UY Press - Agencia uruguaya de noticias

25.06.2025

LA HAYA (ANSA/por Mattia Bernardo Bagnoli) – Para los europeos misión cumplida. El presidente estadounidense, Donald Turmp, vino, vio, ganó. Y la OTAN sobrevivió.

El acuerdo para aumentar los gastos al 5% -en la famosa división de 3,5 + 1,5 por ciento- fue aprobado por los líderes, confirmando así el acuerdo alcanzado en los últimos días al nivel de sherpa.

El texto de la declaración final establece que "los aliados asignarán al menos un 3,5% del PIB anual, antes de 2035, para financiar las necesidades básicas de defensa y cumplir con los objetivos de capacidad de la OTAN".

La mención de los objetivos permite al premier español, Pedro Sánchez, cantar victoria, porque cree que puede cumplir sus obligaciones con el 2,1%, tal como lo calcularon (dice) los militares. Trump eligió no volar la mesa. Pero puso a España en el punto de mira.

"Es terrible, no quiere pagar su cuota, le aplicaremos el doble de aranceles", declaró Trump en una conferencia de prensa. La respuesta de Madrid no se hizo esperar: "Las negociaciones sobre los aranceles se hacen con la Unión Europea".

Para entender algo, hay que centrarse en el estrabismo que caracterizó la cumbre, que sigue siendo de alguna manera verdaderamente histórica.

Por un lado, está el comunicado final: 5 párrafos en comparación con los 44 de Washington y los 90 de Vilna. Aquí la carta canta y los deseos de Estados Unidos encontró su lugar.

Rusia se define como "una amenaza a largo plazo", pero no se hace referencia a la guerra de agresión en Ucrania, precisamente para no perturbar el proceso de paz imaginado por Trump.

Los aliados luego "reafirman su compromiso soberano de brindar apoyo" a Kiev, es decir, cada uno hace lo que le parece, especialmente Estados Unidos, pero, al mismo tiempo, el principio del "camino irreversible" hacia la OTAN desaparece por completo, tal como lo solicitaron los estadounidenses.

"No hay duda de que Moscú tomará nota, porque para ellos los documentos valen más que las palabras", comentó una alta fuente aliada. Y luego están las declaraciones.

El secretario general de la Alianza Atlántica, Mark Rutte, al igual que el primer ministro británico Keir Starmer, aseguró que las promesas hechas a Kiev en el pasado "siguen siendo válidas".

El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky -remarcó- puede estar "seguro de nuestro apoyo, aquí está entre amigos".

Si nos detenemos un momento en el expediente ucraniano, podemos observar varios detalles significativos.

A diferencia de lo que ocurrió en el G7, Zelensky logró reunirse con Trump a solas y se mostró satisfecho: "Fue un intercambio largo y significativo, abordamos todas las cuestiones realmente importantes". Trump lo confirmó: "No podría haber ido mejor, Zelensky quiere ver el fin del conflicto". En la nueva narrativa, a Vladimir Putin se le describe como "mal aconsejado".

El magnate incluso se mostró dispuesto a suministrar nuevas baterías de Patriot a Kiev.

"Vamos a ver qué podemos hacer, son muy difíciles de obtener", dijo en una conferencia de prensa en la que habló sobre Irán, el conflicto entre Congo y Ruanda, su relación con Rutte (hay quienes fruncen el ceño por sus constantes adulaciones, pero no Trump) y Gaza.

Finalmente, Zelensky tuvo una mini cumbre con los países del E5 (Francia, Alemania, Polonia, Reino Unido e Italia, en la práctica, el directorio de los voluntarios), en la que obtuvo la promesa de "nuevas sanciones a Rusia".

En resumen, todo considerado, es lo máximo que se podía obtener. Sobre todo, tanto en el comunicado final como en las afirmaciones de Trump, se reafirma el principio sagrado de uno para todos y todos para uno, es decir, el artículo 5, que está en la base de la OTAN.

"He visto el amor que los líderes sienten por sus países, quieren protegerlos y sin Estados Unidos no sería lo mismo", concedió Trump, al tiempo que se mostró "entusiasta" por los resultados de la cumbre, que finalmente aliviará a su país de "un peso injusto". "Y todo gracias a mí", concluyó.

Sánchez, por su parte, reivindicó su derecho a una vía diferente, que recompense a "España y el bienestar".

"Trataremos directamente con Madrid", interrumpió el presidente estadounidense, claramente interesado en sacar provecho del "éxito monumental" de la cumbre de La Haya.

El arabesco diplomático de la declaración final equipara el 3,5% y el logro de los objetivos de capacidad de la OTAN, y esto aplica a todos.

La Alianza sostiene que se necesitará el 3,5%, mientras que Madrid se distancia con "una decisión soberana", optando por un enfrentamiento con Estados Unidos. Pues bien, ahora empieza el verdadero trabajo. Porque, como recordó Rutte, ahora se necesita "implementar decisiones" y los políticos tendrán que tomar "decisiones difíciles" para encontrar el dinero. A largo plazo, esto supone un billón de dólares adicionales al año.

Imagen: Donald Trump y el presidente de Turquía, Erdogan - ANSA/EPA