Políticamente incorrecto. Fernando Gil Díaz
28.07.2025
Los cargos de responsabilidad política requieren de cierta dosis de tolerancia a las críticas por la alta exposición que ostentan. Mucho más en tiempos de redes sociales, un rincón desde el cual se nutre la agenda mediática.
En esta ocasión, la iracundia de un ministro que aludió al "pedigree" familiar de un legislador ofensor fue determinante para que salieran propios y extraños a cuestionarlo por el exceso. Es cierto, se le fue la moto al ministro Fratti, pero si te tratan de coimero cuando no lo sos, tenés derecho a calentarte siendo políticamente incorrecto... ¿no?
Digamos todo
La mecha que incendió esta pradera fue la decisión del ministro Fratti de suspender la exportación de ganado en pie, ante un preocupante aumento de la exportación de cabezas de ganado pronto para faena, una práctica comercialmente admitida que sirve para regular precios y es -además- una no despreciable oportunidad de negocios para los productores. Particularmente en momentos como el actual donde los precios internacionales son importantes y superan al ofrecido por los frigoríficos nacionales.
Claro que si esa comercialización expone a dejar sin materia prima a los frigoríficos locales genera una cadena de efectos que terminan desestabilizando el mercado de trabajo y afectando la cadena cárnica. Es decir, que la medida puede ser muy buena para controlar los precios y no quedar a merced de los frigoríficos locales pero tampoco puede ser detonante de otras consecuencias que afecten a cientos (o quizás miles) de trabajadores. Este punto fue el principalmente atendido por Fratti, con el que apuntaba a mantener viva la fuente laboral de muchos trabajadores que se verían afectados por la falta de materia prima. Un aspecto que fue relativizado por actores de esa cadena (productores y sindicatos), en razón del menguado margen del mercado sobre el que incide la medida. Poco o mucho, el número termina siendo de cientos de familias que ven afectada su fuente laboral y eso bastaría para sensibilizarnos, ¿o no?
Cuestión aparte y no menor fue el desacierto comunicacional, donde se pecó de tomar la medida sin explicarla antes, dando las razones de la decisión y despejando toda duda sobre las exportaciones ya comprometidas, que no se verán afectadas por esta decisión. Tampoco contribuyó la falta de consenso entre pares, cuando una medida puede afectar la materia de otra secretaría de Estado, lo menos que se espera es que exista algún tipo de coordinación para que las gestiones de una y otra no se choquen. En tal sentido, el ministro Oddone calificó la medida como inconveniente, en clara alusión a la defensa de un mecanismo que contribuye al control de precios y un mensaje al mercado de la principal materia prima de nuestro país: la carne.
A los cuestionamientos que se hicieron por los errores comunicacionales, se le sumaron los dichos posteriores que afectaron al ministro Fratti llevándolo a cometer el exceso de responder a un legislador que lo criticó aludiendo a su honorabilidad. El punto es que el senador Bordaberry no solo cuestionó la medida sino que fue más allá, insinuando que a Fratti lo habría llamado algún frigorífico y tildó su gestión como de estilo "kirchnerista", en clara alusión a las coimas que se le atribuyen al movimiento peronista que lideraron Néstor Kirchner y Cristina Fernández en Argentina.
Ni lento ni perezoso respondió Fratti al exabrupto con la infeliz idea de recordar el acervo familiar del senador. Algo que no tiene razón de ser si lo miramos al detalle por cuanto nadie es responsable por los hechos de su estirpe sino por los actos propios y Pedro Bordaberry, más allá de sus ideas, si algo ha demostrado siempre fue su vocación democrática, no sin cometer -también- algún exceso. Como aquella infeliz frase de "vengo para hacer mierda a Tabaré", que le pertenece por derecho propio y no es heredada ni mucho menos heredable, por cierto.
De carne somos
En este punto del análisis es criterioso mantener ciertos códigos de conducta que permitan una normal convivencia, mucho más entre quienes representan a miles de uruguayos que los votaron. El respeto y el decoro no debería perderse nunca, pero... de carne somos.
En el medio de toda esta discusión está el equilibrio político en un escenario donde no hay mayorías y el gobierno necesita imperiosamente no cerrar ningún puente. Claro que, situaciones como estas atentan contra ese equilibrio y condiciona a todos de forma inevitable. Mucho más a un oficialismo que intenta tejer acuerdos y manifestaciones como estas van en sentido contrario. Pero... de carne somos (bis)
Así las cosas, pudo ofenderse -y con razón- no solo Pedro Bordaberry sino toda una organización política que lo defiende por sus convicciones democráticas y por su trayectoria dentro de la Constitución y la Ley. También tiene derecho a ofenderse su familia, en lo que se haya sentido afectada por los dichos de Fratti.
Ahora bien, el mismo derecho tiene Fratti de defender su honor y el de su familia que también se ve afectada cuando un senador de la República desliza manifestaciones que insinúan espúreas razones, (como las de ser un coimero).
Entonces, ¿qué debió hacer Fratti? Tenía algunas opciones, una: ignorar el comentario con lo cual el silencio se podía interpretar como la aceptación lisa y llana de lo expresado por el senador como algo cierto; otra: salir de forma clara y contundente a desmentirlo corriendo el riesgo de cometer un exceso como el que cometió porque... de carne somos (bis, bis).
Llegado a este punto lo aconsejable sería optar por una tercera opción, la de barajar y dar de nuevo.
Sería una muy buena señal que el senador se disculpara por el exceso cometido, y que Fratti también hiciera lo propio.
Al fin de cuentas la democracia es mucho más importante que cualquier entredicho que se origine porque de carne somos (bis, bis y bis).
el hombre se calentó,
el perro intentó calmarlo moviendo la cola...
Fernando Gil Díaz