional.
La ciudad de Knin cayó apenas 32 horas después del inicio de la ofensiva, en una victoria fulminante que dejó atónitos tanto a la población como a observadores internacionales. Al segundo día de la operación, las fuerzas serbias colapsaron y la mayor parte del ejército yugoslavo se retiró. Los militares croatas retomaron la región en cuatro días y finalizaron la operación el 8 de agosto. La operación ha sido descrita como la mayor ofensiva terrestre en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
En menos de cuatro días, el Ejército Croata recuperó unos 10.400 km² de territorio. La ofensiva croata resultó ser una victoria decisiva para los croatas, uniendo la Croacia geográfica bajo su control, diezmando a la RSK e inclinando considerablemente la balanza de poder militar a su favor. Los croatas salieron victoriosos: la bandera croata con el blasón ajedrezado se izó en Krajina. Muy pronto llegó el presidente Tudjman para agradecer y felicitar a los soldados. Lo que fue un triunfo para los croatas causó el éxodo de los serbios.
Los medios occidentales se hicieron eco de esa limpieza étnica, dibujándola como una operación ofensiva de las Fuerzas Armadas croatas.
Éxodo y tragedia humanitaria.
Los estudiosos de las guerras yugoslavas coinciden en que la ofensiva croata desembocó en el éxodo de unos 250.000 serbios de Krajina. Las caravanas, de kilómetros de largo, se dirigieron de Croacia hacia Serbia y Bosnia, mientras la aviación croata atacaba rutas y caminos por donde los civiles huían. Los serbios que vivían en Eslavonia Occidental cruzando el río Sava hacia la República Serbobosnia (Republika Srpska).
Los croatas transmitieron un mensaje muy claro: había un nuevo sheriff en la ciudad, y su nombre era el presidente de Croacia, Franjo Tudjman. Iba a tomar algunos hombres y "limpiar la situación". El éxito militar vino acompañado de un colosal desplazamiento de población, incluso de serbocroatas que no vivían en Krajina propiamente dicha. Fue una de las migraciones forzadas más rápidas de la posguerra europea.
Numerosos informes de organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional documentaron incendios de aldeas, saqueos y ejecuciones sumarias cometidas contra los que no pudieron o no quisieron abandonar sus hogares. El gobierno croata sostuvo que la huida fue una decisión de las autoridades serbias de Krajina, pero las denuncias de abusos siguen marcando el debate histórico.
Entre la victoria nacional y la herida étnica.
En Croacia, la Operación Tormenta es conmemorada cada 5 de agosto como el "Día de la Victoria y de los Veteranos", un símbolo de unidad y recuperación territorial. En Serbia y entre los serbios desplazados, la fecha evoca un "trauma nacional", recordado como limpieza étnica y desastre humanitario.
El contraste en la memoria colectiva refleja una herida abierta en los Balcanes, donde los relatos nacionales siguen distantes y en ocasiones irreconciliables.
El frente judicial: Krajina ante la justicia internacional.
Juicios del TPIY y las heridas abiertas de la Operación Tormenta.
Si bien el ejército croata cometió violaciones del derecho humanitario durante la ofensiva, como el bombardeo de una columna de civiles y soldados serbios en retirada que causó la muerte de civiles, la gran mayoría de los abusos cometidos por las fuerzas croatas ocurrieron después de la captura de la zona. Estos abusos por parte de las fuerzas gubernamentales croatas, que continuaron a gran escala incluso meses después de que las autoridades aseguraran el territorio, incluyeron ejecuciones sumarias de serbios ancianos y enfermos que permanecieron en el país, así como la quema y destrucción generalizada de aldeas y propiedades serbias.
En los meses siguientes a la ofensiva de agosto, al menos 150 civiles serbios fueron ejecutados sumariamente y otras 110 personas desaparecieron por la fuerza. Murieron entre 700 y 1.200 personas (muchos de ellos ancianos de más de 60 años que no pudieron huir). Se produjeron abusos de todo tipo, incluidas violaciones masivas, que luego fueron considerados crímenes de guerra. Pueblos enteros fueron saqueados e incendiados.
La Tormenta de 1995: victoria militar, tragedia humana.
El TPIY y la búsqueda de justicia.
Creado por el Consejo de Seguridad de la ONU en 1993, el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) tuvo como mandato juzgar crímenes de guerra, de lesa humanidad y genocidio cometidos en los Balcanes. En lo relativo a la guerra de Croacia y Krajina, sus investigaciones se centraron en dos grandes bloques de crímenes:
1. Crímenes cometidos por fuerzas serbias contra croatas (1991-1993).
2. Crímenes cometidos por fuerzas croatas contra serbios durante y después de la Operación Tormenta (1995).
Procesos contra líderes serbios de la Krajina.
Milan Martic, presidente de la RSK, fue condenado en 2007 a 35 años de prisión por persecución, deportaciones, asesinatos y por el bombardeo de Zagreb en 1995.
Milan Babic, primer presidente de la RSK se declaró culpable de persecución y deportaciones de croatas. Fue condenado a 13 años, pero murió en prisión en 2006.
