Tejer redes. Federico Rodríguez Aguiar

31.07.2025

Cuando la palabra "enfrentamiento" domina los titulares, América Latina y el Caribe pueden elegir otro camino: el de la construcción colectiva, la generación de oportunidades y la proyección hacia un futuro compartido.

Se trata de avanzar en un proceso real de cooperación estratégica, donde los países -unidos por la historia, los retos comunes y un potencial complementario- trabajen juntos para potenciar sus capacidades, conectar sus economías y generar valor conjunto.

Como señala el economista Mario Cimoli en su libro América Latina: Transformación productiva e integración regional para el desarrollo sostenible (CEPAL, 2023), avanzar en esta dirección implica apostar por una integración basada en cadenas de valor regionales, conocimiento compartido y políticas industriales coordinadas.

No se trata de homogeneizar estructuras, sino de conectar capacidades. Como bien expresa  Mariana Campos, "la integración no es uniformidad, sino cooperación estratégica que respeta la diversidad y potencia las complementariedades productivas". América Latina tiene un abanico de sectores con enorme potencial regional: desde la agroindustria y las energías renovables, hasta las industrias culturales y las tecnologías de la información. En todos ellos, la colaboración entre países puede generar sinergias que ningún Estado podría alcanzar por sí solo.

La dimensión ambiental también debe estar al centro. La región alberga más del 40% de la biodiversidad del planeta, y su preservación puede transformarse en una ventaja económica. Iniciativas como corredores verdes, redes de energías limpias y protección de ecosistemas transfronterizos son pasos concretos hacia un modelo de desarrollo sostenible que sea, al mismo tiempo, productivo e inclusivo.

Por supuesto, los desafíos son reales: desde la falta de infraestructura integrada hasta marcos normativos dispares. Pero también hay avances alentadores. Las plataformas digitales que conectan emprendedores regionales, los consorcios empresariales que cruzan fronteras y los proyectos de cooperación Sur-Sur son pruebas de que hay un movimiento en marcha, muchas veces liderado desde la sociedad civil o el sector privado.
Tejer redes  es comprender que el destino de la región depende, en buena medida, de su capacidad para pensarse como un conjunto articulado. Con visión política, acuerdos pragmáticos y confianza mutua, América Latina y el Caribe pueden construir una trama de cooperación económica más sólida, moderna y justa. No se trata de empezar de cero, sino de reconectar lo que siempre estuvo ahí: una vocación de integración desde el sur para el futuro.

La experiencia acumulada por organismos multilaterales como la CEPAL, el BID o la  CAF  ha contribuido significativamente a generar marcos analíticos, herramientas técnicas y espacios de concertación que han acompañado procesos nacionales y regionales de desarrollo. Asimismo, las mejoras en la gestión pública en varios países de la región -particularmente en áreas como planificación, innovación institucional y políticas sociales- constituyen una base sólida sobre la cual proyectar una cooperación estratégica más estructurada. Aprovechar estas capacidades instaladas, junto con los aprendizajes compartidos y el respaldo multilateral, permitirá a América Latina y el Caribe avanzar hacia un modelo de desarrollo más resiliente, inclusivo y soberano.

 

Federico Rodríguez Aguiar. Analista en Marketing, egresado de la Universidad ORT-Uruguay, con sólida formación en estrategias comerciales y desarrollo económico. Su trayectoria académica está complementada por diversas certificaciones y cursos internacionales en áreas clave como la gestión pública, cooperación internacional, y liderazgo.

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2025-07-31T19:18:00

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