Todo debe estar listo antes del apagón. Jorge Ángel Pérez (desde Cuba)
19.10.2025
El apagón es el momento de los tropiezos, de los desplomes, de las caídas que algunas veces terminan en fracturas...
Todo debe estar listo antes de que la oscuridad se haga más densa, algo más tupida. Todo debe estar dispuesto antes de que se espese el negro que irá cubriendo a la ciudad de sopetón y en todos sus espacios, en cada uno de sus recovecos. La oscuridad es muy mala consejera, la oscuridad es un bicho atroz y deleznable. Y el arroz, es muy prudente, tenerlo lavado bien temprano, mucho antes de que el tomacorriente deje de recibir la electricidad que precisamos.
El arroz podría quedar a medio hacer, ensopado diría mi abuela haciendo muecas: "Esto no hay quien se lo coma". El arroz lleva su tiempo, el arroz no cree en las premuras que imponen estas circunstancias, esas a las que los más "blandos" llaman especiales, mientras otros se deciden por los más procaces de entre todos los improperios, esos que algunos llaman "especiales", mientras otros chillan lo que podría resultar, aquí y ahora, mucho más que impronunciable.
El apagón es el momento de los tropiezos, de los desplomes, de las caídas que algunas veces terminan en fracturas, en botas de yeso e incluso en llanto amargo y dolores fuertes, prolongados. Los apagones se parecen muchísimo a la muerte; es llanto amargo y hasta injurias a montón. La oscuridad del apagón es la antesala de una sala de ortopedia, como le ocurrió a Estela, mi vecina, la que camina hoy muy lentamente y quejumbrosa, casi en un perpetuo arrastre, remolcada por un familiar, por un vecino que la acompaña cuando le sobra el tiempo.
El apagón podría ser el instante más monstruoso, ese en el que la quietud de la noche te lleva a recordar lo que no quieres recordar. El apagón te acerca otra vez a los familiares que se fueron, a los que ya se han muerto. La oscuridad es lo más cercano al delirio y es, incluso, eso que no quieres recordar. La oscuridad del apagón es siempre muy cerrada, es apabullante. La oscuridad es la ignorancia, el desamor que sienten los unos por los otros.
La oscuridad es la ignorancia, es la oposición a la luz, a esa luz que hoy es signo de libertades preteridas, y es también la mortandad de la razón. La oscuridad son las congojas, las mortandades mayores. La oscuridad no es, como algunos se empeñan en hacer notar, un principio romántico, la ternura, el problema de uno y también del otro. La oscuridad es, sobre todo miedo, y es incertidumbre.
Prepararse para el apagón es prepararse para el peligro y la maldad, es poner a un lado los colores y dar paso al vacío, a una vida sin matices, a prepararse para la oscuridad, para comulgar con el vacío, con la violencia y las más despiadadas agresiones. Y así nos preparamos en Cuba cada día para poder lidiar con el apagón, para hacer reconciliaciones, en lugar del más abierto enfrentamiento. La elección, diría aún Sartre, es la deliberación que hace el hombre, una deliberación que es difícil de definir y en las que comulgamos con la oscuridad más cerrada, con la más despiadada de las noches. Y así nos preparamos cada día para el apagón, para reconciliarnos con él, en lugar de enfrentarlo. El apagón es ese silencio que nos mata y que aún no aprendimos a enfrentar. ¿Y cuánto vamos a esperar? ¿Hasta cuándo vamos a comulgar con esos apagones? ¿Comulgaremos por siempre con la oscuridad que nos consume?
Publicado en Cubanet, el 19 de octubre de 2025
Jorge Ángel Pérez nació en Cuba (1963), donde vive, es autor del libro de cuentos Lapsus calami (Premio David); la novela El paseante cándido, galardonada con el premio Cirilo Villaverde y el Grinzane Cavour de Italia; la novela Fumando espero, que dividió en polémico veredicto al jurado del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos 2005, resultando la primera finalista; En una estrofa de agua, distinguido con el Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar en 2008; y En La Habana no son tan elegantes, ganadora del Premio Alejo Carpentier de Cuento 2009 y el Premio Anual de la Crítica Literaria. Ha sido jurado en importantes premios nacionales e internacionales, entre ellos, el Casa de Las Américas.
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