Un informe del Foro Económico de San Petersburgo
A Rusia no le falta confianza en sí misma
30.06.2025
SAN PETERSBURGO (Uypress/Stefano di Lorenzo) - Del 18 al 21 de junio de 2025, la élite política, empresarial y tecnológica de Rusia se reunió en el Expoforum, cerca del Aeropuerto de San Petersburgo, para el 28.º Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF).
Bajo el lema "Valores Comunes: Base para el Crecimiento en un Mundo Multipolar", el foro fue mucho más que una simple plataforma de negociaciones económicas: fue una señal perfectamente organizada de la autoafirmación, la independencia tecnológica y el realineamiento geopolítico de Rusia, en un contexto de profundas tensiones globales, que ahora se agudizan de nuevo en Oriente Medio.
El escenario del poder: glamour y seguridad multipolar
Los salones del SPIEF, con sus relucientes coches de lujo, elegantes trajes de negocios y pabellones futuristas, presentaban una imagen de Rusia que parecía muy alejada de los desafíos de la "Rusia profunda". Aquí, la nación se presentaba como una superpotencia rica en recursos, altamente cualificada y tecnológicamente ambiciosa, que no solo dispone de recursos, sino que también invierte específicamente en tecnologías del futuro.
Sin embargo, esta autoimagen no era pura propaganda publicitaria, sino que reflejaba uno de los principios rectores del foro: la soberanía tecnológica. Los debates y las presentaciones se centraron en temas como la transformación digital, la sustitución de importaciones, el desarrollo regional y la cooperación con países del Sur Global (Asia, África y América Latina).
El número de participantes fue impresionante: asistieron al foro entre 20.000 y 21.800 visitantes de unos 140 países , entre ellos Brasil, China, Indonesia (2), Sudáfrica y Kazajistán. Esta cifra superó a la de 2019, cuando la última reunión tuvo lugar antes de la COVID-19 y del inicio de la última fase de la guerra en Ucrania.
Sorprendente, pero ya no sorprendente, fue la casi total ausencia de delegaciones de Europa y Estados Unidos, símbolo del nuevo clima geopolítico: un sistema cada vez más multipolar en el que Rusia demuestra explícitamente su distanciamiento de Occidente y su acercamiento a nuevos socios.
La tecnología como proyecto nacional: la autosuficiencia tecnológica como máxima prioridad
El esplendor económico de las metrópolis de Moscú y San Petersburgo puede contrastar marcadamente con la vida cotidiana en gran parte del país. Mientras que las innovaciones digitales, las empresas emergentes y las tecnologías futuristas prosperan en los centros urbanos, la "Rusia profunda" se enfrenta a retos de infraestructura y al éxodo de jóvenes profesionales, entre otros problemas.
A pesar de esta desigualdad, el PIB ruso en paridad de poder adquisitivo crece de forma constante. Rusia es ahora la mayor economía de Europa en términos de paridad de poder adquisitivo , un hecho que los medios occidentales suelen pasar por alto. La imagen romántica de una Rusia pobre y atrasada parece ser mucho más atractiva para los medios europeos y estadounidenses.
El presidente ruso, Vladímir Putin, aprovechó el foro para enfatizar el eje central de la política económica rusa: la autosuficiencia tecnológica como medio para asegurar la soberanía nacional. El SPIEF se centró en la construcción de fábricas de semiconductores, el desarrollo de sistemas operativos propietarios, software industrial, turbinas y tecnologías agrícolas. Esto se hizo deliberadamente con miras a la colaboración con países amigos que desean emanciparse de la influencia occidental.
Las importaciones tecnológicas se sustituirán gradualmente por producción nacional para que Rusia dependa menos de la influencia geopolítica. En los diversos paneles sobre emprendimiento regional, agricultura, turismo e infraestructura digital, el país también se presentó como un laboratorio de innovación, no solo en respuesta a las sanciones, sino como una estrategia a largo plazo.
El foro acogió a una diversidad de personalidades. Casi todas las personas ricas, hermosas y poderosas de Rusia estuvieron presentes. También asistieron como invitados algunas figuras de la oposición rusa, como Ksenia Sobchak y Vladislav Davankov, líder del partido Novye Lyudi (Pueblo Nuevo), quien se postuló a la presidencia el año pasado y exigió un alto el fuego en Ucrania.
Esta diversidad demuestra que existe un diálogo con la oposición en Rusia, incluso si la realidad política cotidiana es más restrictiva, principalmente debido a la guerra en Ucrania. Intelectuales europeos como Roger Köppel, de Suiza, y Ulrike Guérot, de Alemania, quienes abogan por una reorientación de Europa, también asistieron al foro para formarse sus propias impresiones sobre Rusia.
El discurso de Putin
Algunos observadores afirmaron que el momento culminante del foro fue el discurso plenario del presidente Vladimir Putin en el tercer día del evento. Este discurso fue sin duda importante, pero el foro ofreció mucho más. Centrarse únicamente en el discurso de Putin parece desestimar a las miles de personas que asistieron. Puede sorprender a muchos en Europa, pero Rusia no siempre gira solo en torno a Putin. En cualquier caso, el discurso de Putin en el SPIEF también reflejó la postura de Rusia entre el orgullo nacional, la ambición tecnológica y el realismo geopolítico.
