Solo existe lo que nos falta: libertad, por ejemplo. Jorge Ángel Pérez (desde Cuba)
25.07.2025
La libertad es la posibilidad de elegir, y elegir sin condiciones.
La frase al inicio del título no salió de mi cabeza, pero tampoco tengo la más mínima idea de cuál cabeza saliera. Creo que la leí en las redes y me pareció muy interesante, y más que interesante, incluso inquietante, atrayente, y muy certera, tanto que enseguida me puse a preguntarme cuáles eran las cosas que me faltaban, porque solo así podríamos precisar qué es lo que existe. Luego concluiría, asegurándome a mí mismo que lo primero que me falta a mí, y también a la mayoría de los cubanos, es la libertad de elegir alguna cosa. A nosotros nos falta eso a lo que solemos llamar autodeterminación.
La libertad es la posibilidad de elegir, y elegir sin condiciones. La libertad es la independencia, una independencia que no se limite en ninguna de las circunstancias y que no se recorte. La libertad no puede ser escamoteada y mucho menos deberá ser estipulada. La libertad es lo más esencial; lo mismo para quienes dicen freedom y liberty, que para aquellos que la tienen como liberté o Freiheit...
Esa es la libertad, la que va más allá de lecturas morales, metafísicas o políticas. La libertad es la posibilidad de fundar un partido, lo mismo si se pone a la izquierda, al centro o a la derecha. Lo más importante será que exista, sin interesarse en que sea una libertad metafísica, una libertad económica o una libertad política; lo mismo para las derechas que para las izquierdas, y también para quienes se sitúan, voluntariamente, entre los unos y los otros.
Lo que realmente nos falta es sentarnos todos a la mesa en un día cualquiera sin tener que esperar a que llegue el primer día del mes para, y con la libreta de abastecimiento en mano, ir a la bodega para comprar lo que, de antemano, otros decidieran para nosotros. Libertad es elegir según las necesidades y sobre todo atendiendo a las posibilidades y preferencias de cada cual.
Debería existir la libertad para todos, ya lo sabemos desde hace mucho tiempo. Debería existir la posibilidad de comer un plato de frijoles negros dormidos, y usar en su preparación lo todo lo que nos parezca prudente y quizá más, sin prudencias, sin pensar en la sensatez para conseguir eso que resulta imprescindible. Nadie debería elegir por nosotros los alimentos, y tampoco los condimentos que nos parezcan más apropiados.
El libre albedrío, dijo alguien cuyo nombre no recuerdo, nos permite hacer elecciones, algunas tan simples como que platos serviremos a la hora del almuerzo y cuales a la hora de las comidas. La libertad es la posibilidad de elegir y debe ser absoluta, sin condicionamientos, o no ser. La libertad es también eso que nos falta, eso que solo hallaremos si es que se busca, incluso enfrentando los peores riesgos, y por eso podemos tener la certeza de que la libertad existe, y solo precisamos salir a buscarla, para conquistarla luego.
Publicado en Cubanet, el 21 de julio de 2025
Jorge Ángel Pérez nació en Cuba (1963), donde vive, es autor del libro de cuentos Lapsus calami (Premio David); la novela El paseante cándido, galardonada con el premio Cirilo Villaverde y el Grinzane Cavour de Italia; la novela Fumando espero, que dividió en polémico veredicto al jurado del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos 2005, resultando la primera finalista; En una estrofa de agua, distinguido con el Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar en 2008; y En La Habana no son tan elegantes, ganadora del Premio Alejo Carpentier de Cuento 2009 y el Premio Anual de la Crítica Literaria. Ha sido jurado en importantes premios nacionales e internacionales, entre ellos, el Casa de Las Américas.
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