Quejas o soluciones. Esteban Valenti
21.08.2025
Voy a hacerles una confesión, no es fácil en estos tiempos diferenciar las radiografías, los análisis, incluyendo las quejas, de las soluciones, sobre todo cuando se trata de aportes serios, estudiados, basados en la experiencia política de muchos años y de investigaciones de multiples fuentes de información.
Todos quisiéramos aportar soluciones, miradas creativas, pero para ello es obligatorio ver con crudeza donde están los problemas, no conformarse, no tratar de resolver todo con explicaciones superficiales o con las tremendas responsabilidades de un quinquenio del gobierno de la derecha, donde la inmoralidad jugó un papel tan demoledor y decadente y cuyo eje político actual es hacer todo lo posible para ocultar esa amoralidad.
Los errores, los horrores, las inmoralidades ajenas no resuelven, ni pueden ocultar nuestras dificultades, nuestro empuje disminuido.
La gente nos votó de porque hizo un balance del gobierno multicolor pero sobre todo porque espera un cambio serio, profundo, que impacte en su vida, en la marcha del país, en un conjunto de reformas que nos pongan en la ruta de un crecimiento con justicia social, no por sensibilidad solamente, sino porque ese es nuestro proyecto. La igualdad de oportunidades laborales, educativas, de la salud, profesionales, de la vivienda como combustible de un nuevo impulso, del Proyecto Uruguay.
Somos pocos, en un territorio extremadamente rico y lleno de posibilidades, todos los cambios que influyeron en la producción han sido positivos y abrieron nuevas posibilidades.
Somos pocos y distribuidos de manera única en el continente, con el 60% de los habitantes concentrados en la zona metropolitana. Precisamente la zona donde es más fuerte la izquierda. Sin el peso político en Montevideo y Canelones desde hace 21 años no hubiéramos gobernado el Uruguay.
Tenemos dos vecinos gigantes y con enormes posibilidades y lo más importante es que esa condición particular de nuestro barrio, nos ha obligado a ser diferentes, de buscar siempre nuestra identidad, en las instituciones, en la cultura, en el futbol, en el turismo, en el arte, en la literatura, en el humor y el estado de ánimo popular. No somos ni mejores, ni peores, somos simplemente diferentes. Y tenemos que aceptarlo y valorarlo.
Un nuevo y muy peligroso enemigo se ha instalado entre nosotros: la delincuencia organizada, como nunca antes, con lazos en la región y en el mundo que influye en una parte de la sociedad y de las instituciones. Sobre todo influye en un sector escaso y que no crece. Los jóvenes.
El nivel de consumo de bienes permanentes, de viviendas, de autos, de electrodomésticos, de viajes al exterior, de alimentos más sofisticados, ha crecido notoriamente desde hace varios años. Se ve en todo, en la publicidad, las calles y rutas, los restaurantes, en los lugares de esparcimiento.
En simultaneo la pobreza y sobre todo la pobreza infantil, medida con métodos más precisos y correctos, es del 17 % y del 29% respectivamente. Es un enorme dedo señalando una traba enorme para avanzar. Esa es la verdadera brecha, la zanja que nos separa y que puede profundizarse.
No solo nos debe conmover porque vemos esa pobreza, de diversas maneras, sino porque con esos porcentajes, en un país con nuestra pequeña población, no podremos dar ningún salto, a lo sumo flotaremos, administraremos, pero poco más.
La buena gente sabe que no se trata de mala voluntad, de no querer cumplir nuestros objetivos, que en definitiva son nuestra identidad, sino que hay que encontrar los caminos y no son fáciles. Nunca lo fueron y menos con la pesada herencia que nos dejaron, muy diferente a la situación del 2005. Mucho peor.
Si nuestro objetivo es mantenernos serenos y equilibrados para evitar confrontaciones con los sectores sociales, económicos y políticos dominantes en nuestro país, sepamos que iremos hacia NUESTRA BARRANCA Y LA DEL PAIS.
Sin audacia en el manejo de las herramientas principales para cambiar y para impactar en las trabas estructurales del Proyecto Nacional, no hay nada más que conformidad y desgaste.
No podemos quejarnos de la capacidad de comunicación, la habilidad para relatar hechos y situaciones, no podemos dejar que cualquier gobernante diga cualquier cosa. Nadie tiene derecho a jugar con el mandato de la gente y debilitar al gobierno, si los comunes mortales pesamos lo que decimos varias veces, los gobernantes y dirigentes deben hacerlo el doble. Pero tienen que opinar y defender al gobierno.
