OPINIÓN

¿OTAN? ¿Para qué?

25.06.2025

OTHER NEWS (Por Antonio Maíllo Cañadas* – Público.es) –Desde los orígenes del movimiento obrero en el siglo XIX la paz ha sido uno de sus objetivos, aunque en 1914 se produjo una fractura entre los partidarios de aprobar créditos para la guerra y los contrarios, lo que, entre otras consecuencias, trajo consigo el surgimiento de los Partidos Comunistas.

 

Heredera de esa tradición, Izquierda Unida nació tras la gran movilización contra la OTAN producida a raíz del referéndum de 1986. Nuestra apuesta pacifista forma parte de nuestra esencia y de nuestra historia, y también es base de alianzas diversas del movimiento pacifista surgido tras la II Guerra Mundial: con organizaciones políticas, sociales, feministas, ecologistas, o confesiones religiosas, entre otras.

En el contexto en que vivimos, de abismo permanente a una guerra total, resultarán lejanos y difíciles de entender otros momentos de la historia reciente de Europa en que se construyeron lo que algunos expertos denominan "Periodos de Oportunidad para la Paz". Destaquemos tres de ellos: la Carta del Atlántico de 1941, que sirvió de base para la Carta Fundacional de Naciones Unidas; el Acta de Helsinki y el concepto de seguridad compartida; y la Carta de París y el intento de un sistema de seguridad europeo autónomo y cooperativo.

Todos estos momentos coincidieron en la búsqueda de la resolución pacífica de conflictos, respeto a la soberanía y a los derechos humanos o la cooperación internacional. Todos ellos se frustraron por intereses económicos, políticos, militares, culturales y sobre todo de dominación.

La OTAN nunca fue una organización defensiva, pero justificó su existencia para la contención del comunismo. Tras la disolución de la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia, buscó nuevos enemigos que siguieran justificando su existencia: la sustitución del comunismo por el islamismo como nueva amenaza, que la llevó a violar el derecho Internacional en Yugoslavia, Afganistán o Irak, con las famosas "armas de destrucción masiva" que nunca se encontraron porque nunca existieron pero que sirvió de justificación para una guerra que arrasó vidas, ciudades y sueños.

La Carta de París de 1990 y su apuesta por un sistema integral europeo se vio frustrada por la Cumbre de la OTAN en Roma al año siguiente, que inauguró un Concepto Estratégico que avalaba la intervención con o sin respaldo de la ONU en los conflictos que consideraran perjudiciales para sus intereses. EE.UU., consciente de los riesgos de las conclusiones de París, declaró que nunca dejaría autonomía a Europa para desarrollar su seguridad continental y menos aún en un sistema de seguridad compartida desde Lisboa a Moscú.

La Cumbre de la OTAN de hace tres años en Madrid supuso otro salto agresivo de esta organización con la denominada OTAN 360º, en la que se autoadjudicaba el derecho a intervenir en cualquier lugar del mundo sin necesidad o respaldo de Naciones Unidas.

La de estos días en La Haya se celebra con la exigencia de Trump y Rutte, Secretario General de la OTAN, del gasto del 5% del PIB de los países miembros. Para hacernos una idea de la dimensión del gasto debemos entender que una reivindicación histórica y unánime desde 1978 en nuestro país, de un 5% del PIB para educación, aún no se ha conseguido. El cumplimiento de ese porcentaje, además de un disparate y una ruina presupuestaria para nuestro país, marcaría un modelo social para España que nos dejaría fuera de cualquier pretensión de ser la esperanza democrática de otras sociedades europeas sometidas a gobiernos de derecha y/o de extrema derecha.

Pero sería ingenuo circunscribirse a una debate de porcentajes de gasto. No es el porcentaje de gasto el que satisface o no un sistema de seguridad y defensa. Izquierda Unida, que tiene elaborado uno, defiende un carril diferente e incompatible: el de seguridad compartida (Acta de Helsinki) como concepto que garantiza la mejor defensa y vida en cada país. Un Estado es seguro en la medida en que lo son también aquellos que lo rodean. Por consiguiente, si hablamos de un sistema de seguridad tenemos que impugnar la política de rearmar Europa y la exigencia mafiosa del 5% del PIB o de cualquier otro porcentaje que suponga una escalada en el gasto militar.

Una decisión política que tiene varios interrogantes en su construcción. Si la estrategia denominada "Rearm Europe" surge de la necesidad de un sistema de seguridad europeo ante la desconfianza a EEUU, ¿cómo es que esta no tiene como correlato la lógica salida de la OTAN ante un aliado, que la dirige, cuyos intereses estratégicos pueden empezar a ser no solo no coincidentes sino directamente contrapuestos? Esta pregunta adquiere tintes trágicos si la trasladamos a las bases norteamericanas en suelo europeo y español: ¿Qué sentido tiene que sigan instaladas cuando pueden ser base de intereses bélicos contrarios al propio suelo europeo donde se encuentran? Caballos de Troya por todo el continente.

El exterminio al pueblo palestino por Israel, las agresiones a Líbano, Siria y ahora Irán con la participación de los EE.UU., así como la guerra de Ucrania, reflejan dos hechos incontrovertibles:

1) El fracaso del actual sistema de seguridad basado en la OTAN: ¿para qué sirve un sistema de seguridad incapaz de impedir un genocidio o las agresiones de Israel y EE.UU. a países soberanos vulnerando el derecho internacional?

2) El fracaso de la Unión Europea como referente internacional en defensa de los derechos humanos y el respeto a la Carta de las Naciones Unidas: la U.E., principal proveedora de Israel, sigue sin aplicar la cláusula del acuerdo de Asociación vinculada al cumplimiento de los derechos humanos y el derecho internacional.

La Cumbre de la OTAN debe empujarnos a una pregunta clave: "¿para qué?". Mientras exista no se podrá abordar un sistema propio de seguridad europeo ni garantizar la paz duradera que necesitamos. Será imposible avanzar hacia un proyecto soberano y emancipador mientras el tutelaje de EE.UU. lo impida, tratando a Europa como un peón. No lo dirán, pero nos prefieren sumisos mientras financiemos su industria militar y sus guerras con la estrategia "Rearm Europe" de Von der Leyen.

La Cumbre Internacional por la Paz, celebrada el 23 y 24 de junio en Bruselas, y su capítulo nacional en Madrid los pasados 20 y 21, se enmarca dentro de una movilización creciente de los pueblos de Europa contra el rearme y convoca a una gran movilización simultánea en pueblos y ciudades en defensa de la paz y la solidaridad entre los pueblos para el 21 de septiembre. Ya se ha empezado a movilizar la sociedad en las calles por numerosas ciudades europeas. Porque si hace más de un siglo fueron los conflictos bélicos los que reorganizaron la izquierda internacional, será también la lucha por la paz la que defina la construcción de un proyecto de esperanza basado en un orden internacional alejado del rearme, de la OTAN y de la escalada bélica. Y pacífico deberá ser también el camino para construirlo. Desde el diálogo y la cooperación para resolver los conflictos.

*Antonio Maíllo Cañadas es coordinador federal de Izquierda Unida.


Internacionales
2025-06-25T14:26:00

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