Slobodan Miloševic, presidente de Serbia y de la RF de Yugoslavia, fue procesado por su rol en Croacia, Bosnia y Kosovo, incluyendo su responsabilidad en Krajina. Murió en 2006 antes de recibir sentencia.
Vojislav Šešelj, líder ultranacionalista, fue absuelto en primera instancia en 2016, aunque en apelación recibió 10 años de condena por persecución y deportaciones, ya cumplidos en prisión preventiva.
Los generales croatas en el banquillo.
El proceso más emblemático para Croacia fue el conocido como "juicio Gotovina et al".
Ante Gotovina (general, comandante de la Operación Tormenta).
Mladen Markac (general, jefe de las fuerzas especiales croatas).
Ivan Cermak (general del Cuerpo de Knin).
Acusados de dirigir una campaña de deportaciones y persecución contra la población serbia durante la Operación Tormenta, los tres comparecieron en La Haya.En 2011, el TPIY condenó a Gotovina a 24 años y a Markac a 18 años de prisión, mientras que Cermak fue absuelto. Sin embargo, en 2012, la Sala de Apelaciones anuló las condenas y absolvió a Gotovina y Markac, al considerar que no había pruebas suficientes de una política deliberada de bombardeo ilegal ni de limpieza étnica planificada.
El fallo provocó una grieta en la percepción internacional:
En Croacia, fue celebrado como la reivindicación de sus "héroes de guerra".
En Serbia, se vivió como un ejemplo de impunidad frente al éxodo forzado de miles de serbios.
En la comunidad internacional, se abrió un debate sobre los límites de la prueba en juicios de crímenes de guerra y sobre la capacidad del TPIY de ofrecer justicia equilibrada.
Justicia parcial, memorias irreconciliables.
Los juicios del TPIY relacionados con Krajina dejaron un balance complejo. Se logró condenar a líderes serbios responsables de crímenes contra croatas, pero en el caso de los generales croatas, las absoluciones alimentaron la percepción de justicia selectiva.
Para Croacia, la Operación Tormenta sigue siendo un símbolo de liberación y soberanía recuperada. Para Serbia y los serbios desplazados, representa una herida histórica y un trauma colectivo aún no reparado.
El tribunal cerró sus puertas en 2017, dejando un legado jurídico pionero en materia de crímenes internacionales, pero también la sensación de que en los Balcanes la justicia internacional no logró cerrar las cicatrices del pasado.
Treinta años después, las aldeas abandonadas, los cementerios sin nombre y los recuerdos de los desplazados son testimonio de que la guerra de Krajina sigue presente en la memoria colectiva. El derecho internacional dejó su huella en los expedientes del TPIY, pero la reconciliación, más allá de los tribunales, sigue siendo una tarea pendiente en la vida política y social de la región.
La tormenta después de la tormenta.
La Operación Tormenta no solo redefinió el mapa croata, sino que aceleró el final de la guerra en Bosnia, forzando a las partes a la mesa de negociaciones que desembocó en los Acuerdos de Dayton. Sin embargo, las consecuencias humanas perduraron en el tiempo: aldeas abandonadas, propiedades disputadas y un retorno parcial de los refugiados serbios.
Con la llegada al poder del primer ministro croata Ivo Sanader en 2003, las aspiraciones nacionalistas en Croacia disminuyeron. Durante su mandato ofreció a Serbia dejar atrás el conflicto bilateral y trabajar juntos hacia la integración con la Unión Europea. Sanader tomó medidas poco populares en Croacia, pero exigidas por la UE: permitió a una parte de los refugiados regresar a sus hogares.
Serbios desplazados tras la Operación Tormenta.
A los 10 años (2005) de finalizada la contienda aún prevalecía un fuerte sentimiento anti serbio. Aunque los acuerdos auspiciados por la ONU permitían a los refugiados volver a sus antiguos hogares, los gobernantes croatas hicieron todo lo posible para evitarlo.
Aunque muchos regresaron con el tiempo, pocos pudieron establecerse de forma permanente. El acceso limitado a propiedades, las barreras legales y la discriminación siguieron siendo obstáculos arraigados.
La mayoría absoluta de los serbios ya no pudo regresar a Krajina porque sus viviendas ya no existían o las familias croatas ya se habían apropiado de ellas. Incluso se cambiaron límites de los municipios, nombres geográficos e infraestructuras. Todo para que fuera imposible reclamar tierras y viviendas.
Informes de organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional documentan que continuaba una discriminación persistente en empleo público, restitución de viviendas y uso de lenguas y símbolos minoritarios.
Regreso y obstáculos persistentes.
La ley croata permitía recuperar propiedades solo si regresaban en un plazo de hasta 90 días. Después, esas propiedades fueron asignadas a otros, sin compensación clara para los antiguos dueños. En zonas urbanas, 23.700 derechos de tenencia fueron terminados judicialmente, dificultando la recuperación de viviendas sociales.
Aunque sabían que Croacia no era "el país de la leche y la miel" y que no podían esperar una mejora inmediata en sus condiciones de vida, el anhelo de volver a casa era simplemente más fuerte: "Aquí estamos solos" (2005).
