Stefano Casini

11.05.2024

Adolescentes en crisis en el viejo continente

 

¡Emergencia sanitaria en Italia! Parece parte de una recaída del COVID, sin embargo, lo es solo en parte. En Italia, unos 2 millones de niños y adolescentes padecen trastornos neuropsíquicos del desarrollo. Las formas más comunes se manifiestan con crisis de ansiedad y depresión, autolesiones o trastornos alimentarios. Se trata de patologías que tienen un comienzo temprano, en muchos casos antes de los 14 años, y que, generalmente, no son diagnosticadas a tiempo. 

En los últimos años, la experiencia de la pandemia puso de relieve fragilidades ocultas por el estigma social, por una parte y el COVID y sus consecuencias, pusieron al descubierto una "caja de Pandora". 

La gente, las familias, empezaron a pedir ayuda y compartir sus dificultades en una situación extremadamente compleja para todos. Las mayores manifestaciones estudiantiles desde el '68, apuntaron siempre a la mala o falta de Educación, a pesar que no solamente este sector, es el responsable de esta peligrosísima decadencia social general. 

Los chicos responsabilizan al estado por haber llegado a tales consecuencias. En los hospitales públicos, el 70% de los adolescentes que llegan, son atendidos por trastornos de identidad, ataques de pánico o depresión severa y el 80% de ellos son mujeres, otro síntoma a tomar en cuenta.

Las herramientas de prevención crecieron, transmitidas también por las redes sociales. Los jóvenes pueden pedir ayuda para curar su estado de salud mental de manera más informal y exponer su malestar sin sentir la necesidad de ocultarlo. Este fenómeno, que no es solamente italiano, creció mucho, con mucho conocimiento público y se volvió un problema delicado e inquietante, más allá del crecimiento también de suicidios de adolescentes. 

Hay una fuerte y creciente demanda de intervenciones de emergencia, especialmente después de los años críticos de la pandemia, que el Servicio Nacional de Salud no logra cubrir. La cantidad de neuropsiquiatras infantiles es totalmente insuficiente, faltan camas e incluso psicofármacos y psicólogos. Sobre todo, faltan instalaciones para recibir este ejército de chicos enfermos, faltan residenciales, centros de día e intervenciones domiciliarias. 

Un documental  titulado "Kripton" del director Francesco Munzi, que ya lleva unas semanas circulando, fue dedicado precisamente a la realidad de las comunidades terapéuticas para la recuperación de jóvenes y adolescentes. En la película se presentan seis historias de jóvenes que intentan curar su malestar dentro de centros residenciales junto con otros compañeros. La narrativa del documental se desarrolla en unos 100 días de convivencia dentro de las comunidades y muchas secuencias están dedicadas a escuchar y construir un diálogo con estos jóvenes pacientes.  Después del tiempo de comprensión de este grave fenómeno, está apareciendo una transformación que involucra a los pacientes individuales, pero también al personal sanitario y sus familias. Un momento doloroso, difícil, lleno de enfrentamientos que trata de ofrecer algunas salidas al sufrimiento de estos 2 millones de proyectos de seres humanos adultos.  Las historias contadas en el documental muestran cómo, en la mayoría de los casos, el malestar se produce por hechos traumáticos que perturban las familias, por relaciones tóxicas  o por aislamiento. Los traumas de los jóvenes son el "síntoma" de una "disfuncionalidad familiar" y social mucho más amplia y grave, aspectos que, en un país sensible a sus fragilidades, debería poder convertirse en prevención y rápida recuperación. Esta investigación también muestra que los servicios ofrecidos por la sanidad pública no permiten responder, plenamente y seriamente, a las necesidades reales de estos jóvenes y sobre todo, de sus familias. Como dijimos antes, para los mismos jóvenes, la escuela parece estar completamente ausente y estos niños la abandonan temprano, provocando serios problemas en la sociedad misma. Además de la patología y las cuestiones críticas relacionadas con el malestar, nace una falta de confianza y de perspectivas. En realidad, junto a las estructuras terapéuticas, deberían desarrollarse proyectos de reinserción social que, en práctica, no se ponen en marcha, así como acciones de recuperación escolar: por desgracia los recursos disponibles son insuficientes. 

Entre las fortalezas de Italia existe la presencia de una importante red de recursos cívicos, como asociaciones, organizaciones profesionales, voluntarios, ONG, grupos de autoayuda etc. que, en cada territorio, desde hace décadas, ayudan niños y adolescentes y los acompañan para curarlos y rehabilitarlos o, simplemente, apoyarlos. Por ejemplo existe el apoyo psicológico gratuito de la Cruz Roja Italiana, o la actividad de la Fundación Soleterre presente en todas las regiones italianas. Proyectos más recientes como Attiva-Mente, involucra, en la ciudad de Milán, a niños, niñas, familias y una red de escuelas en colaboración con la asociación Contatto y la Universidad Bicocca y en colaboración con la neuropsiquiatría infantil y adolescente y el centro psicosocial juvenil del hospital Niguarda. Pero, todos estos recursos siguen siendo totalmente insuficientes y el malestar llegó a los adolescentes de forma masiva, apoyados por los universitarios que se suman al malestar general. Ya están en las plazas y las calles italianas, comenzando a manifestarse en toda Europa. En varios otros países del Viejo Continente, la situación es similar o peor, involucrando otros elementos, como el religioso, el filosófico, el cultural. En Francia, por ejemplo, hay ciudades en plena crisis de adolescentes, donde los suicidios se han disparado y no aparecen soluciones.

Stefano Casini es periodista. Empezó en Radio Clarín, su primer noticiero en 1968. Después continuó por L'Eco D'Italia, L'Ora D'Italia, Guía Financiera, suplementos en El País, El Observador, La República, fue 23 años Corresponsal  de RAI, Gente dItalia, 5 años de Radio TV Suiza Internacional y 2 años de CNN.


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2024-05-11T05:24:00

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