No se trata de dar saltos en el vacío, pero tampoco de acurrucarnos ante los números. Si todo lo que suceda en los próximos años estará dictado por las calificadoras de riesgo y sus indicadores, estaremos paralizados.
Si la batalla contra el crimen organizado parte de reiterar lo que se ha hecho en los últimos 30 años, sino apelar, como empieza a hacerse, a todo el capital de conocimiento que tiene la sociedad en su conjunto. Lo que impondrá en definitiva que se sumen todos los actores políticos.
Si no atacamos las llagas como la situación del puerto de Montevideo, encadenado por 54 años a un contrato totalmente desgraciado para el país, su soberanía y su crecimiento. ¡ Y hacerlo ya!
Si no damos señales claras de cual serán los proyectos o el proyecto que será un hecho y un símbolo de un cambio en toda la zona metropolitana, en el uso del tiempo para el transporte, en una nueva urbanización de acuerdo a nuestro desarrollo pero a nuestro mejor pasado. Una nueva realidad pensada desde nuestra historia audaz y innovadora pero hacia el futuro.
Si no elegimos un cambio radical en toda esta región metropolitana, con un sistema audaz y moderno de transporte de pasajeros, no habrá cosas visibles y sólidas, ni mensajes potentes de cambio y de recuperar el impulso histórico del Uruguay. Con cambios urbanísticos en todo el trayecto del Bus de Tránsito Rápido (BRT) o Líneas de Alta Frecuencia, transformando radicalmente la avenida 18 de Julio y toda la zona de Tres Cruces.
Con dos líneas, desde la Ciudad Vieja hasta Zona América por 8 de octubre y desde el Centro hasta el Pinar en Canelones. No sería solo otra zona metropolitana , volvería a ser la capital del país de la pujanza y la diferencia y rompería definitivamente las amarras con la decadencia.
Si vamos a vivir enjaulados entre sindicatos que se han decidido a lanzar todas sus fuerzas contra el gobierno, paralizando por 80 días toda la industria pesquera, para terminar definiendo a medias una guardia mientras navegan y siguen negociando, estamos fritos. ¿Qué cambió para hacerlo todo ahora, en el anterior gobierno no había esta catarata de reclamos?
LA DERECHA EN SU CONJUNTO QUIERE TRANSFORMARNOS EN UN PUEBLO DE QUEJOSOS Y POCO MAS. Y ALGUNOS CON BUENA VOLUNTAD ESTAN AYUDANDO. ESE ES EL EJE DE LA BATALLA CULTURAL.
Estos seis meses del nuevo gobierno, no han tenido un solo escándalo de las dimensiones y la gravedad de las decenas que se sucedieron en el anterior gobierno. Por ello es que quieren fabricarlas. Pero hay situaciones con las que hay que ser muy exigentes, más exigentes, no solo con el impuesto de primaria de cuatro viviendas, sino sobre las normas en la salud pública para todos los jerarcas públicos. No solo hay que cumplir rigurosamente las leyes, sino que hay que demostrar incluso la actitud de sacrificio, de compromiso como servidores públicos.
Lo de la compra de Colonización es un ejemplo. Es una de las cosas más importantes y progresistas que se han hecho, por ello los "colonos fabricados" le ponen tanta saña. Colonización es un formidable instrumento en un sector fundamental del país: el campo.
Tenemos condiciones muy buenas para atraer inversiones internacionales y regionales, pero también nacionales, de los miles de millones de dólares depositados en bancos en el exterior y que podrían favorecerse con políticas fiscales que ayuden a traer parte de esos capitales.
Lo que mata no es la humedad, sino el revoltijo, los cuadros que no se hacen responsables de lo que hacen e incluso de lo que dicen.
La oposición no se cansará de repetir que no hay rumbo, parece una copia de algo que decíamos nosotros, equivocadamente, ellos tenían un rumbo terrible, equivocado, a favor de los ricos y contra la gente de pueblo y además con varias bandas de delincuentes que robaron cientos de millones con la complicidad del Estado o desde el Estado. Los ya ultra famosos fondos ganaderos, todos blancos y de Carrasco. Ese era el clima moral del Uruguay, de Dubai, de Bélgica y en Vigo.
Lo que no tenemos ni siquiera que rozarlo, ya lo sabemos perfectamente, incluso por errores nuestros, pero tenemos cuatro años y medio para que el país tenga un gran impulso, creador y creativo y para que mejore la vida de la mayoría de los uruguayos.
Para ello lo principal es además de administrar bien, con profesionalidad y mucho trabajo hay que hacer siempre política, esa sigue siendo una herramienta insustituible.
Esteban Valenti.
Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.suplementobitacora.net) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es) y de Other News (www.other-news.info/noticias).