Aunque fueron recibidos por Serbia y la República Serbobosnia, estos países se encontraban en una debacle institucional y económica bajo el mando de Miloševic. Mantuvieron una vida de trabajos casuales, sin acceso a la posibilidad de vivienda propia, y menos aún a tierras de trabajo, siendo los serbios de Krajina mayormente granjeros especializados en productos lácteos.
Los retornados también enfrentaron problemas con sus derechos de propiedad, especialmente aquellos que vivían en zonas urbanas. Las viviendas fueron ocupadas en su mayoría por croatas y por antiguos refugiados croatas de Bosnia y Herzegovina. Además, las leyes croatas aseguraban que quienes hubieran abandonado casas y sus obligaciones impositivas por determinado tiempo perdían sus derechos como propietarios, y se las adjudicaban a aquellos que las ocupaban y habían pagado los impuestos correspondientes.
Las granjas eran imposibles de reclamar: sus casas habían sido voladas desde los cimientos, se redibujaron los límites de las parcelas, desaparecieron caminos, se cambiaron nombres geográficos y en algunos lugares se forestó con robles de Eslavonia, una madera muy apreciada, creando reservas y parques.
"Volví después de 15 años", cuenta Mladic, anónimo y antiguo granjero de Krajina. "Mi casa estaba aquí", dijo señalando escombros entre las hierbas altas. "Esas eran excelentes tierras de pastoreo -añadió señalando a un pantano-, pero destruyeron los diques que nos protegían de las subidas del río". "Aunque lo intente, no pude recuperar mis tierras" "En la huida lleve todos los papeles de propiedad, algunos con más de 200 años y sellos del imperio Austriaco" "Los documentos oficiales estaban en Zagreb, actualmente extraviados".
El ACNUR modificó su función de brindar asistencia humanitaria a los refugiados y desplazados del país durante el conflicto armado de principios de la década de 1990. Ahora centra sus actividades en garantizar, a través de sus socios implementadores y organizaciones no gubernamentales locales, asistencia jurídica gratuita a los retornados para que puedan acceder a sus derechos. Pero la verdad es que 30 años después hay una segunda y tercera generación de exiliados serbocroatas que no tienen ni recuerdos ni interés en la antigua Krajina, y se han incorporado plenamente a la vida en Serbia o han emigrado a la Unión Europea.
Evolución histórica de la población serbia en Croacia.
En 1991, justo antes de la guerra, los serbios constituían el 12,2 % de la población, con más de 581.000 personas.
Según datos del UNHCR, a los 10 años del conflicto (2005), más de 18.000 refugiados retornaron con asistencia organizada, mientras que otros 107.000 regresaron por cuenta propia. El resto permaneció en países vecinos, la mayoría sin intenciones de volver.
Para 2011, su número ya había caído al 4,4 %.
Actualmente, según el Censo de Croacia de 2021, hay 123.892 personas de origen serbio, lo que representa aproximadamente el 3,2 % de la población total del país.
Esta disminución, que representa una pérdida de casi un tercio de la comunidad serbia entre 2011 y 2021, no se debe enteramente a causas bélicas. Está causada principalmente por emigración, envejecimiento poblacional y factores económicos en zonas tradicionalmente habitadas por serbios.
A diferencia del resto de Krajina, que fue reconquistada militarmente por Croacia en la Operación Tormenta (1995), Krajina Oriental no fue recuperada por la vía militar, al estar en la frontera con la República Serbia. Permaneció bajo control serbio hasta 1998 gracias a un acuerdo político negociado con apoyo de la ONU. El mecanismo fue la Administración de Transición de la ONU para Eslavonia Oriental, Baranja y Sirmia Occidental (UNTAES), que gobernó el territorio entre 1996 y 1998, garantizando seguridad, desarme de milicias, retorno de refugiados y preparación de elecciones.
Situación actual.
Después del retiro de la ONU en 1998 no se consiguió construir una región autónoma en lo que fue la Krajina Oriental. Los serbios en Croacia tienen representación a través de la minoría nacional serbia, organizada en el Consejo Nacional Serbio (SNV). Con derechos culturales, educativos, lingüísticos y de representación parlamentaria, la minoría serbia ejerce derechos reconocidos como grupo nacional, pero no como entidad territorial autónoma.
Treinta años después, el recuerdo de la Tormenta sigue dividiendo a comunidades y estados. En las ceremonias oficiales croatas ondean banderas y se rinde homenaje a los veteranos. En las aldeas, pueblos y ciudades donde terminaron los serbios refugiados de Krajina, se encienden velas por los que murieron y por los que nunca volvieron a casa.
La República Serbia de Krajina no resucitará. Treinta años después, los "krajinos" actuales eran niños durante la ofensiva de la Operación Tormenta, que recuerdan solo algo -o demasiado- de lo sucedido. Los crímenes de guerra perpetrados por el ejército croata impactaron en los adultos que estaban presente mientras asesinaban a sus familias o mujeres, que eran niñas cuando fueron violadas por soldados croatas. La mayoría de ellos padecen problemas psiquiátricos, especialmente TEPT (Trastorno de Estrés Postraumático) y tiemblan si se menciona Krajina.
Michael Mansilla
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