Putin comenzó con un claro optimismo económico: la economía rusa había demostrado resiliencia, con un crecimiento del 1,5 % en el primer trimestre de 2025 y una inflación que descendió al 9,6 %. El país se estaba diversificando, pasando de una economía basada en materias primas a una basada en el conocimiento, gracias a los avances en la sustitución de importaciones y la tecnología.
El mensaje de Putin fue claro: los temores de recesión eran infundados. «Algunos expertos y especialistas señalan los riesgos de estancamiento o incluso de recesión. Esto no debe permitirse bajo ninguna circunstancia», declaró el presidente ruso.En la parte geopolítica de su discurso, Putin presentó a Rusia como un actor clave en un nuevo sistema mundial multipolar. Habló de una "nueva Guerra Fría" y de la pérdida de legitimidad internacional. Presentó la cooperación con los países BRICS y el Sur Global como un proyecto activo para transformar el orden mundial.
Un pasaje particularmente relevante se refería a Ucrania, donde Putin enfatizó: «Considero a los pueblos ruso y ucraniano como un solo pueblo; en este sentido, toda Ucrania nos pertenece». Amenazó enfáticamente con tomar medidas devastadoras si Kiev utilizaba las llamadas «bombas sucias».
El papel de Rusia en Oriente Medio: ¿mediador o no?
Putin dedicó una parte importante de su discurso a la situación en Oriente Medio. Afirmó que la escalada entre Israel e Irán no solo tenía importancia regional, sino también implicaciones globales. Rusia no era un simple observador, sino un socio activo que ofrecía propuestas y presentaba ideas a ambas partes, sin dejarse imponer como un mediador tradicional. «Creo que es una postura razonable», afirma Dmitry Babich, periodista y experto en relaciones internacionales del periódico ruso Komsomolskaya Pravda.
Putin enfatizó la neutralidad de Rusia, la comunicación diaria con ambos gobiernos y la protección de los trabajadores rusos en la central nuclear de Bushehr en Irán. Putin había informado previamente que Israel había dado garantías de seguridad al respecto. La agencia nuclear rusa, Rosatom, anunció que alrededor de 600 empleados rusos seguían trabajando en la central nuclear de Bushehr.
La situación estaba tranquila, pero bajo estrecha vigilancia. Se retiraron las acusaciones de ataques militares israelíes contra Bushehr. Esta función diplomática subraya la ambición de Rusia de ser reconocida como una fuerza impulsora del orden en Oriente Medio sin dejarse arrastrar a un conflicto abierto.
En enero de 2025, Rusia e Irán firmaron un acuerdo integral de asociación estratégica de 20 años que abarca redes energéticas (Bushehr 2 y 3), corredores de transporte (el eje norte-sur), cooperación armamentística e incluso sistemas de pago conjuntos. Curiosamente, el acuerdo no incluía garantías mutuas de defensa militar.
La situación se agravó drásticamente con el estallido del conflicto militar entre Israel e Irán en junio. Israel llevó a cabo ataques aéreos contra infraestructura iraní, incluyendo emplazamientos cercanos a instalaciones nucleares, mientras que Irán respondió con cientos de misiles y drones. La UE respondió con llamamientos diplomáticos a la distensión, negociaciones en Ginebra y exigencias de moderación.
La actual escalada en Oriente Medio se percibe en Rusia como un arma de doble filo. Por un lado, amenaza la estabilidad en una región donde Moscú tiene intereses estratégicos. Por otro, el papel de Rusia como mediador y actor neutral ofrecería una oportunidad para fortalecer su posición e influencia internacionales.
Putin había advertido previamente sobre las consecuencias de un ataque a la central eléctrica de Bushehr. Un ataque de este tipo podría desencadenar un desastre nuclear comparable al de Chernóbil. La posición diplomática de Rusia en la región, principalmente a través de estrechos contactos con Irán, convierte a Moscú en un actor indispensable en cualquier futuro proceso de desescalada.
La multipolaridad como nuevo orden mundial
Pero el SPIEF se centró principalmente en la economía. El evento de este año marcó el abandono de Rusia como mera víctima de las sanciones occidentales. En cambio, el país se presentó como una fuerza activa para el orden en un sistema multipolar. La expansión de las alianzas con los países BRICS y el Sur Global no es solo palabrería, sino una realidad.
Rusia se ve cada vez más como el centro de una red global de contrapesos al dominio occidental. Su papel como mediador en Oriente Medio, a pesar de su rechazo a la etiqueta clásica de mediador, subraya esta afirmación. Al mismo tiempo, Ucrania sigue siendo un polvorín que determinará el equilibrio estratégico de Rusia en la política internacional. Pero, en general, prevaleció en San Petersburgo un admirable y envidiable ambiente de optimismo y resiliencia durante estos días.
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UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias